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El PP acata la sentencia y guarda silencio

M.J.G.

Acata y calla. Así se podría resumir el silencio que ayer, tras conocerse la sentencia del Supremo, mantuvieron los dirigentes conservadores.La mayoría, al ser preguntados por Público, evitaban dar una respuesta. No hubo comunicado oficial, ni nota de prensa. Ni una palabra de Mariano Rajoy, ni de sus más estrechos colaboradores.

Fuentes cercanas al líder del PP aseguraban que no tenía “nada que decir” y recordaban sus declaraciones de cuando se conoció el fallo de la Audiencia Nacional en octubre. Entonces, Rajoy dijo que “respetaba” las decisiones judiciales pero también, que apoyaría “cualquier otra” investigación que permitiera “avanzar sin límites en la acción de la Justicia porque los acusados como inductores o autores intelectuales” no habían sido “condenados como tales”.

Ahora Rajoy prefiere abordar otros asuntos. Aunque durante la pasada legislatura Acebes y Zaplana se encargaron de avivar la teoría de la conspiración, coincidiendo con las elecciones municipales y autonómicas hubo un giro de estrategia. El PP comenzó a hablar de economía y de los problemas de los ciudadanos. Hoy siguen siendo estos los temas que centran su atención.

En el PP son muchas las voces que aconsejan enterrar definitivamente el 11-M y mirar hacia adelante. De hecho cuando hace unos días la secretaria general, María Dolores de Cospedal, volvía a pedir que se conociera “la verdad”, en sus filas muchos recomendaban pasar página definitivamente. Algunos temían que se volviera a caer en declaraciones como las de Aznar, quien en su día dijo que los que habían ideado los atentados terroristas no estaban “ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas”. Para ellos, lo importante ahora es circunscribirse a la definición de “marianismo” y ésta comprende “centro, mujeres, diálogo y futuro”. No 11- M. Mientras el PP no entonaba palabra alguna, el Gobierno y todos los grupos parlamentarios salían en tromba. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, subrayó que la sentencia terminaba por “despejar cualquier sombra de duda”. Y el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, apuntó que se demostraba que “la teoría de la conspiración fue una bula”.

Los dirigentes del resto de las fuerzas políticas se pronunciaban en el mismo sentido. Desde IU se reclamaba “a los insatisfechos” que aceptasen la realidad” e inscribiesen su teoría de la conspiración “en la novela negra”. ERC aseguraba que era su “sepultura definitiva” y confiaba en que el PP no mirara “el retrovisor”. El PNV daba el tema “por amortizado” y pedía que “a nadie se le ocurriera” seguir alentándolo. Mientras el BNG remarcaba que las tesis sobre la autoría de la masacre se demostraron “falsas hace tiempo”. Sólo CiU rehusaba hacer interpretaciones políticas, pero celebraba que el Supremo hubiera introducido una mayor compensación para las víctimas.

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