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Primero verdugo, ahora víctima

El Obradoiro debe alrededor de 24.000 euros a uno de los jugadores del Júver que le privaron del ascenso a la ACB.

MIGUEL ALBA

Entre los recuerdos de Miki Abarca, aún hay un poso de incredulidad. “Yo tuve bastante relación con Esteban (Pérez) y nunca supe que era argentino. De hecho, él siempre decía que tenía un abuelo que era de Alcantarilla. Nos engañó a todos”, recuerda. Aquella farsa, que dejó tirado al Obradoiro en la fase de ascenso de la temporada 89-90, convirtió a Miki en jugador ACB en su primer año en el Júver.

Sin embargo, su carrera quedó vinculada al conflicto judicial del Obradoiro más que a su estancia en Murcia. Finalizado su contrato por el Júver, Miki fichó por el equipo de Santiago. “Ese año, me casé y mi mujer es de allí. Además, tenía una gran amistad con el presidente de entonces y me sobraban motivos para jugar con el Obradoiro, a pesar de que tenía ofertas de otros clubes, como el León o en Huelva”, explica.Sin embargo, su decisión de volver a Santiago (jugó allí la temporada anterior al escándalo con el Júver) pronto empezó a cargarse de razones equívocas.

Durante la pretemporada, apenas dos semanas después de haber firmado el contrato, el club reunió a la plantilla para pedirle un nuevo esfuerzo: menos dinero para la misma causa, ascender a la ACB. De todas las negociaciones abiertas con posibles patrocinadores, la junta directiva sólo cerró el acuerdo con La Onza de Oro, una empresa conservera cercana a Santiago. “Esta empresa pagó todo, pero el problema es que su aportación fue insuficiente para cubrir las fichas de toda la plantilla y demás gastos del club”, explica Miki.

Después de ese año de sacrificios, con largos desplazamientos en autocar, el descenso del Obradoiro se consumó con la marcha de una gran parte de aquella plantilla en la que Miki Abarca tenía ficha. Sin embargo, aquel grupo volvió a unirse para denunciar de forma conjunta el incumplimiento de contrato por parte del Obradoiro. Aquella deuda inicial, de poco más de 24 millones de pesetas de entonces, se ha reconvertido, diecisiete años después, en 300.000 euros, cantidad que debe abonar el Obradoiro si quiere regresar a la ACB. “Es paradójico – comenta Abarca– que yo le quitara aquel ascenso y ahora esté deseando que regrese a la ACB para poder cobrar la deuda”.

Las cantidades que adeuda el conjunto gallego se reparten en porciones de entre 24.000 a 30.000 euros. “A mí deben poco más de 24.000 euros y espero poder cobrarlos ahora”, asegura Coque Rama, otro de los damnificados por la crisis económica del Obradoiro y que vivió en el conjunto gallego el conflicto de la alineación indebida de Pérez.

Sobre el fallo del Supremo, Abarca considera que la situación actual es más favorable que el fallo positivo hacia el Obradoiro en 2003 y que fue recusado hasta el Supremo. “La sentencia de ahora es firme y, en principio, parece más factible que el equipo pueda jugar en la ACB, aunque todo pasa porque los organismos oficiales se impliquen económicamente”, asegura Abarca.

Diecisiete años después, Miki puede saldar la deuda que contrajo en aquel día de 1990.

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