Posos de anarquía

Menos estadística y más economía de bolsillo

Menos estadística y más economía de bolsillo
Un carrito de la compra en un supermercado. -ALBERT GEA / REUTERS

La campaña electoral es emocional. Los datos importan, pero sobre ellos se alzan las emociones. La derecha ha sabido leerlo, la izquierda no. Tiene algo más de 40 días para resolverlo. No basta con presentar datos oficiales, de organismos nacionales e internacionales, avalando la buena gestión; todo eso queda en papel mojado si a pie de calle no se percibe en la misma medida. La derecha aprovecha ese fenómeno, al que adereza con manipulación y falseamiento estadístico. Y le está funcionando.

La economía pesa en la campaña electoral, pero no del modo en que está transmitiendo la izquierda. Hay que conseguir bajar el mensaje a pie de calle. Más allá de que la derecha esté retorciendo los datos e, incluso, falseándolos, PP y Vox parecen estar más alineados con el sentir ciudadano. Por más que desde el Gobierno de coalición se insista en que nuestra inflación está muy por debajo de la media europea, las condiciones son tan adversas que la cesta de la compra parece haberse instalado en una perpetua cuesta de enero.

Hoy es más importante que nunca humanizar las cifras. Si uno escucha o ve alguno de los medios de comunicación patrocinados por gobiernos autonómicos del PP o la Iglesia, observa cómo se explota ese sentir popular. El cúmulo de factores externos, ajenos a la gestión del Gobierno, ha sido y es de tal magnitud que las medidas puestas en marcha aplacan, pero no deslumbran. De no ponerse en marcha, la situación para millones de personas sería dramática, pero este mensaje no cala.

Los precios están en su nivel más bajo desde hace casi dos años, gracias entre otras cosas a las rebajas generalizadas del IVA, pero continúa siendo caro hacer la compra. Eso es innegable y por ello es importante saber explicar por qué sucede esto y cómo sería el escenario de no haber puesto medidas a las que PP y Vox se han negado. ¿Se imaginan cómo sería afrontar la cesta de la compra si las familias españolas no nos hubiéramos ahorrado 5.100 millones de euros en la factura de la luz gracias a la excepción ibérica? Es posible que no tengan que hacer mucho esfuerzo, porque a pesar de que el Gobierno ha conseguido prorrogarla un año más, si el PP ganara las elecciones el próximo 23 de julio la eliminaría de raíz.

Lo mismo sucede con el Salario Mínimo Interprofesional. ¿Cómo sería acudir al mercado con más de 300 euros menos al mes en el bolsillo? Esa era la situación con el gobierno del PP y en la que se encontrarían buena parte de las personas que intentan llenar su nevera. Pese a los buenos indicadores, la situación económica en el día a día es compleja y admitirlo abiertamente en la narrativa política es positivo. Y lo es porque se ha trabajado intensamente: en lugar de hablar solo de ERTEs, hay que especificar que ello implica que se han socializado los sueldos, esto es, que ha sido el gobierno quien ha pagado el salario de 6,6 millones de personas en lo peor de la pandemia para que no perdieran su empleo. En el caso de la hostelería, casi el 55% de las empresas se benefició de estas ayudas. Gracias a ello, y a una reforma laboral que ha traído más calidad en la contratación, tenemos el mejor dato de empleo desde 2008 con un récord histórico de casi 21 millones de personas afiliadas a la Seguridad Social.

Afrontar los gastos de la casa con casi 100 euros más al mes en la cuenta corriente es un alivio, algo que, de gobernar Alberto Núñez Feijóo, no habría sucedido en casa de los pensionistas, que este año han visto una revalorización del 8,5% de sus pensiones.  Pese a lo adverso de la crisis internacional, las bases que ha sentado el actual Gobierno de coalición propician que organismos como la OCDE prevean que la economía española crecerá por encima de la media de la eurozona -un 2,1% este año- y anticipe mejoras en las cifras de paro, déficit público e inflación.

¿Qué significa eso en el día a día? Pues hay que ponerle cifras en euros, como hay que ponerle a cuántos euros menos tendríamos en el bolsillo si nos hubiera gobernado la derecha y se hubiera impuesto su voto contrario a las medidas anteriormente expuestas. No basta con hablar "de las cosas de comer", como la portavoz del Gobierno Isabel Rodríguez apuntaba el otro día; hay que ponerle cifras, impactar a pie de calle. La suma de medidas puestas en marcha, como los abonos gratuitos o baratos en el transporte público, no sólo ahorran mucho dinero, sino también mejora la calidad del aire de nuestras ciudades con 8,5 millones de desplazamientos interurbanos en coche menos.

La derecha y sus medios afines pueden seguir pregonando cuán difícil es llenar la cesta de la compra, pero ante eso, la izquierda ha de poner cifras a cómo la situación sería mucho más dramática -y sin perspectivas de mejora- si las riendas las llevaran PP y Vox. Es crucial llegar a la ciudadanía con otros mensajes, un discurso con el que, apoyándose en cifras macroeconómicas, las personas sean conscientes de la red de seguridad que el Gobierno ha tendido bajo sus pies y cómo los organismos vislumbran gracias a ello un futuro mejor. Descender ese discurso económico a pie de calle será esencial en esta campaña, intentando despertar a quienes dan por hecho lo que, en realidad, no sería posible con la derecha en el poder.

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