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Un ciberacosador no será juzgado por el suicidio de una víctima

Juez y fiscalía sólo le acusan de coacciones y pedofilia

Ó. LÓPEZ-FONSECA

Bejamín Cabello Sánchez, el joven de Puerto Real (Cádiz) detenido en octubre de 2009 como sospechoso de haber acosado a decenas de menores de Estonia a través de internet, uno de los cuales terminó suicidándose, será juzgado en los próximos meses únicamente por los delitos de coacción y tenencia y distribución de pornografía infantil, pero no por esa muerte. Así lo confirmaron ayer a este diario fuentes de la Fiscalía, que justificaron que no se incluya una acusación de inducción al suicidio porque 'no hay pruebas suficientes'. El juez tampoco considera que las haya y tampoco incorporó este delito en el auto con el que concluyó la instrucción de la causa.

La Justicia de Estonia envió a sus colegas españoles con los que llegaron a tener un encuentro en Tallín, la capital del país báltico la transcripción de las conversaciones por Messenger (un programa de intercambio instantáneo de mensajes por internet) que mantuvieron el presunto ciberacosador, de 24 años, y su víctima, Sten Kalma, y que fueron recuperadas del ordenador de este. En uno de dichos diálogos, el primero le dice al adolescente: 'Suicídate'. Quince días más tarde, Sten apareció muerto de un tiro en la cabeza.

Quince días después de ser amenazado, el menor se pegó un tiro en su casa

La familia de la víctima lleva desde entonces luchando para que el presunto ciberacosador sea también juzgado por la muerte en España. Sin embargo, la Fiscalía española y el juez instructor han concluido que nada relaciona directamente aquel diálogo con la decisión final del joven. 'Incluso hay dudas de que fuera realmente un suicidio y no un accidente', añadieron estas fuentes.

La Fiscalía sí incluirá en su escrito de calificaciones una petición de pena elevada para Benjamín, quien se encuentra en libertad provisional a la espera de juicio desde el 7 de diciembre de 2010. Le considera autor de coacciones a cerca de medio centenar de jóvenes, cuyas imágenes pornográficas aparecieron en sus equipos informáticos. También le acusa por la tenencia y distribución de dicho material pedófilo. 'Por cada una de las víctimas, pediremos la correspondiente pena individualizada', señalan, aunque reconocen que, finalmente, no cumpliría nada más que el triple de la pena mayor que finalmente se le imponga. En el mejor de los casos, 15 años de prisión.

Benjamín, a quien la Policía española ha detenido en dos ocasiones por delitos similares, reconoció ante los agentes el intercambio de material porno con los menores, pero siempre negó haberlos coaccionado. En su primera detención, su ordenador almacenaba 17.952 archivos pedófilos.

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