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Rajoy no verá como "enemigo" a quien le dispute el liderazgo

Sostiene que no pedirá apoyos fuera del PP y que sólo le importa la opinión de los afiliados

MARÍA JESÚS GÜEMES

Los que le rodean no le han visto dar nunca un puñetazo sobre la mesa, ni levantar la voz. Sus silencios suelen interpretarse como una sentencia. Pero, ante el cruce de descalificaciones de los conservadores madrileños y la posibilidad de que Esperanza Aguirre pudiera tratar de arrebatarle el puesto, Rajoy no podía permanecer callado por más tiempo.

En los primeros días de marejada el líder del PP afirmó que no iba a hablar de la cita congresual hasta que llegara el momento. Después lanzó alguna indirecta a la presidenta de la Comunidad de Madrid para tratar de frenar sus salidas. 'Yo no filtro mis conversaciones privadas', comentó como advertencia. Pero hasta ayer, y eso que algunos dirigentes del partido comentaban en privado que debía haber puesto fin a este espectáculo desde el primer minuto, Rajoy no dejó de dar rodeos.

En un acto con interventores y apoderados del PP en Córdoba, el presidente nacional del partido conservador, sabedor de que juega con ventaja al ser el único referente para mantener la cohesión interna dentro del partido, envió por fin un mensaje alto y claro a Aguirre. Rajoy afirmó que quien presente otra candidatura para liderar el partido 'no será un enemigo, sino un compañero de partido que tiene formas diferentes de ver las cosas'.

Para algunos sonaba a provocación. Dentro de su formación creen que él estaría encantado de medirse con cualquiera con tal de legitimar su cargo y enterrar, de una vez por todas, las discrepancias internas.

Rajoy aprovechó también la ocasión para darle un tirón de orejas a los miembros del gobierno regional y municipal de Madrid: 'Jamás hablaré mal de un compañero de partido ni en público ni en privado'. 'Somos un partido unido y la unidad debe ser uno de los objetivos que debemos mantener en el futuro,' recordó.
El presidente del PP vuelve a hacer campaña. Ahora ya no busca los votos de los ciudadanos sino los de los suyos. Para ello tiene previsto recorrer las 52 provincias de España antes del mes de junio. En cada lugar pedirá el aval a todos los compromisarios.

Para venderse no pierde el tiempo. 'Si creyera que mi candidatura no es buena para el partido, no me presentaría. Lo hago porque me lo ha pedido mucha gente, porque creo en este proyecto político, porque creo que vamos a ganar las elecciones dentro de cuatro años y, sobre todo, porque tengo ganas, ilusión, fuerzas, ideas y estoy convencido de que va a ser bueno para España', fue su declaración ante medio millar de simpatizantes.

Al dirigente conservador se le veía cómodo rodeado por su dos principales valedores: el líder del PP andaluz, Javier Arenas, y el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, quienes respaldaron nuevamente a su jefe de filas.

Congreso, candidaturas... y un mensaje clave. 'No le voy a pedir su apoyo -porque no lo necesito- a nadie que no sea del PP. Yo no acepto hipotecas para el futuro. De lo poco que puedo presumir es de mi independencia', aprovechó para decir Rajoy.

Fue rebuscado pero claro. Aún así lo quiso repetir: 'A mí me importa lo que diga un interventor del PP pero no lo que alguien, que no es del PP, diga en defensa de lo que él quiera defender. Este es un partido independiente'. Por lo visto, Rajoy no parece dispuesto a tolerar las presiones de la derecha mediática que lleva semanas pidiendo su cabeza mientras brinda su apoyo a la lideresa.

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