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Presidenta de Reporteros Sin Fronteras Aurora Mínguez: "El periodismo español adolece de solidaridad contra la extrema derecha"

Aurora Mínguez, periodista de RTVE y presidenta de Reporteros Sin Fronteras, en la Casa de América de Madrid el 3 de noviembre de 2021.
Aurora Mínguez, periodista de RTVE y presidenta de Reporteros Sin Fronteras, en la Casa de América de Madrid el 3 de noviembre de 2021. Jairo Vargas

Aurora Mínguez se siente una privilegiada. Comenzó su carrera como enviada especial en Europa del Este en pleno derrumbe del telón de acero y desde entonces fue corresponsal en Alemania y Francia para RTVE. Cubrió el inicio de la guerra de los Balcanes, la formación de la Unión Europea y dirigió la sección internacional de RNE. También ha vivido y contado los años más duros de la austeridad impuesta por Angela Merkel, la caída de Hollande en Francia y el surgir de Emmanuel Macron tras los atentados yihadistas. Premio Salvador de Madariaga y Amigos de Polonia en 2004, desde hace pocas semanas ocupa la nueva presidenta de Reporteros Sin Fronteras, desde donde se marca como objetivos la lucha contra la desinformación y contra el acoso a periodistas, sobre todo, a mujeres.

Después de tantos años como corresponsal, ¿cómo se ha encontrado el panorama mediático español?

Me ha llamado la atención la precariedad. Eso hace muy difícil tener una prensa de calidad. Grandes medios europeos pueden destinar a decenas de periodistas durante un mes para investigar solo un tema, y eso es impensable aquí. En España ya casi no quedan revistas y los periódicos no se leen. No los leen, sobre todo, las nuevas generaciones. Se informan por redes sociales sobre todo y, a través de Facebook no sé qué visión puedes tener de la realidad. 

También le sorprende el peso de los tertulianos, ¿qué opina sobre esto?

En otros países no existe la figura del tertuliano con el poder tan enorme que tiene aquí. En Alemania hay personas que hablan de temas en televisión y radio, pero solo sobre el tema que conocen, en lo que son especialistas. Aquí hablan con una gran alegría de todo, de asuntos enormemente complicados. Yo no sé de todo, no podría ser tertuliana. Los "todólogos" hacen daño a la profesión, la desacreditan. Deberíamos repensar este modelo. La opinión deber ser para los expertos.

¿Es la precariedad la responsable de que solo haya tertulianos o de que los jóvenes no lean la prensa?

El despegue de los jóvenes de la prensa tiene más que ver con una alimentación informativa rápida y creo que también con la educación que se recibe en las escuelas o universidades. Nadie les enseña a leer y a valorar la prensa. Sería algo en lo que podríamos ayudar desde RSF, a que los niños hagan un periódico en sus colegios, o que vayan periodistas a sus clases a explicarles las noticias. Hay que hacer pedagogía. Me preocupa que muchos estudiantes de periodismo reconozcan que no leen periódicos.

¿Cree que en España hay una prensa lo suficientemente libre?

Lo somos mucho más que en otros países, pero la prensa española sería mucho más libre si no tuviera deudas económicas. Y sobre todo si las empresas consideraran que la prensa es un bien público al servicio de los ciudadanos, no exclusivamente un negocio. Quienes compran acciones de un medio deberían entender que no son fábricas, sino que serán empresas forzosamente deficitarias, que no van a ganar dinero pero que tienen un papel importante. Invertir en prensa debería ser un acto de responsabilidad social. Público es un caso claro, un medio joven que se está haciendo un espacio en el panorama nacional.

Como profesional de RTVE, ¿cree que hubo presiones del Gobierno para que la televisión pública y también la agencia estatal EFE no viajaran a los campamentos saharauis?

Hablo como presidenta de RSF. Ese viaje había sido aprobado y pagado por RTVE. Se han hecho siempre, ir a Tinduf [Argelia] no es como ir a Mallorca. Las explicaciones del presidente de RTVE negaban presiones externas y lo justificaban en que era un viaje de parte. Por esa misma razón no deberíamos ir en autobuses con partidos políticos en campañas electorales, o con el presidente del Gobierno a visitas oficiales. Tampoco con el Papa en el avión. Los periodistas no hemos nacido ayer, sabemos lo que hacemos. Si alguien pretende actuar sobre la independencia y profesionalidad de los compañeros de RTVE, que sepa que habrá reacción de sus comités de informativos y de RSF si creemos que hay injerencias.

