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El FMI alerta de que el combate contra el blanqueo de capitales exige más vigilancia a los bancos

Los organismos de supervisión deben abrir su foco de control para evitar que el lavado de dinero siga utilizando cuentas y transferencias a través de las cuales el crimen organizado blanquea sus botines de origen delictivo.

El logotipo del FMI se ve afuera del edificio de la sede en Washington
El logotipo del FMI se ve a las afueras del edificio de la sede en Washington. Yuri Gripas / REUTERS

"El blanqueo de capitales agudiza los niveles de riesgo del sistema financiero internacional y la estabilidad de su arquitectura de pagos". Así de contundente se manifiesta el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un reciente mensaje a navegantes.

Aunque con acuse de recibo expreso a las autoridades monetarias, que ostentan la función de supervisión, regulación y sanción sobre los bancos en sus jurisdicciones territoriales, y a las propias entidades financieras, a las que recuerda que son sujetos obligados a denunciar cualquier indicio de lavado de dinero que surja entre sus operaciones corporativas.

"Ninguna institución financiera ni país es inmune" a unos escándalos, los vinculados al blanqueo de capitales, que "protegen el patrimonio de organizaciones criminales que trafican con drogas, evaden impuestos, practican casos de corrupción o acometen robos monetarios".

Además, "pueden causar el colapso de bancos o distorsiones en los mercados" y, con ello, "atentar contra la integridad" de los centros bursátiles y, en ocasiones, de los contribuyentes, a los que se les pasa la factura de hipotéticos rescates o por restricciones en el acceso al crédito.

No es que el FMI haya detectado una alerta temprana de un posible caos financiero, a pesar de la crisis de bancos mediados desatada la pasada primavera por el Silicon Valley Bank y Signature Bank americanos, originada por problemas de solvencia e inversiones de alto, que se logró contener a lo largo del verano.

O que reconozca que en tiempos con especial volatilidad como el actual, con fulgurantes revalorizaciones bursátiles de empresas o sectores (como los vinculados a la energía, a la alta tecnología o a los semiconductores) y con una guerra en suelo europeo, las operaciones de blanqueo se suceden y propagan con mayor facilidad.

Estas dos advertencias ya fueron desgranadas e incluidas en la lista de riesgos por el FMI en su cita primaveral, dentro de su informe sobre estabilidad financiera.

Pero en este tipo de episodios de intensa volatilidad bursátil y frágil equilibrio geopolítico, "los bancos deben actuar como guardianes del sistema financiero" y prestar una batalla incansable contra las transacciones sospechosas, enfatiza ahora el Fondo.

Para lo que, añade, "deben requerir la ayuda de las autoridades de blanqueo" (como el Sepblac español) aunque también y, sobre todo, del banco central, que ejercen tareas de fiscalización de sus negocios e industrias, a los que les insta a adoptar "un enfoque más internacional", de cooperación con otras instancias monetarias y de vigilancia de estos actos delictivos, para que "sus esfuerzos sean efectivos".

Como el que acaba de impulsar la cúpula del FMI con ocho naciones bálticas y nórdicas europeas (Dinamarca, Estonia, Finlandia, Islandia, Letonia, Lituania, Noruega y Suecia): el primer proyecto de asistencia técnica mutua para erradicar esta lacra delictiva y establecer protocolos conjuntos de actuación inmediata.

En opinión del fondo, estas iniciativas de cooperación internacional son esenciales para evitar que los bancos tomen mayor conciencia, con requerimientos específicos compartidos y, con ello, eludan situaciones en los que sus valores "puedan sufrir descensos más que significativos" o causarles "amenazas de quiebra" o incrementos de sus ratios CDS (o Credit Default Swaps que calibran el valor de las coberturas de riesgos).

Instaurar este tipo de mecanismos preventivos y de cooperación "mitigan la tentación" antes de que un escándalo de lavado de dinero "pueda entrar por la puerta" de cualquier entidad, afirma el FMI en alusión a la moraleja de no pocos cuentos infantiles, y eleva la prioridad de vigilancia y de regulación eficiente "a los máximos niveles" por involucrar a varias instituciones monetarias.

Un pastel horneado con el 5% del PIB mundial

El FMI hace suyas las valoraciones de la Oficina de Naciones Unidas sobre Criminalidad y Drogas, encargada de cifrar el montante dinerario que mueve el blanqueo de capitales, entendido como "la conversión o transferencia de propiedades" con origen en "actividades ilícitas [...] para evadir cualquier responsabilidad legal" de una persona física o jurídica por operaciones delictivas como reza la Convención de Viena de 1988.

A través de tres pasos esenciales: movimiento de fondos desde asociaciones vinculadas al crimen, desaparición de rastros y pruebas por el ingreso de los recursos a través del circuito financiero e integración de estos patrimonios en la legitimidad del sistema cambiario.

