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Formación laboral Las empresas recortan a la mitad en una década el dinero en formación a sus trabajadores

La pandemia acelera el vertiginoso recorte de las aportaciones al capital humano iniciado con la reforma laboral e intensificado con la recuperación de la anterior crisis, en otro síntoma de la precarización del mercado laboral español que proyecta dudas sobre la viabilidad real de algún cambio en el modelo productivo.

Las empresas recortan la inversión en formar a sus trabajadores a la mitad en una década
Los cursillos de formación son cada vez menos habituales en los centros de trabajo. Claude Star / Pixabay

"El 90% de los contratos que se firman son temporales ¿Qué necesidad tiene el empresario de formar a un trabajador del que va a prescindir en un breve periodo de tiempo?", plantea Vicente Lafuente, profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad de Zaragoza, tras revelar la última Encuesta Anual de Coste Laboral del INE (Instituto Nacional de Estadística) que la inversión de las empresas en formar a sus plantillas se ha reducido a la mitad en solo nueve años.

Esa tendencia, cuyo inicio coincide temporalmente con la entrada en vigor de la reforma laboral y que se vio intensificada con el inicio de la recuperación de la anterior crisis a partir de 2014, se acelerado de una manera vertiginosa con la pandemia y el parón de la actividad del año pasado, una tendencia que proyecta duda sobre la viabilidad real de implementar cambios en el modelo productivo español hacia formatos más industrializados y tecnológicos.

"En el fondo es algo normal, porque no existe ninguna prioridad ni hay ningún tipo de incentivos para que las empresas inviertan en la formación de sus trabajadores", señala el profesor, que anota que, al no existir ninguna obligación normativa para realizar formaciones, "las empresas apenas las hacen y optan por optimizar sus beneficios".

Los datos del INE resultan diáfanos: los 110,95 euros de media por trabajador y año que se invertían en 2011, tras un aumento de más del 6% en los tres primeros años de la anterior crisis, se habían reducido a 55,57 al cierre de 2020.

Un fenómeno precarizador más intenso en los servicios

Ese proceso, que tiene su reflejo en términos porcentuales, con una caída del 0,36% al 0,18% de los costes salariales de las empresas, tiene dos jalones en la aceleración de la caída entre 2014 y 2019, cuando el gasto se redujo un 22,5% coincidiendo con el periodo de recuperación de la anterior crisis, y en el desplome de 2020, cuando el recorte superó el 28% en un solo año.

Esas tendencias descendentes se han dado, aunque con distintas cadencias, en los tres sectores económicos que analiza la encuesta. El recorte de la inversión en formación en los servicios replica la gráfica general con una intensidad ligeramente superior, puesto que la caída alcanzó el 55%, mientras que tanto en la construcción como en la industria los descensos se pospusieron dos años y fueron menos acusados, de casi el 30% y de algo más del 40%, respectivamente.

Los datos por tipos de empresa señalan que los ajustes son más intensos cuanto mayor es el tamaño. Así, las firmas de más de 200 empleados han reducido el gasto en esta parcela casi un 60% en una década para dejarlo en 80,16 euros por trabajador, una cifra superior a los 64,23 y a los 33,08 de las medianas y de las pequeñas, las cuales, por el contrario, acumulan descensos de ‘solo’ el 4% y el 30%.

Por ramos , solo actividades como la industria extractiva y otras vinculadas a las medidas frente a la pandemia como las de gestión del agua  y las actividades técnicas y científicas, además de las recreativas y las culturales, rompen esa tendencia a dedicar menos dinero a la formación de los trabajadores, algo que, de manera cuando menos sorprendente, también siguió dándose el año pasado en otros como la sanidad y la educación.

"La formación es la clave para que la economía mejore"

Las empresas recortan la inversión en formar a sus trabajadores a la mitad en una década
El manejo de herramientas y equipos de trabajo requiere formación sobre estos y acerca de sus riesgos. PxHere

El 2020 fue un año especialmente duro tanto para las empresas como para sus trabajadores por los parones de la actividad y el estrangulamiento del tráfico comercial provocados por la pandemia y por las restricciones decretadas para afrontarla, que en el caso de España provocaron la mayor caída del PIB  desde la guerra civil y, según los datos del Ministerio de Trabajo, la pérdida de 45.000 unidades productivas y de más de 360.000 empleos asalariados sin incluir los cobijados por los ERTE  y en un proceso que tuvo especial dureza en las pymes .

Al mismo tiempo, sin embargo, señala Lafuente, "2020 fue un año idóneo para la formación y para introducir nuevos retos y expectativas en las empresas". Pese a las complicaciones que generaron los confinamientos y los cierres de actividades, añade, "había muchas posibilidades de formación online y también tiempo disponible. Pero no se dedicó a eso, en una responsabilidad compartida por empresarios y trabajadores y en la que también se echó de menos un impulso político".

La reducción de las aportaciones para la formación de los trabajadores no se refiere exclusivamente a la preparación para nuevas tareas o para el manejo de nuevas herramientas, aparatos y programas. Incluye también la prevención de riesgos laborales, que suele ser una de las primeras actividades que desaparecen de la planificación en etapas de crisis, algo que también parece haber ocurrido en esta pese a la extensión de nuevos modelos laborales como el teletrabajo y al obvio aumento de los riesgos psicosociales con la pandemia.

"La formación profesional es la pieza clave para que la economía prospere con trabajadores cualificados, que además son más resilientes a las crisis y aportan más valor añadido a las empresas y al país", explica Lafuente, que considera que "no avanzaremos mientras la mano de obra cualificada no se considere un factor productivo fundamental".

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