Este artículo se publicó hace 13 años.
Camps pierde empuje pero resiste con holgura pese a ‘Gürtel’
El PSOE sufre una debacle al quedar por debajo de la barrera psicológica del 30% de apoyo. Compromís da la sorpresa y entra en Les Corts, igual que Esquerra Unida
Ganó con rotundidad, pero no arrasó como esperaba. El PP ganó ayer las elecciones en el País Valencià y mantendrá su mayoría absoluta en Les Corts Valencianes. Pero se quedó en 55 escaños, uno más que en 2007, y no subió hasta acercarse a los 60, como habían pronosticado algunos de sus principales líderes. El partido también registró una bajada de cuatro puntos en el porcentaje de votos hasta situarse en el 48%. El PSOE, por su parte, sufrió una caída de cerca de siete puntos y se quedó en el 27%. Esto quiere decir que no alcanza la barrera del 30%, considerada la frontera entre un mal resultado y una debacle.
Los resultados muestran que la izquierda del País Valencià ha dado la espalda al PSOE y ha optado por los partidos minoritarios. En este sentido, la sorpresa de la jornada fue la formación ecologista y nacionalista Compromís. Es una coalición formada por el Bloc Nacionalista Valencià, Els Verds e Iniciativa del Poble Valencià, una escisión de Esquerra Unida. La marca es joven -tiene cuatro años-, y todas las encuestas la dejaban fuera de Les Corts Valencianes. Pero han entrado como tercera fuerza política, con más del 6% de los votos, y siete diputados.
La coalición recoge los frutos de una intensa campaña electoral, con especial atención a internet y las redes sociales. Esquerra Unida del País Valencià (el nombre de IU en territorio valenciano) es la otra gran triunfadora de la noche. La formación ha basado su campaña en la defensa de las propuestas clásicas de la izquierda frente a la derechización de la que acusan al PSOE, y así ha conseguido captar el voto de los descontentos de este partido.
La izquierda del País Valencià da la espalda a los socialistas
Donde el aumento del PP sí ha sido claro es en el ámbito municipal. El partido liderado por Francisco Camps conserva el gobierno de las principales ciudades e, incluso, suma nuevos ayuntamientos. La nota negativa la pone la primera edil de Valencia, Rita Barberá, que es la única alcaldesa de las tres capitales de provincia -todas gobernadas por el PP- que baja en porcentaje de apoyo: de un 56,67% en 2007 al 52,52% en las elecciones de ayer.
La bajada del PSOE se extendió también al ámbito municipal. Los socialistas perdieron Elche y Gandía, dos ciudades que confiaban en conservar, que fueron hasta ayer sus principales bastiones y que los socialistas gobernaban desde que comenzó la democracia. De las grandes localidades, sólo pueden aspirar a conservar Benidorm si consiguen que el CDL, partido liderado por una exmilitante del PP, apoye su candidatura en lugar de inclinarse por su anterior partido.
En el ámbito autonómico, la bajada del PP en porcentaje de voto no oculta su rotunda victoria. El partido mantiene su apoyo social a pesar de los indicios de corrupción que salpican a su cúpula. Francisco Camps, actual president de la Generalitat, que revalidará su mandato a tenor de los resultados obtenidos, está imputado por cohecho pasivo impropio por haber aceptado, presuntamente, miles de euros en trajes de los dirigentes de la trama corrupta Gürtel. Las dádivas se produjeron en el mismo periodo en el que estos empresarios recibieron adjudicaciones multimillonarias de la Administración autonómica, en virtud de contratos amañados en su mayoría, según informes policiales.
Barberá es la única gran alcaldesa que ha perdido apoyo en el País Valencià
Su victoria electoral coincide, además, con el análisis que estos días lleva a cabo el Tribunal Superior de Justicia valenciano de los indicios de financiación ilegal del PP, en el que están supuestamente implicados altos cargos conservadores, entre los que destaca el vicepresidente, Vicente Rambla, o la presidenta de Les Corts, Milagrosa Martínez. La oposición ha criticado implacablemente y con dureza estos indicios de corrupción pero, a la vista de los resultados obtenidos, el electorado no ha atendido su denuncia.
El resultado es un varapalo para la estrategia del PSOE, centrada en la denuncia de los escándalos del Partido Popular. El partido ha quedado por debajo de la barrera psicológica del 30% en las elecciones autonómicas y ha reducido drásticamente su presencia en los ayuntamientos. La caída ha sido todavía mayor que la que el electorado ha propinado al PSOE a nivel nacional.
Era la primera vez que el candidato, Jorge Alarte, se presentaba a las elecciones, ya que dirige el partido desde hace poco más de dos años. Su falta de conocimiento público, sumado al desgaste del partido por la crisis económica, le han pasado factura en las urnas. Es previsible que su liderazgo interno, que consiguió por poco más de la mitad de los votos en unas elecciones primarias, se vea fuertemente contestado en los próximos días. Alarte sólo tiene a su favor que la reducción del porcentaje de apoyo que ha sufrido -ha quedado seis puntos por debajo que en 2007- es menor que la sufrida por el PSOE a nivel nacional en las elecciones municipales, que se cifra en el 7,1%.
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