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La aspirante a heredera juega en casa

Botella se pasea por Salamanca, distrito donde el 72% votó al PP

ELENA HERRERA

La cita era a las 12.30 de la mañana en la calle Goya, en el distrito de Salamanca. Una decena de militantes ya llevaban un rato repartiendo propaganda del PP. Un poco antes de la hora prevista apareció la persona a la que todos esperaban: Ana Botella. La número dos en la lista de los conservadores a la Alcaldía y la mujer a la que el PSM y no pocos en su propio partido apuntan como la candidata encubierta de Alberto Ruiz-Gallardón. Y es que si el PP ganase en Madrid y Rajoy llegase a la Moncloa, es probable que este le ofreciera un puesto al actual alcalde y la mujer de Aznar quedase de heredera en el Palacio de Cibeles.

El reto de la mañana no parecía complicado: pasear por el barrio, repartir propaganda, saludar a los vecinos... Una tarea que se hace más cómoda cuando se juega en casa. El PP logró en el distrito de Salamanca el 72% de los votos en 2007, el PSM el 18% e IU el 5%.

Fortificada por dos guardaespaldas, Botella recorrió la céntrica calle acompañada por el actual concejal del distrito, Íñigo Henríquez de Luna, imputado en el caso Guateque, y otros militantes de la formación. El edil dejará el Ayuntamiento por la Asamblea de Madrid tras el 22-M.

La concejala de Medio Ambiente no escatimó saludos, besos, apretones de manos y buenas palabras para los vecinos, aunque no necesitó nada de eso para asegurarse los votos de algunos. 'No hace falta que me des el panfleto, os voto desde hace años' o 'ya tenemos las papeletas preparadas en casa' fueron algunas de las frases más repetidas.

Botella tampoco rechazó la invitación a pasar a una perfumería. Tras interesarse por el funcionamiento del negocio 'con la crisis', accedió a echarse unas gotas de su fragancia favorita, Aire de Loewe. Después, se paró a saludar a la expendedora de periódicos, a un barrendero, entró a una farmacia, charló con un vendedor de cupones... 'No llegamos, pero es que ella es así, se para con todo el mundo', decían en su equipo.

Sobre la una y cuarto, la comitiva llegó al Mercado de Torrijos. Allí pasó puesto por puesto, probó un poco de jamón de Guijuelo, unas fresas y se gastó 62 euros en hamburguesas. Los comerciantes parecían contentos con la visita, aunque también se oyó alguna queja: 'Se ha llenado esto en un momento, pero no hemos vendido nada'.

La nota discordante la puso Isabel, una vecina del barrio que se acercó a la mujer del expresidente Aznar y le dijo: 'Yo no te votaré, pero te recomiendo que te compres este libro', dijo señalando al ya célebre ¡Indignaos! de Stéphane Hessel. 'Gracias', se limitó a decir ella.

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