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Cascos, la última víctima del 'método Rajoy'

El líder de los conservadores deja que las crisis internas se enquisten antes de tomar decisiones

 

YOLANDA GONZÁLEZ

El líder del PP ha comenzado el año con algo menos de un centenar de bajas en su formación. El grueso de ellas, en Asturias. Todas motivadas por la marcha de Francisco Álvarez-Cascos de las filas conservadoras. La noticia ha agitado a no pocos en el partido, que ven huir a uno de los hombres clave de los gobiernos de José María Aznar. Lo que no ha sorprendido ha sido la forma en la que esta fuga se ha ido gestando. Responde a los patrones típicos de lo que algunos en el PP han bautizado como el método Rajoy. Ese que consiste en dejar que los acontecimientos se pudran sin apenas pronunciarse sobre ellos hasta que, tensada la cuerda al máximo, los plazos le obligan a pronunciarse. O el protagonista acaba por rendirse.

Es en este contexto en el que se explica que en sus dos conversaciones con Mariano Rajoy el ex hombre fuerte de Aznar saliese con el convencimiento de que él era el elegido para encabezar la lista del partido por el Principado. Pero se equivocaba. De aquí quizá pueda entenderse el enfado de los partidarios de Cascos cuando conocieron la noticia de que la nominada era Isabel Pérez-Espinosa.

'Es su forma de manejar los tiempos', defienden en su entorno

'¿Por qué no se atrevió a cortar las aspiraciones de Paco cuando esto empezó a gestarse hace casi un año? ¿Por qué no salió a decir públicamente que jamás habría un congreso extraordinario?', se preguntan en el entorno del que fuera secretario general de la formación. Una respuesta que quienes más conocen a su jefe de filas responden de forma casi cómica: 'Pues porque se trata de Mariano y él actúa así'.

Sus fieles interpretan que con este modo de proceder Rajoy pone a prueba a los suyos dejando que se retraten mientras él maneja los tiempos. Para otros, los más críticos, es una forma de aplazar las decisiones sin tomar partido.

Los casquistas se preguntan por qué Rajoy no fue claro con el ex ministro

Cambiando fecha, protagonista y contexto, las preguntas que rondan por la cabeza de los casquistas estos días son extrapolables a otros episodios que acabaron con el portazo, el distanciamiento o el enfado de figuras también relevantes en la historia del partido (ver recuadro).

En todos los casos se repite la misma forma de actuar. 'Con su silencio, e incluso con algunas declaraciones a favor en público y sin desautorizaciones, Rajoy hace creer que apoya a esa persona. Pero no siempre ocurre así', explica un diputado que recuerda cómo dirigentes como Eduardo Zaplana o Ángel Acebes fueron retirándose a medida que el nuevo equipo de Rajoy iba empezando a cobrar más protagonismo.

Aunque el final no fue el mismo, esta es también la estrategia que el líder del PP puso en práctica en enero de 2008, cuando el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, confiaba en ser incluido en las listas al Congreso de los Diputados.

Zaplana y Acebes se alejaron a medida que perdieron poder

Sin haber dado muestras al regidor madrileño de que no iba a ceder a sus pretensiones, Rajoy convocó al alcalde y a la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. En la cita desveló que ninguno de los dos iba a ir en las listas. La líder del PP de Madrid se apuntó un tanto. Y Gallardón, que se había retratado en público, acabó tan decepcionado que anunció que abría un periodo de 'reflexión personal' que a muchos sonó a amenaza de abandono. Meses después, ya transcurridas las elecciones generales, el alcalde anunció que, por responsabilidad, no abandonaba el proyecto.

Otro tanto, pero con resultado positivo para el protagonista, ocurrió con Jaime Mayor Oreja. Rajoy desesperó a muchos en el partido dilatando su decisión sobre el candidato para las elecciones europeas de 2009, sobre todo al propio Mayor que se había postulado. El sí lo recibió el 4 de enero.

Gallardón no supo hasta última hora que no iría en las listas de 2008

Los más perjudicados por este método desde que el presidente del principal partido de la oposición asumió sus riendas en 2004 han sido los fieles al ex presidente José María Aznar. Y el mayor número de bajas o retiradas se ha producido desde que, en el XVI congreso del partido, celebrado en junio de 2008, Rajoy empezó a dar los pasos para rodearse de un equipo que no fuese el heredado.

Entonces, llegaron caras como las de Soraya Sáenz de Santamaría o María Dolores de Cospedal para ocupar las funciones que hasta ese momento habían desempeñado pesos pesados del partido como Zaplana o Acebes.

Los más veteranos echan en cara al líder del PP que, a la hora de imprimir su carácter al partido, no haya sabido conjugar los nuevos rostros con los de los clásicos. 'No se puede prescindir de un plumazo de la gente con experiencia, de la que sabe cómo gobernar porque ha gobernado', sostiene un diputado.

Los veteranos lamentan que Rajoy no respete 'la historia del PP'

En este sentido, apunta que 'Rajoy se equivoca al no tener la sensibilidad suficiente para contar con los históricos del PP. No contar con quienes significan la historia del partido en un hecho malo'.

Hay en el PP quien considera que la batalla que lidia Cascos ahora con la dirección nacional viene precisamente de esta etapa, de los meses previos y los posteriores al congreso nacional y no tanto de la negativa de Rajoy a designarle candidato.

El ex vicepresidente de Aznar no compartió algunas de las decisiones adoptadas por el líder de los conservadores. Por ejemplo, la de que Cospedal compatibilizara la secretaría general del partido con la presidencia de los conservadores de Castilla-La Mancha. Y así lo hizo saber: 'No sé cuánto tiempo les sobra a los presidentes regionales. Es algo que se podría hacer bien y en el PP se hace mal', declaraba en noviembre de 2008.

Los fieles al presidente avalan el distanciamiento con la era Aznar

La mano derecha de Rajoy ha sido una de las voces de la cúpula del partido que más ha hecho valer su opinión para que Cascos no fuera el candidato. En esta decisión no ha estado sola. Destacados dirigentes del partido coinciden en que elegir al ex titular de Fomento de Aznar habría supuesto lanzar un mensaje contradictorio a la militancia. El argumento más extendido es que el general secretario, como lo bautizó Aznar, representa el pasado.

A la hora de exigir responsabilidades a los implicados en escándalos de corrupción, Rajoy se comporta del mismo modo. Siempre huye de que se le pueda acusar de cortar cabezas.

Tampoco ha sido firme con los implicados por corrupción

Pese a las presiones que desde el partido le llegaron para que se deshiciera del tesorero, Luis Bárcenas, o del diputado Jesús Merino cuando sus nombres aparecieron relacionados con el caso Gürtel, Rajoy no hizo un solo movimiento. Tuvieron que ser los implicados los que, tras meses de resistencia, anunciasen su retirada para no perjudicar a las siglas del partido. Igual que ocurrió con el ex presidente de Balears Jaume Matas, imputado en el escándalo del Palma Arena.

Tampoco ha tomado ninguna medida contra el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, imputado en el caso de los trajes y que se aferra con fuerza al cargo.

'Tiende a prolongar los asuntos mientras se suceden las novedades. En política, el no tomar decisiones también tiene su desgaste. Pero, hasta ahora, a Rajoy no parece irle mal', resume una diputada a la vista de las últimas encuestas que otorgan una ventaja muy amplia al PP.

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