Este artículo se publicó hace 14 años.
"Tardé casi 48 horas en conseguir la pastilla"
Tras un año de venta sin receta, cerca de 4.200 farmacéuticos siguen negándose a dispensarla
El sábado amaneció con una inesperada rotura de condón y la posibilidad de un embarazo no deseado. Una posibilidad en la que Irene Gómez, estudiante de Filología Inglesa de 18 años, no quería ni pensar. La decisión fue automática: había que conseguir la píldora del día después. Lo que no sospechaba Irene es que encontrar la pastilla que evita el embarazo le llevaría tanto tiempo. "Tardé casi 48 horas en conseguirla", denuncia unos meses después. Cuando esto ocurrió, el fármaco ya se podía comprar en las farmacias sin necesidad de receta médica.
La teoría no le sirvió de nada a Irene y tuvo la mala suerte de toparse con numerosos farmacéuticos que no venden la píldora poscoital por razones de conciencia, ya que la consideran abortiva. La chica recorrió aquel sábado numerosas farmacias de su barrio de Fuenlabrada (Madrid). "En ninguna me la quisieron dar. Y yo, a medida que pasaban las horas, me iba desesperando más", recuerda.
«Temía que ya no me hiciera efecto», confiesa una adolescente
Desde que Sanidad permitió vender la píldora poscoital sin receta, hace un año, un grupo creciente de farmacias se ha organizado reivindicando su derecho a objetar. De hecho, en los colegios de farmacéuticos de Valencia y Málaga recogen las solicitudes de objeción de sus inscritos.
Los farmacéuticos objetores también se han organizado en una plataforma, la red provida Farmacia Responsable, que agrupa a 4.200 farmacéuticos, lo que se podría traducir en unas 2.000 farmacias de todo el Estado que no venden la píldora del día después.
Angustia creciente
Irene es una de las víctimas de esta situación. "El sábado por la tarde, yo ya estaba histérica. No sabía si me iba a dar tiempo, si aún iba a ser efectiva y, lo peor, no sabía adónde acudir", explica. Irene había recorrido las farmacias de su barrio, buscó en otras de Fuenlabrada e, incluso, había ido a un centro de salud del municipio. En todos los sitios se encontró con una respuesta negativa.
Unas 2.000 farmacias objetan, según una plataforma provida
El sábado se fue a dormir angustiada y el domingo se encontró con que sólo estaban abiertas las farmacias de guardia. Más difícil todavía. "Incluso entré en una comisaría a preguntar si me podían dar información. Estaba muy nerviosa", relata.
Entonces, recurrió a un amigo. "Sabía que a él le había pasado una vez y le pedí que me dijera dónde la consiguió", explica. Y siguiendo su consejo, acudió a un céntrico centro de planificación familiar de Madrid capital. Al fin, después de casi dos días, le dieron la píldora. La tomó, pero, hasta que no tuvo la menstruación, no durmió tranquila. "Temía que no me hiciera efecto", recuerda.
No todas las chicas que han pasado por una situación similar a la que cuenta Irene explican su periplo con tanto detalle y mucho menos acceden fotografiarse para salir en un periódico. "Uf, si se enteraran mis padres", confiesa una estudiante de 20 años de la Universidad Complutense de Madrid. Ni siquiera quiere decir en qué carrera está matriculada. Mucho menos quiere revelar su nombre. Tardó un par de horas en encontrar la pastilla. "Y de milagro", explica.
Como a Irene, a esta chica (imaginemos que se llama Ana) se le rompió el preservativo un sábado a primerísima hora. Con la angustia en el cuerpo, esperó a que abrieran las farmacias y salió a la calle en búsqueda de una píldora del día después. "¿Cómo me iba a plantear tener un hijo?", justifica la decisión.
"En la primera farmacia a la que fui, me dijeron que habían vendido la última. Ni siquiera me dieron opción a encargarla", denuncia. Entonces, siguió andando y entró esperanzada en otra botica. "Me dijeron que no la tenían y empecé a ponerme más nerviosa", relata. Tampoco en la tercera tuvo suerte. "Directamente me echaron de la farmacia", se queja. Finalmente tuvo suerte y en la cuarta farmacia le vendieron la pastilla, que cuesta casi 19 euros.
Los problemas de dispensación no sólo se dan en Madrid. Eva Timón, estudiante de Filología Alemana y Griega de 17 años, recuerda la angustia que pasó una amiga suya hace un par de meses. "Fue a un par de farmacias de El Escorial (16.000 habitantes), que es donde vive, pero no se la quisieron vender. Entonces, pidió a su madre que la acompañara, diciéndole que la pastilla era para mí. Ni aun así la consiguieron", explica. Al final, la chica fue a Madrid, a un centro de planificación familiar, y respiró tranquila.
Problemas en los pueblos
Otra chica, que tampoco quiere dar ningún dato que la identifique, denuncia que en Guadarrama, un municipio de 12.000 habitantes de Madrid, una amiga suya no encontró ninguna farmacia donde le vendieran la píldora del día después. Al final, tuvo que decirle a un amigo que la llevara en coche a Madrid, donde sí la consiguió.
Cuando el Ministerio de Sanidad autorizó, en septiembre de 2009, la venta sin receta de la píldora poscoital en farmacias, concedió a las mujeres la libertad de elegir. Concibió la liberalización de la venta de este fármaco como una forma de evitar embarazos no deseados.
"¿Cómo me iba a plantear tener un hijo?", denuncia una chica afectada
Hasta entonces, la píldora poscoital sólo se podía conseguir con una receta médica o en un centro de planificación familiar, generalmente de forma gratuita. Eso dificultaba el acceso al fármaco, ya que muchos centros de salud y médicos evitaban implicarse y en muchos muncipios ni siquiera había un centro de planificación familiar. Los problemas se agravaban durante los fines de semana, con la mayoría de ambulatorios y farmacias cerrados. Así lo relata Silvia, estudiante de Trabajo Social de 18 años, que hace tres tuvo que dar mil vueltas hasta conseguir que en un hospital le recetaran la píldora poscoital.
Sanidad destaca que "no se están detectando problemas reales de accesibilidad" y recuerda que la competencia de inspección la tienen las comunidades autónomas. Las farmacias están obligadas a vender este fármaco.
El Ministerio destaca que prueba de que el acceso a la píldora está garantizado es que ha aumentado el número de unidades vendidas. Las ventas de Norlevo (Chiesi), Postinor (Bayer Schering Pharma) y Ellaone (Hra Pharma) se han duplicado en el último año desde su venta sin receta, según datos de la consultora IMS.
Menos abortos
Estos datos sirvieron a Sanidad y a la Federación Española de Contracepción (FEC) para justificar un descenso en el número de abortos (alrededor del 3%, a la espera de los datos oficiales) en el último año. No obstante, la asociación de clínicas que practican abortos, Acai, hizo una lectura distinta, al destacar que la píldora del día después sólo se pudo vender sin receta en los últimos tres meses del año.
El doctor Luis Enrique Sánchez, miembro de la junta directiva de la Federación de Planificación Familiar (FPFE), constata los problemas de dispensación, aunque destaca que en los centros de planificación familiar ha bajado mucho la demanda.
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