El 'Manhattan' de Cullera, la macrourbanización que preocupaba a Mazón el día de la DANA y que pende de un hilo
El megaproyecto urbanístico de la localidad turística valenciana (33 torres de 25 alturas y dos hoteles de 40 pisos en primera línea de mar, con un puerto deportivo y otro pesquero) se enfrenta a un futuro incierto.

València--Actualizado a
Diez meses después de la DANA, se sabe aún muy poco de qué hacía Carlos Mazón durante las horas clave en que estuvo desaparecido, después de que transcendiera su famosa comida en el restaurante El Ventorro de València con la periodista Maribel Vilaplana —uno delos rostros más conocidos de la antigua Canal 9— para ofrecerle la dirección de À Punt.
Uno de los pocos detalles que han trascendido es que esa tarde Mazón llamó a Jordi Mayor, alcalde de Cullera (Ribera Baixa), tal como reveló el político socialista en Salvados. Según explicó, Mazón no estaba preocupado por la evolución de la riada en la ciudad donde desemboca el Xúquer, sino que el nombre de Mayor había surgido en una conversación y llamaba para ver cómo iban las cosas: "No percibí que fuera una llamada de un estado de emergencia. Yo no sé en qué estado estaba, pero de emergencia no era".
Si no era el estado del Xúquer, ¿qué le preocupaba a Mazón de Cullera aquel día? Lógicamente, no se puede saber a ciencia cierta, pero, por poco que se siga la política valenciana, a todo el mundo le vino a la mente la misma idea: el "Manhattan" de Cullera.
Ese mismo día 29 de octubre, mientras la DANA ya había comenzado a hacer estragos en Requena y Utiel, así como en la comarca de la Ribera, PP y Vox pactaban la construcción de hoteles a 200 metros de la costa y eliminaban así la restricción de 500 metros vigente con los anteriores gobiernos progresistas.
35 torres y dos hoteles en primera línea de costa
Como si fuera Hollywood, la montaña de Cullera da la bienvenida al visitante con las letras de su nombre pintadas en su ladera. No es extraño, por lo tanto, que Manhattan sea el nombre popular con que se conoce el proyecto de urbanización de la partida de la Bega, una zona cercana a la mar junto a la desembocadura del Xúquer. Y menos extraño aún parece cuando se conoce que el proyecto prevé 33 torres de 25 alturas y dos hoteles de 40 pisos en primera línea de costa, así como un puerto deportivo y otro pesquero.
En total, serían unas 5.000 viviendas, de las cuales unas 1.000, el 20%, tendrían que ser VPO, tal como obliga la ley. Actualmente, la promoción urbanística del proyecto es de gestión directa por parte del Ayuntamiento, ya que fue obligado por una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV). La inversión que supone ronda los 90 millones de euros, lo que representa unos dos presupuestos anuales completos de la corporación.
El proyecto nace en la primera mitad de la década de 2000, en plena burbuja inmobiliaria y con una alcaldía del PP en Cullera. Se aprueba, sin embargo, en 2010, con los 15 votos del PP, la abstención de los 5 concejales del PSOE y la oposición del concejal de Alternativa Progresista de Cullera, el partido que fundó el juez Ximo Bosch y que se integraría en Compromís en los comicios siguientes. En aquel momento la burbuja ya había estallado y hacía inviable el proyecto.
En 2011, el PP renueva la mayoría absoluta, pero, en 2015, hay un cambio en la alcaldía, que ahora es ocupada por Jordi Mayor, quien renueva en 2019 y 2023 con dos mayorías absolutas holgadas (14 concejales de 21). El proyecto continuó su periplo, pero redefinido según "criterios de sostenibilidad". Después del cambio en la legislación autonómica, el Ayuntamiento de Cullera aprobó en febrero de 2025 el PAI Bega–Port (el Manhattan) con los votos a favor de PSOE, PP y Vox y el voto de Compromís en contra, y se elevó a la Conselleria.
