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Unicaja-Liberbank La ruptura de Unicaja y Liberbank agita el avispero de las fusiones

Las claves de una operación frustrada y de los nuevos escenarios que ahora se abren.

Los logos de Unicaja y Liberbank, en sendas sucursales. E.P.

VICENTE CLAVERO

El sector financiero español está cada vez en menos manos. El proceso de concentración bancaria ha reducido sustancialmente el número de entidades entre las que los consumidores pueden elegir. No sólo han desaparecido las antiguas cajas de ahorro como tales, sino también algunos bancos emblemáticos (Banesto, Popular).

La última fusión promovida por las autoridades, del malagueño Unicaja Banco con el asturiano Liberbank, sin embargo, se ha desbaratado, desatando una espiral de especulaciones sobre qué operaciones alternativas se pueden plantear ahora.

¿Por qué se ha frustrado la fusión?

Unicaja Banco y Liberbank han sido incapaces de llegar a un acuerdo sobre la ecuación de canje; es decir, sobre el porcentaje que cada uno tendría en la sociedad resultante de la fusión. Unicaja Banco no estaba dispuesto a quedarse con menos de un 60%, en razón de su tamaño y solvencia. A Liberbank el 40% le sabía a poco e intentó hacer valer hasta el último momento, entre otras cosas, la envergadura de los ajustes que ya ha realizado y su mayor dinamismo comercial.

Pero las negociaciones estaban muy avanzadas…

Tanto que ya se habían decidido aspectos habitualmente tan espinosos como dónde estaría la sede de la entidad fusionada (Málaga) y quiénes se situarían al frente de ella: Manuel Azuaga (Unicaja) como presidente y Manuel Menéndez (Liberbank) como consejero delegado. El problema es que algunos de sus principales accionistas habían puesto líneas rojas infranqueables sobre la ecuación de canje y eso ha hecho imposible culminar con éxito las negociaciones.

¿Quiénes son esos accionistas?

La Fundación Unicaja, que controla el 49,7% de Unicaja Banco, y el fondo internacional de capital riesgo Oceanwood, que tiene un 16,7% de Liberbank. Ambos veían con recelo la dilución de sus actuales paquetes accionariales cuando se consumara la fusión. Sobre todo, teniendo en cuenta que los reguladores eran partidarios de que captaran mil millones adicionales en el mercado para reforzar el capital, lo que les abocaba a poner dinero o diluir aún más su participación.

¿Y el Banco de España no ha hecho nada?

El Banco de España, en línea con el Banco Central Europeo (BCE), está por la labor de haya menos bancos y más grandes, para hacer frente a los elevados costes de la transformación digital y a las consecuencias de una política monetaria de bajos tipos de interés, que estrecha los márgenes de intermediación y frena el crecimiento de los beneficios. De ahí que la fusión de Unicaja Banco y Liberbank encajara como un guante en sus planes. Pero todos los intentos para engrasar las negociaciones, a lo que se ve, han sido infructuosos.

¿Cuál habría sido el resultado?

La suma de Unicaja Banco y Liberbank habría dado lugar a la sexta entidad financiera del país, sólo por detrás de Santander, BBVA, Caixabank, Bankia y Sabadell y justo por delante de Bankinter. Sus activos rondarían los 100.000 millones de euros, contaría con casi 1.900 sucursales y tendría una plantilla de más de 10.000 trabajadores. Sus redes, además, son complementaria, pues Unicaja Banco dispone de una mayor implantación en Andalucía, Extremadura y Castilla y León, y Liberbank, en Asturias, Cantabria y Castilla La Mancha.

¿Quiere decir eso que no hubiera habido ajustes?

No, en absoluto. Aunque el solapamiento geográfico fuera mínimo, los expertos del sector auguraban un recorte del orden de 2.500 empleos y el cierre de unas 40 oficinas. Eso se añadiría, lógicamente, a los ajustes ya realizados. Liberbank, por ejemplo, anunció en 2017 un ERE sobre 525 trabajadores, que el Tribunal Supremo ha avalado recientemente. Y Unicaja Banco puso en marcha el año pasado un plan para deshacerse de más de 700.

¿Y ahora qué?

Pues ahora es momento de especulaciones sobre posibles emparejamientos alternativos. El más recurrente es el de Liberbank con Abanca, la entidad procedente de las antiguas cajas gallegas, controlada desde 2013 por el empresario venezolano Juan Carlos Escotet, que atesora un 87% de su capital. Éste aspira a aumentar su presencia en el noroeste de la península y a estar en Bolsa, cosas ambas que Liberbank puede aportarle de una tacada. Abanca ya intentó hacerle una oferta pública de adquisición (OPA) en febrero, pero no encontró apoyos suficientes para seguir adelante.

¿Unicaja Banco también tiene otros pretendientes?

Uno de los más citados es la aragonesa Ibercaja. Su principal accionista es la Fundación Ibercaja, con un 87% que está obligada a reducir a menos de la mitad. Para ello tiene dos opciones: sacar un paquete significativo al mercado o proceder a un canje con otra entidad. En la salida a Bolsa lleva algún tiempo trabajando, pero los inversores tanteados no parecen muy dispuestos a pagar el precio que se les pide. La fusión con Unicaja sería la alternativa.

¿Los gigantes del sector no entran en liza?

Bankia lleva meses en boca de todos. Se habla de una posible fusión con Caixabank, a la que en su día se opuso Rodrigo Rato, con el apoyo de Esperanza Aguirre, presidenta entonces de la Comunidad de Madrid, que no quería ni oír hablar de que Bankia pasase a manos catalanas. Pero su pareja más mencionada es el BBVA, en el que Bankia tendría un “encaje perfecto”, según su presidente, José Ignacio Goirigolzarri. En esa hipotética operación tendría mucho que decir el Estado, no ya por su envergadura, sino porque es el propietario del 66% de Bankia a través del FROB y tiene pendiente de recuperar la mayor parte de las ayudas que le concedió para evitar su quiebra.

¿Qué pasa en el resto de Europa?

En Alemania, Deutsche Bank y Commerzbank anunciaron su fusión hace dos meses sin despertar demasiado entusiasmo. El resultado sería un coloso de 1,8 billones de euros en activos (más de vez y media el PIB español), pero con unos beneficios agregados muy modestos para tanto volumen: 1.132 millones, con datos de 2018. En Italia, tampoco convence el matrimonio entre Ubi Banca y Mote dei Paschi di Siena, que desde algunos ámbitos se ha barajado. En Francia, los principales bancos (BNP Paribas, Credit Agricole y Société Générale) han sido muy castigados en Bolsa, pese a sumar sustanciosas ganancias para los tiempos que corren, y nadie se atreve a mover ficha. Y en Reino Unido, cómo no, todo está pendiente del Brexit.

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