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Chaves abre una nueva etapa con Catalunya

El vicepresidente pone mimbres para mejorar relaciones comprometiéndose con Montilla a cerrar la financiación y a traspasar Cercanías durante el mes de mayo

FERRAN CASAS

Lo primero que hay que hacer para curar una enfermedad o resolver un problema es diagnosticarlo. Hasta ahora, sólo el tripartito constataba con gran desasosiego que la relación con el Gobierno 'no era buena' y exhibía la falta de resultados en los grandes temas. Tras unas horas con el vicepresidente tercero y responsable de Política Territorial, Manuel Chaves, el president, José Montilla, insistió en ello. La novedad fue que, abriendo una 'nueva etapa' de relaciones entre ambos Ejecutivos, Chaves también admitió que la cosa no había funcionado e hizo un propósito de enmienda en toda regla.

En su primera jornada importante como miembro del Gobierno, Chaves se plantó en Barcelona con un nuevo talante que pasa por desempolvar la idea de la 'España plural' con que Zapatero sedujo a gran parte de la sociedad catalana y dispuesto a resolver, con fechas y compromisos aún ambiguos, lo pendiente. Dijo llegar con ánimo de revertir la situación haciendo lo que sabe, 'política con mayúsculas'.

Montilla recibió bien el 'cambio de tendencia', pero también con un punto escéptico fruto de la amarga experiencia con el Gobierno amigo durante el último año. Chaves se comprometió ante Montilla a cerrar la financiación en mayo, transferir Cercanías ese mes o antes de verano, cumplir la sentencia del Tribunal Constitucional para traspasar la gestión de las becas y resolver la petición 'histórica' del Govern para tener un papel 'determinante' en la gestión del aeropuerto del Prat.

Ante el alud de compromisos verbales y reuniones previstas (Elena Salgado y Antoni Castells el jueves; Chaves y Joan Saura en días; y José Blanco con Montilla y Quim Nadal también en breve), el president no se dejó impresionar y evitó lanzar las campanas al vuelo hasta que 'las palabras' muten 'en hechos'. No en vano, en su comparecencia conjunta con Chaves recordó los incumplimientos de calendario con el Estatut y la financiación, cruciales para Catalunya y la paz de su Govern.

Uno y otro asumieron que el asunto más candente ahora es la financiación. Tras declararse nada partidario de un Estado 'uniforme u homogéneo', Chaves se esmeró en demostrar que ha colgado el hábito de presidente andaluz. Aseguró que él y la vicepresidenta económica Salgado cumplirán el encargo de Zapatero para resolver el sudoku territorial.

El vicepresidente se permitió entrar en el terreno de Salgado para afirmar que los entre 7.000 y 8.000 millones barajados hasta ahora por Solbes para satisfacer a todas las autonomías le parecía una cifra 'insuficiente'. Y aún fue más allá cuando consideró 'no justo' que, como hasta ahora, Catalunya quede, aportando más que la media, por debajo de la media en el reparto. 'Eso no puede ser', afirmó.

Manuel Chaves mostró la manija gubernamental y evidenció que su papel será, al fin, relevante. Explicó que él y Montilla habían preparado el escenario para que Castells y Salgado avancen con las cifras el próximo jueves.

Montilla y el vicepresidente compartieron reunión primero y mesa y mantel después, en lo que se presentó como un 'punto de inflexión'. El despliegue de Chaves para reconciliar al Gobierno con Catalunya no acabó ahí. Visitó el Parlament y a su presidente, Ernest Benach, de ERC, y al alcalde de Barcelona, el también socialista Jordi Hereu. Ante el primero se mostró consciente de la 'magnitud de las cuesiones pendientes' y al segundo le dio garantías de la presencia municipal en el aeropuerto.

La oposición criticó la cumbre por ofrecer 'pocos resultados'. El líder de CiU, Artur Mas lo, calificó la reunión de 'política de gesticulación'. Mientras, ERC pedía al Gobierno que concrete y presente ya una nueva propuesta de financiación estatutaria e ICV era algo más optimista pero también pedía 'hechos'.

 













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