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2024 arranca con mayor exposición a la desinformación 

El informe de Free Press revela la relajación de las redes sociales en la lucha contra la desinformación. - Pixabay
El informe de Free Press revela la relajación de las redes sociales en la lucha contra la desinformación. - Pixabay

El papel de las redes sociales en la desinformación y, por tanto, en el socavamiento de las democracias modernas está fuera de dudas. Hechos como el asalto al Capitolio de EEUU a principios de 2021 ilustran a la perfección la toxicidad que pueden propagar estas plataformas digitales. A partir de entonces, algunas de las principales redes sociales adoptaron medidas para fortalecer la moderación de este tipo de contenido, pero tan sólo fue un espejismo. Años después, un nuevo informe de Free Press revela que la desinformación electoral y el extremismo vuelven a campar a sus anchas. 

El dato es demoledor: entre el 1 de noviembre de 2022 y el 1 de noviembre de 2023, Meta, Twitter (ahora X) y YouTube han eliminado un total de 17 políticas restrictivas en sus plataformas, comenzando por las que limitaban el contenido bautizado como La Gran Mentira sobre el proceso electoral de 2020 en EEUU. Además, todas ellas han reestablecido las cuentas de Donald Trump y redes como Meta o YouTube son más rigurosos en la moderación con un ciudadano o ciudadana de a pie que con el expresidente republicano. 

Tanto Twitter como Meta ha desactivado sus políticas de prohibición de desinformación sobre COVID-19 y mientras la red que dirige Elon Musk ha recuperado los anuncios políticos, la de Mark Zuckerberg ya no exige ni transparencia ni etiquetado en la publicidad política, abriendo la puerta a las paparruchas (o fake news) 

Asimismo, tanto Meta como Twitter han relajado sus protecciones de la privacidad; la Inteligencia Artificial (IA) manda y son precisos muchos datos personales para alimentarla. Del mismo modo, Google ya ha comenzado a dar acceso a YouTube a su herramienta de IA Bard, despertando inquietud acerca de los efectos que este chatbot pueda tener a la hora de explotar los datos de los usuarios. 


Seguramente, en esta avalancha de relajamiento de políticas que protejan a los y las usuarias echen en falta a una red como TikTok. El motivo es que la red china no ha revertido ninguna de sus políticas, aunque esto no es del todo una buena noticia, pues las carencias de moderación de contenido tóxico en esta plataforma son tan palmarias y mediocres, según Free Press, que la protección es mínima. En el lado positivo destaca la introducción de políticas que requieren la identificación de contenido generado por IA o las que luchan contra la desinformación climática. 

Si a este relajamiento en las políticas restrictivas sumamos la oleada de despidos que acometieron estas plataformas durante 2023 –solo entre Meta, Twitter y YouTube rondan los 41.000 despidos-, la moderación de contenido falso y desinformación se complica aún más. Free Press cita como ejemplo de esta deficiente moderación las desinformaciones publicadas sobre el genocidio que se está cometiendo en Gaza, especialmente durante las primeras semanas, especialmente del lado israelí.  

Por otro lado, el excéntrico Musk no sólo permite con su gestión que se propague la desinformación sino que, además, quiere acallar a quienes critican sus prácticas, recurriendo para ello al lawfare, con querellas. Hasta el momento ha interpuesto dos demandas, una al Center for Countering Digital Hate (CCDH) y otra que cuestiona el nuevo estatuto de transparencia en el Estado de California. También ha amenazado con querellarse contra la Anti-Defamation League (ADL). En esta misma línea, el Partido Republicano ha amenazado en el Congreso, emitiendo incluso citaciones, para sofocar los intentos de investigación sobre la difusión de desinformación electoral. 


Y es que Twitter (X) es, de largo, la red que peores prácticas tiene, hasta el punto de que el informe de Free Press afirma que "Musk ha destruido casi todo lo que alguna vez hizo que la plataforma valiera la pena". No se trata de una conclusión única de Free Press pues, como ella misma recuerda, un estudio de TrustLab realizado en 2023 para la Comisión Europea reveló que Twitter tenía la mayor cantidad de contenido engañoso en comparación con otras grandes redes sociales, incluidas Facebook, Instagram, LinkedIn, TikTok y YouTube. 

Aunque buena parte de las miradas este año se centrarán en las elecciones presidenciales de EEUU, éstos no son los únicos comicios nacionales que se celebrarán durante 2024. Hasta 40 países tienen previstas este año elecciones nacionales (por no hablar de las Elecciones Europeas): eso representa al 41% de la población mundial y al 42% del PIB global, según Bloomberg Economics, algo muy goloso para querer influir utilizando para ello las redes sociales.  

Free Press cierra su informe detallando una serie de recomendaciones para mejorar la moderación de todo este contenido tóxico que están explotando y divulgando en redes sociales fuerzas y grupos antidemocráticos, supremacistas blancos y otros actores indeseables que siembran odio, acoso y mentiras. Medidas como fomentar una mayor transparencia compartiendo periódicamente datos de métricas básicas con investigadores, periodistas, legisladores y público general; prohibir la discriminación algorítmica o acabar con la opacidad alrededor de las tendencias de viralidad del contenido, ni son nuevas ni especialmente revolucionarias, pero han sido sistemáticamente ignoradas por las plataformas y los mismos reguladores. De hecho, como revela el informe de Free Press, la situación ha empeorado y 2024 podríamos vivir nuevos repuntes de manipulación y desinformación política. 

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