Ricky Rubio se abre en canal y comparte su calvario por la salud mental: "Ha sido una lección de vida para mí"

Publicado el 27 de febrero del 2024

No es habitual. Quizá por eso el testimonio de Ricky Rubio se antoja tan necesario. Y es que la vida pesa a veces. La vida –y disculpen la triste paradoja– se hace invivible. Es el reverso de la gloria, la zona de sombra que dejan los focos cuando acaba el partido.

El deporte de élite, instalado en esa vieja dicotomía que separa el éxito del fracaso, no atiende a las penumbras. Mira hacia otro lado cuando se trata de salud mental. No interesa. Circulen.

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Pero algo está cambiando, deportistas como Ricky Rubio se plantan y nos cuentan el abismo que se abre tras el podio, aprender a vivir cuando la vida olvida sus colores y sólo ofrece una gama de grises. Así lo contaba el propio Rubio durante su presentación como nuevo jugador del Barça.

"Me tenía que alejar del Ricky jugador y lo tenía que hacer en casa, alejado del baloncesto. He llegado al punto en que el basket y la pelota vuelven a estar en mi mano, espero disfrutarlo muchísimo pero cuidando a la persona", anunciaba.

Esa es la clave: "Cuidar a la persona". Olvidar por un momento las luminarias, el confeti y los puntos de partido. Olvidar la gloria (o entenderla de otro modo). "La persona no estaba –prosigue Rubio– me tenía que descubrir y dejar atrás el jugador".

En un mundo donde no abundan los referentes positivos, donde la estrella irrumpe en la ciudad deportiva a lomos de un coche de alta gama y esgrime una leve sonrisa, ajeno a todo y a todos, no está demás escuchar a alguien relatar su calvario personal, poner sobre el tapete la importancia de la salud mental.

Explicar que un día el jugador quebró y que ha vuelto para contarlo. "Me he salvado de ese momento malo, aquí estoy y es porque me encuentro a gusto. Ha sido una lección de vida para mí. Si saco algo positivo de esto es que me puedo mimar algo más a mí mismo y no soy autoexigente a niveles de autodestrucción", confiesa.

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El impacto de las palabras de Ricky Rubio es innegable. Y lo es por el mismo motivo por el que hacen tanto daño las palabras de Rafa Nadal sobre el feminismo, porque los héroes en la cancha deben ser un ejemplo fuera. Y qué mejor ejemplo que ver al héroe desnudar al humano, con toda su fragilidad.