Sus estimaciones hablan de un tráfico de riqueza anual con origen delictivo de entre el 2% y el 5% del PIB global. En términos cuantitativos, entre 800.000 millones y 2 billones de dólares, una cantidad similar, aunque algo menor, que el PIB de Italia.

Una horquilla amplia que la institución de la ONU justifica en la "naturaleza clandestina del dinero" y las dificultades de cuantificación y de seguimiento de las huellas monetarias dentro del circuito financiero, donde usan múltiples mecanismos de ingeniería contable y ocultación de identidades. Aunque sus expertos no dudan en que es el procedimiento habitual con el que se financian movimientos terroristas y cárteles de narcotráfico.

El Consejo de Estabilidad Financiera (CEF), entidad adscrita al G20 y que preside el gobernador del Banco de Países Bajos, Klaas Knot, acaba de incidir en la misma contraofensiva del FMI antes de la cita del grupo que acoge a las principales potencias industrializadas y emergentes en Nueva Delhi.

Knot habló de la conveniencia de que situar en una longitud de onda similar "la vigilancia de los activos" para perseguir actuaciones delictivas, por un lado, y para proteger su calidad de escenarios como los actuales, donde las subidas de tipos de interés han restringido el crédito y elevado las posibilidades de quiebras e impagos empresariales.

Mientras, desde el BIS, el Banco Internacional de Pagos (BIS), con sede en Basilea (de donde emanan las regulaciones que deben asumir las entidades financieras y acoge en su seno al G10, el foro de los bancos centrales más importantes de la órbita industrializada), van más allá y admiten que están sopesando incorporar mecanismos de detección de blanqueo de capitales mediante avances en Inteligencia Artificial y prototipos de Data Analytics.

Knot también trasladó una idea similar por parte del CEF. En este caso, para controlar la amenaza de los criptoactivos y los peligros que pueden ocasionar sobre la "soberanía monetaria, los flujos de capital o las políticas fiscales". La digitalización, a su juicio, "debe mejorar la eficacia" sobre la seguridad de las transacciones internacionales, para lo que resulta necesario perfeccionar los modelos de pagos y ahondar en sus y sancionar prácticas dañinas o fraudulentas, en alusión a la lacra que ocasiona el lavado de capitales.

También desde Tax Justice, el think-tank más activo en la reconstrucción de un sistema tributario global transparente y ecuánime y enemigo declarado de los paraísos fiscales (centros off-shore y mercados conniventes con el blanqueo de dinero) creen que este tipo de iniciativas del FMI se enmarca dentro de un contexto único de "oportunidad de influencia decidida en la lucha contra los flujos financieros ilícitos".

La banca, agente necesario para el blanqueo

Más en concreto, este centro de investigación y análisis valora el proyecto piloto del FMI con los países nórdicos y escandinavos europeos, y ensalza un reciente informe del fondo en el que destaca la conveniencia de que se vinculen a esta estrategia "medidas precisas de elusión impositiva".

A su vez, invita a esta institución multilateral y al G20, el gobierno económico mundial, a que ejerzan su poder y capacidad de influencia para suplantar esta exigencia por su habitual recomendación de austeridad fiscal y de recomposición de los bajos niveles de tributación en las jurisdicciones a las que se considera paraísos tributarios.

En línea con la hoja de ruta plasmada por la OCDE y su Fuerza de Acción Financiera para requerir información permanente a los bancos sobre los fondos que gestiona y focalizando las labores de vigilancia en los grandes centros financieros, entre los que menciona a EEUU, Suiza, Reino Unido y Luxemburgo. Además de los países incluidos en el Índice de Secreto Bancario del FMI.

Con los puntos de mira situados sobre dos aspectos: una cooperación internacional más sofisticada e intensa entre autoridades fiscales y de blanqueo de capitales, mediante el uso de instrumentos de "inteligencia financiera" y reclamando el final del secreto bancario, en el que los delincuentes del blanqueo y de la fiscalidad se amparan para tejer sus complejas estructuras propietarias.

De igual modo y, como alerta el propio, FMI, ningún país queda al margen de estas actuaciones. En EEUU se lavaron aproximadamente 300.000 millones de dólares de dinero negro y, en 2020, sus organismos de supervisión y tribunales impusieron 10.400 millones de dólares en multas por violaciones relacionadas con la normativa anti-blanqueo. Capital One fue la entidad financiera estadounidense que recibió una sanción más elevada, de 390 millones, por revelación de datos falsos o incompletos sobre transacciones.

Sarah Pritchard, responsable de la división de Mercados del regulador de la city londinense, dice sin tapujos que el blanqueo "debería ser una de las mayores preocupaciones de bancos y firmas corporativas" y que, como tal, "tendría que tratarse como un asunto de escala global".

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