Dominio público

Presupuestos en 'modo ahorro'

Julen Bollain

Economista.

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de clausura del 15º Congreso del PSC en Barcelona.- Kike Rincón / Europa Press
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de clausura del 15º Congreso del PSC en Barcelona.- Kike Rincón / Europa Press

En el escenario político y económico actual, la falta de aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2024 ha generado un importante debate sobre las implicaciones que esto pueda traer consigo. Pero, como siempre, demasiado ruido para tan pocas nueces. Es cierto que Pedro Sánchez ha decidido no presentar nuevos presupuestos para este año, tras la convocatoria de elecciones en Cataluña, y que esto ha generado incertidumbre en diversos sectores de la sociedad. Pero esta decisión no es más que una derivada de la estrategia del PSOE por resistir y quitarse de encima unas negociaciones a cara de perro en el Congreso, abocadas al fracaso, a las puertas de las catalanas. Hay que tener en cuenta, además, que si a finales de año, con las aguas más calmadas, Sánchez consigue sacar los presupuestos para 2025, se asegura legislatura casi hasta el final. 

Pero, ¿qué es una prórroga presupuestaria? Antes de nada, es necesario entender que la prórroga presupuestaria no implica necesariamente un caos financiero, sino más bien una adaptación a las circunstancias políticas y económicas del momento. También es importante recalcar que no es la primera vez que ocurre. En la historia democrática de España, esta situación se ha repetido hasta en nueve ocasiones. Esto quiere decir que casi cada cinco años se ha dado una prórroga presupuestaria. Así ocurrió en 1978, 1982, 1995, 2011, 2016, 2017 y 2018. La de 2018 además fue particularmente significativa, porque se dieron dos prórrogas consecutivas, siendo estos presupuestos de Montoro los más longevos hasta el momento. 

Una prórroga presupuestaria, por lo tanto, tampoco parece que sea el fin del mundo. A diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos, donde un bloqueo político puede llevar al cierre del gobierno y la parálisis de gran parte de los servicios esenciales, la prórroga presupuestaria en España no implica una situación similar. España se puede gestionar con presupuestos prorrogados (que, cuidado, es muy distinto que éstos estén prorrogados a que no haya presupuestos), utilizando decretos y medidas específicas que permitan llevar adelante inversiones y gastos. Eso sí, esta gestión no resulta sencilla en tiempos políticos convulsos, ya que supone un mayor desgaste para el gobierno. Cada medida que se quiera llevar adelante necesitará de un amplio apoyo parlamentario que la respalde. 

Pero que quede claro: a diferencia de lo que se ha venido diciendo en los últimos días, la prórroga presupuestaria no implica la paralización de la actividad gubernamental ni la suspensión de las inversiones y políticas públicas planificadas. Lo que supone esta prórroga es la necesidad de buscar vías alternativas, a través de la fuerza del legislativo y las mayorías parlamentarias existentes, que permitan sacar adelante las políticas que necesiten de ajustes en el presupuesto vigente. 


Pero, como siempre, está la política. Y la prórroga presupuestaria, quizá, no sea la mejor forma de comenzar una nueva legislatura. Porque, aun reconociendo las posibles ventajas y oportunidades políticas de la prórroga presupuestaria en la situación actual, es innegable que no es lo habitual que no se aprueben nuevos presupuestos durante el primer año de legislatura. Tradicionalmente, los primeros presupuestos de legislatura suelen considerarse una herramienta fundamental que establece las prioridades, tanto políticas como económicas, del gobierno de turno. Su ausencia, por el contrario, puede generar cierto nerviosismo e interrogantes sobre la capacidad de planificación y gestión del Gobierno. 

Eso sí, estaba claro, ¿no? Junts no abandera la estabilidad política española. Si alguien busca eso, que espere sentado. Que espere sentado mientras los demás hacen campaña en Catalunya. El voto favorable para la admisión a trámite de la Ley de Amnistía por parte de Junts traía consigo el voto negativo a los presupuestos. Es precisamente en este escenario cuando el Gobierno de Sánchez puso directamente la mirada en las cuentas de 2025. 

Siendo estos los mimbres con los que tejer, con Catalunya en el horizonte y unos presupuestos de 2025 que te dotan de cierta tranquilidad durante el resto de legislatura, parece lógico pensar en que la prórroga presupuestaria es una decisión política acertada. Acertada, pero que implica mucho esfuerzo, diálogo y acuerdos durante un año 2024 que viene convulso. Porque, como la ausencia de presupuestos no significa la ausencia de planificación, el Gobierno debe seguir trabajando en la elaboración de políticas y estrategias a largo plazo a través de amplios acuerdos en el parlamento. Unas negociaciones que son una gran oportunidad para reflexionar ampliamente sobre las prioridades y necesidades del país y poder así establecer los pilares necesarios para la toma de medidas que permitan impulsar un desarrollo sostenible para la gran mayoría, dándoles continuidad en el proyecto de presupuestos para el año 2025. 


Decía Pedro Sánchez allá por 2018, cuando todavía M. Rajoy era presidente del Gobierno, que "un Gobierno sin presupuestos es tan útil como un coche sin gasolina". Quizás este año toca dejar de lado el combustible y apostar por el coche eléctrico, recargando fuerzas para los tres años restantes de esta legislatura en marcha. 

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