¿Un proyecto caducado?
La respuesta preceptiva por parte de la Dirección General de Medio Ambiente ha llegado esta semana y da dos meses al Ayuntamiento para que entregue la documentación que justifique el proyecto. En caso contrario, se declarará como no urbanizable. La razón es que el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral (PATIVEL), actualmente en vigor, marcaba el 12 de mayo de 2023 como fecha límite para poner en marcha el proyecto urbanístico.
Es decir, el PAI Bega-Port habría caducado y, por tanto, el Ayuntamiento podría desistir del proyecto sin riesgo de penalizaciones y declarar como no urbanizables los terrenos afectados. Esta es la interpretación de Adrià Gomar, fundador del colectivo ecologista local Verdolaga y concejal de Compromís hasta hace unos meses, cuando dio paso a su compañera Estefania Català.
Compromís ha intentado varias veces, con iniciativas en el Pleno, que el Ayuntamiento solicite a la Secretaría Municipal que certifique legalmente si el PAI está vigente o no, pero el equipo de gobierno municipal del PSOE lo ha rechazado.
El Ayuntamiento, por lo tanto, tiene ahora dos meses para justificar que el proyecto urbanístico no está caducado. Cullera es el núcleo turístico más importante del área metropolitana de València, pero su población residente (otra cosa es la flotante de cada verano) se mantiene estable: según el último censo, de 2024, Cullera tiene 24.181 vecinos, cuando en 1981 ya contaba con 20.342. Las 5.000 viviendas del macroproyecto supondrían un aumento de población muy significativo, que no es previsible.
"Un negocio que parece que no es ningún negocio"
Adrià Gomar lo tiene claro: "No hay demanda para un macroproyecto como el Manhattan, que es producto típico de la burbuja inmobiliaria, pero que ya lleva quince años sin que aparezca un inversor para hacerse cargo". Los propietarios de las parcelas tienen que comunicar al Ayuntamiento si van a abonar los costes de urbanización en efectivo o con terrenos, pero, según Gomar, todos quieren pagar con tierras, lo que interpreta como otro síntoma de la inviabilidad del proyecto.
"Es un negocio que parece que realmente no es ningún negocio", explica Gomar, quien también plantea que la DANA de octubre obliga a replantear muchos aspectos del proyecto. El activista ecologista señala que, aunque el Xúquer no se desbordó en Cullera durante las riadas de octubre pasado, podría haberlo hecho, si hubiera llovido y se hubiera juntado con el agua que venía desde el curso superior (y que rompió en la Mota, entre Polinyà y Riola, localidades que sí que se inundaron). Según el exconcejal de Compromís, se trata de un escenario catastrófico que no se puede descartar, menos aún en tiempos de emergencia climática.
Por ejemplo, el Manhattan de Cullera prevé garajes subterráneos, y una parte del proyecto se ubica en una franja de inundabilidad. Gomar también plantea que la DANA del pasado octubre dejó obsoletas las previsiones de inundabilidad. Por ello, propone que se deje caer el PAI y que se repiense toda la zona: "Hay que empezar de cero y plantear un proceso participativo que piense en las necesidades del pueblo y no en un modelo de desarrollo urbanístico depredador", sostiene.
Compromís presenta alegaciones y el PSOE guarda silencio
El grupo municipal de Compromís en Cullera ha presentado alegaciones al proyecto del Manhattan. Los ecovalencianistas consideran que, por un lado, una parte del PAI Bega-Port está situado en suelo no urbanizable de protección litoral y, por otro, se trata de un "intento de resucitar un modelo urbanístico agotado". Además, dan por caducado el proyecto. Compromís no descarta otras acciones para detener el desarrollo urbanístico del Manhattan, en caso de que sus alegaciones no sean aceptadas.
Por su parte, Público ha intentado obtener la versión de la Alcaldía y de la agrupación socialista de Cullera pero al cierre de esta información no había obtenido respuesta.

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