Afirma que le preocupa el acoso a mujeres periodistas.

Es uno de los puntos de trabajo fundamentales que me marco. Estamos viendo cómo cuando hay mujeres fuertes, valientes y que se atreven a decir cosas incómodas son objeto de insultos y ataques desproporcionados que no sé si existen en el caso de los hombres. Está muy vivo un machismo estructural en la sociedad que hace que una mujer que dé sensación de fortaleza, que se reafirma, sea considerada un peligro o una amenaza para alguien. Ha llegado el momento de pensar que las mujeres periodistas quizás tengamos que formar un lobby fuerte.

La otra pata sobre la que quiere actuar es la desinformación, ¿cómo?

Los periodistas somos muy conscientes de la cantidad de datos falsos que circulan, pero la población creo que no lo sabe. Hay un descreimiento social en la prensa y, al mismo tiempo, ciudadanos que buscan medios u opiniones que les ratifiquen sus propios estereotipos. Los periodistas tenemos que defender nuestra profesión, pedir a la gente que crea en nosotros y no en lo que les están vendiendo. Hay gran variedad de medios serios, el que no tenga una información contrastada es porque no quiere.

Aquí habla de los jóvenes, pero ¿no le preocupa el mismo comportamiento en generaciones mayores que han llegado sin apenas aprendizaje a las nuevas tecnologías? Pienso en los bulos de WhatsApp o en los vídeos de YouTube.

Sí, por eso tenemos que ser pedagogos. Necesitamos un proyecto educativo a todos los niveles, desde niños a adolescentes, a universitarios y a todas las personas que se sientan ciudadanos. La asignatura de civismo también debería estar presente. Un ciudadano que quiere ser libre debe ser capaz de auto concienciarse de que para ello tiene que estar bien formado y educado. Formar tu opinión solo a través de Facebook, Instagram o Tik-Tok es cortarte las alas.

La desinformación como estrategia política está siendo una constante de la extrema derecha, que además está vetando a determinados periodistas. ¿La prensa está atajando esto correctamente?

El periodismo español adolece de solidaridad. Si a un periodista no le permiten acceder a la sede de un partido, todos los periodistas deberían decir que o todos o ninguno. Y los directores de los medios deberían plantearse el nivel de aceptación de las reglas del juego que se imponen. Hace falta un gran debate sobre el grado de tolerancia respecto a la extrema derecha. Soy partidaria de un cordón sanitario. La ultraderecha ha conseguido un número de escaños y muchas personas se sienten próximas a estas ideas, pero eso también ha pasado en Alemania y sí se dio el debate sobre cómo tratar a estos elementos de origen dudoso y cuyo fin es aprovechar las condiciones democráticas para acabar con la democracia. Allí sí ha funcionado.

¿Echa de menos más contundencia de las federaciones y asociaciones de periodistas ante este tipo de prácticas?

Lo mejor sería preguntarle a la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y a la Federación de Periodistas de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). Les invitaría a que hiciéramos este debate. Quizás su objetivo prioritario es preocuparse por las condiciones de los profesionales, pero sería sano tener un debate interno para que todos nos sintamos cómodos. Hay líneas rojas que no podemos ignorar.

¿Cree que las formas de trabajar que ha impuesto la pandemia han dejado vicios en la prensa que hay que corregir?

Todo el mundo estaba muy frustrado con esas ruedas de prensa virtuales en las que no se podía repreguntar. Quizás hemos entrado en una especie de pacto lesivo para los periodistas. Vemos comparecencias de prensa donde se pactan tres o cuatro preguntas. Debemos tener el derecho a repreguntar si no consideramos suficiente una respuesta. Nuestro trabajo debe resultar incómodo. También a los políticos actuales les falta ese arte de enfrentarse a periodistas que los ponen ante sus propias contradicciones.

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