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Perfil bajo para evitar anuncios impopulares

Rajoy delegará en otros dirigentes para trazar la línea más dura

YOLANDA GONZÁLEZ

Las encuestas les dan ganadores y Rajoy, que tras dos fracasos electorales en las generales ahora está muy cerca de la Moncloa, deberá rebajar la euforia de un partido en el que no pocos sueñan ya con un asiento en el Consejo de Ministros. Eso, puertas adentro. Porque la principal batalla va a estar de puertas afuera, intentando convencer al electorado de que el partido mayoritariamente respaldado en las autonómicas y municipales del pasado mayo está preparado para gobernar España.

Es precisamente a estos comicios a los que aluden todos los dirigentes conservadores cuando se les pregunta qué harán para conseguir que los socialistas no les coman el terreno. 'Lo que funciona no hay que cambiarlo y no hay que tirar por tierra el trabajo que llevamos ya adelantado', explica un dirigente conservador dando a entender que la campaña para las generales arrancó al mismo tiempo que la de las autonómicas y municipales.

Esta idea de continuidad se refuerza con el hecho de que el líder de los conservadores lleva un tiempo preparando a sus posibles electores para la ausencia de sorpresas: 'Soy previsible'. E igualmente previsible serán sus actos de aquí al 20-N.

Así, y como ocurrió en los días previos al 22-M, el PP considera que su jefe de filas debe volcarse en hablar fundamentalmente de empleo y en huir de 'debates estériles' que lo distancien de los electores. Esto, no obstante, no impedirá que Rajoy dé luz verde a otros dirigentes del partido para contentar al ala más dura de su electorado, lo que ocurrirá, por ejemplo, en materia de política antiterrorista. A día de hoy, y salvo que la situación dé un giro radical, el líder del principal partido de la oposición no hará de ella uno de los ejes de sus actos públicos.

En la dirección nacional del PP están convencidos de que la idea de que el partido está preparado para sacar a España de la crisis, porque ya lo hicieron en los años de Gobierno de Aznar, ha calado. Por lo tanto, no faltará en ninguna de las intervenciones públicas de Rajoy. Al igual que su batería de propuestas para las pymes, los autónomos y los emprendedores. Lo que no se prevé, y así lleva siendo en los últimos meses, es que el candidato explique cómo aplicará cada una de sus propuestas. Frente a quienes critican al candidato de los conservadores por su escasa concreción, en su equipo defienden esta estrategia que le permite evitar detallar medidas impopulares que podrían servir como munición a los socialistas y, lo que es peor, también le restarían votos.

Junto al empleo, el PP trabaja sobre otros cinco ejes para elaborar su programa: educación; reformas del sector público; fortalecimiento institucional y regeneración política; garantía de la sociedad del bienestar y proyección exterior. De todos estos, Rajoy va a hacer hincapié en la educación, donde su propuesta estrella es la del sistema de Formación Profesional dual al estilo del alemán y que implantará la Comunidad de Madrid este septiembre de forma experimental.

En las filas conservadoras no ocultan que van a tener que hacer un esfuerzo importante a la hora de trasladar a los ciudadanos que con su partido en el Gobierno no va a haber recortes sociales. La privatización de la sanidad y la educación públicas en las comunidades en las que Gobierna el PP pone en bandeja a los socialistas la crítica de que es este el modelo que quiere Rajoy para toda España. Algo a lo que se suma el hecho de que el líder de los conservadores haya encargado a FAES, la fundación que preside Aznar, un informe sobre sanidad en el que se estudia el copago.

¿Y sobre el rival? El líder del PP evita citarle desde que conoció que Alfredo Pérez Rubalcaba iba a ser el rostro del PSOE para el 20-N. Y no va a cambiar mucho esta estrategia. Serán otros pesos pesados del PP los que se encarguen de disparar contra el rival.

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