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Un banco de ADN para el reencuentro entre padres e hijos robados

Reunión de centenares de denunciantes en Valencia

TONI GARCÍA DE DIOS

Vicenta Bono no para de fumar. Está en la puerta de la Casa de la Cultura de Catarroja (Valencia), donde hay una reunión de afectados por el robo de niños. Ella sospecha que le sustrajeron una niña al nacer. Como ella, cerca de 200 personas se acercaron este sábado para compartir experiencias y algunas de ellas, unas 80, participaron en la extracción de información genética para cotejar los datos con los del banco de ADN de niños robados.

También en la puerta está José Pérez (nombre ficticio), que nació en el año 1976 en la clínica San Ramón de Madrid y que fue atendido por el doctor Vela. 'A raíz de las informaciones que salieron en prensa, empecé a investigar y me di cuenta de que había datos que no cuadraban. De hecho, ni siquiera tengo certificado de orígenes', explica. Él fue adoptado por una pareja castellonense ya fallecida. A su juicio, sus padres adoptivos 'verían como algo normal pagar', por lo que no les echa nada en cara.

Y es que, como explican desde las asociaciones que trabajan en los casos de niños robados, es muy importante que 'si hay sospechas de algo ilegal, se debe denunciar para que se investigue'. Cada día son más las denuncias y aumentan los casos perfectamente documentados: medio centenar en el País Valencià desde principios de mayo que ya se están derivando a la Fiscalía. De hecho, con estas denuncias se ha descubierto que ciertos datos, como el nombre de algunos hospitales, coinciden.

Mientras la reunión continúa, Vicenta sonríe y habla con todos, '¿Tú, de dónde eres?'. '¿En qué hospital pasó?'. '¿Qué año?'. La gente se acerca y comparte historias. La de ella es especialmente dura. Según cuenta, el 1 de noviembre de 1974, en el Hospital Clínico de Valencia, tuvo un parto programado y, tras despertar después del parto, le dijeron que su hija había fallecido de una hernia de Bochdalec, algo que ella no creyó nunca ya que, entre otras irregularidades, el cuerpo no tenía marcas de haber padecido la enfermedad. Ahora, en cuanto pueda, se hará las pruebas de ADN y pedirá exhumar los restos de la niña que enterró para ver si realmente es su hija.

La historia se repitió una vez más en el Hospital La Fe de Valencia en el caso de una mujer que dio a luz a gemelas. En esta ocasión, le dijeron que tras el parto había fallecido una de las dos niñas 'por un hematoma en el tórax', aunque no hubo actuaciones de enfermería y no cuadraban los certificados de ambas niñas. El de una decía que nació con 34 semanas de gestación, y el de la otra, que muere con 32. Sus dudas se incrementaron años después, cuando llega a su domicilio un folleto de venta de piscinas donde aparecía una niña 'idéntica' a su hija Blanca. Ella, 'como madre', no tuvo ninguna duda de que era su otra hija. Ahora, continúa su búsqueda convencida del reencuentro.

 

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