Este artículo se publicó hace 13 años.
La comisión ejecutiva
Allí donde había una estructura fuera de toda dimensión humana, el Ministerio de Economía y Hacienda, ante una Gran Depresión a la española y la crisis soberana del euro, ahora habrá tres, con sus respectivas secretarías de Estado. Allí donde reinaba el guirigay por la intervención de un presidente "activista" sobre una vicepresidenta segunda, habrá ahora orden.
Rajoy presidirá la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, que se convierte de hecho en la comisión ejecutiva del Gobierno. El "activismo" del presidente no se ejercitará entre bastidores, como antes, sino en el mismo campo de maniobras. Tras presidir la comisión ejecutiva y perfilar las medidas económicas y sociales, Rajoy dirigirá el Consejo de Ministros.
Habrá que ver dónde queda residenciada la Secretaría de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, tradicionalmente adscrita a Economía. Y conocer si Rajoy cuenta con asesores económicos en la Moncloa. Los mentores de este cambio sugieren dos objetivos para esta reorganización: cumplir los objetivos de reducción del déficit fiscal y sacar a la economía del estado de coma.
Los hombres de Rajoy coin-ciden en que el origen de la crisis es el descontrol fiscal. Y su diagnóstico supone imponer la disciplina fiscal cueste lo que cueste y en los plazos comprometidos. Porque, entre otras cosas, el Banco Central Europeo (BCE) compra bonos públicos españoles en los mercados secundarios para contener la subida de tipos de interés siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones.
El déficit de las comunidadesEntre ellas, la férrea reducción del déficit, que pasa por la necesidad de aumentar el control sobre las comunidades autónomas. De ahí que unir Hacienda con Administraciones Públicas en un solo ministerio es también una respuesta más estratégica al BCE, a su preocupación por el cumplimiento del déficit en el eslabón más débil de la cadena española: las comunidades.
Rajoy ejercitará su control de la crisis desde el campo de maniobras
Todo el esfuerzo, pues, estará concentrando en este frente. Máxime cuando el ajuste será el doble de los 16.500 millones de euros anunciados por Rajoy para 2012. La excusa es evidente: el ajuste completo sólo se podrá conocer cuando cierren las cuentas públicas de 2011 y el Gobierno presente el nuevo Presupuesto en marzo. Pero Montoro y Luis de Guindos estiman una desviación del déficit desde el 6% al 8%. Esto supondría un ajuste de 40.000 millones en 2012.
¿Puede la economía española absorber este golpe fiscal? Montoro, en privado, estimaba hasta hace poco que no. Pero parece que ha cambiado de idea. En cualquier caso, un plan de ajuste a lo bestia como el que se avecina tendrá lugar en una economía recesiva. Por tanto, el Gobierno parece embarcarse en llevar hasta sus últimas consecuencias la tesis del Bundesbank alemán, el BCE y Merkel, asumida por la última cumbre de Bruselas.
Será en dos fases. La primera, ya. Y la segunda con el nuevo Presupuesto. Por tanto, hablar de crecimiento económico es una falacia. La liquidez que ha soltado el BCE esta semana ayudará a impedir alguna suspensión de pagos importante en el sistema bancario europeo y permitirá a los bancos atesorar fondos para los vencimientos de deuda en 2012.
Quizá una parte, mínima, de esa liquidez sea canalizada hacia la compra de bonos públicos españoles. Y ya no digamos hacia la concesión de créditos a particulares, cosa que está excluida. Pero, aun en un clima más pacífico, la reforma financiera anunciada es poco menos que imposible.
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