Este artículo se publicó hace 4 años.
El nuevo plan estratégico de Unicaja prevé el cierre de 100 oficinas hasta 2022
El banco se fija un objetivo de crecimiento anual del beneficio neto del 10% durante los próximos tres años, y distribuir entre los accionistas por encima del 50%.
Madrid-
Unicaja Banco cerrará 100 oficinas hasta 2022 al tiempo que incrementará el número de sucursales de mayor tamaño, según ha detallado este jueves el consejero delegado de la entidad, Ángel Rodríguez de Gracia, durante la presentación de resultados anuales.
No se trata de una cifra cerrada, sino de una estimación, y el banco analizará a lo largo del plan cuáles son las oficinas que no tienen una rentabilidad "adecuada", el factor determinante a la hora de mantener o no una sucursal.
El nuevo plan estratégico de Unicaja Banco, para el período 2020-2022, contempla un incremento de la rentabilidad media por oficina de entre el 20% y el 25%, así como un aumento de la productividad media por sucursal del 40-45%.
En 2019, la red de oficinas de Unicaja se redujo en un 9,3%, hasta un total de 1.046 sucursales. El plan prevé contar con más oficinas de mayor tamaño en Madrid y sus zonas de origen, desde las 350 actuales hasta unas 400, y reforzar el modelo de agentes financieros en las zonas rurales, con la contratación de 130 agentes más, hasta 300 personas.
En cuanto al posible impacto en la plantilla, el director financiero de Unicaja Banco, Pablo González, ha explicado que se trata de un tema que se irá analizando durante la ejecución del plan, sin que haya nada decidido por el momento, e incluso ha señalado que una reducción de oficinas no implica necesariamente un recorte de la plantilla, que actualmente está integrada por 6.719 trabajadores (-2,9% respecto al año anterior).
Asimismo, ha recordado que la política del banco es no llevar a cabo Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), sino que opta por alcanzar con los empleados que lo deseen acuerdos para salidas anticipadas o prejubilaciones.
El nuevo plan estratégico de Unicaja Banco se ha fijado un objetivo de crecimiento anual del beneficio neto del 10% durante los próximos tres años, y el del pay-out (retribución al accionista) por encima del 50%.
La meta fijada en la hoja de ruta trazada para el periodo 2020-2022 implicará disparar el resultado al final del trienio por encima de los 230-240 millones, y entregar vía dividendo al menos 125 millones, pero para ello revolucionará su estructura.
El primer ejecutivo indicó que ha tocado el momento, ya que los años en los que el grupo estuvo enfrascado en la integración de CEISS (antigua Caja España-Duero) consumió la partida de inversiones. Aún hoy tiene pendiente formalizar el 60% del último ajuste acordado en la plantilla con los sindicatos dentro de ese proceso de eliminar duplicidades y adaptar la estructura a un contexto de difícil generación de rentabilidades con los tipos hundidos.
Su propósito es contar con una rentabilidad sobre recursos propios del 6% al finalizar el trienio y que no caiga por debajo del 5% ningún año frente al 4,4% actual. Ahora bien, este ratio podría ser inferior porque lo ha calculado tomando de referencia un capital de máxima calidad CET1 fully loaded del 12% y su tasa actual es del 14%. También planea bajar la morosidad desde el 4,7% al 2,5%, y situar por debajo de los 600 millones de euros la exposición dañada –créditos dudosos e inmuebles adjudicados- frente a los más de 1.000 millones actuales.
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