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El pulso nuclear con Irán agrava la tensión entre Obama y Netanyahu

Conforme avanzan las negociaciones de Viena sobre el programa nuclear iraní, las relaciones entre Estados Unidos e Israel se hacen cada vez más problemáticas. El enfrentamiento directo entre Obama y Netanyahu ha dado paso a una deliberada falta de sintonía entre funcionarios de los dos países.

Una manifestante israelí sostiene un cartel con el rostro del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.- Las relaciones entre las administraciones de Israel y Estados Unidos no solamente se deterioran entre los dos máximos mandatarios, el presidente Barack Obama y el primer ministro Benjamín Netanyahu, sino que también se perjudican a nivel de altos funcionarios que ni siquiera aciertan a coordinar el flujo de información entre los dos países sobre asuntos que el Estado judío considera “vitales”.

En la superficie de estas tensiones sin precedentes están las negociaciones que Estados Unidos conduce en Viena sobre el programa nuclear iraní, pero también el conflicto con los palestinos que Israel mantiene en el limbo sin hacer ningún caso a la Casa Blanca, donde se considera que este conflicto va a redundar cada vez más en perjuicio de Israel y de sus relaciones con Occidente en la forma de un creciente aislamiento internacional.

Un ejemplo del deterioro de las relaciones a niveles intermedios es, según el diario Haaretz, la reciente ausencia de contactos entre funcionarios estadounidenses e israelíes sobre el desarrollo de la última ronda de negociaciones con Teherán, que se inició a fines de junio y se presenta como decisiva en un sentido u otro.

El rotativo de Tel Aviv ha revelado que desde que se inició esta ronda, los funcionarios de Estados Unidos han intentado en vano contactar al consejero para la Seguridad Nacional de Israel, Joseph Cohen, para informarle de la marcha de las discusiones, pero Cohen ha rechazado los contactos alegando “problemas de agenda”.

La Casa Blanca cree que el conflicto con los palestinos, que Israel mantienen en el limbo, redundará cada vez más en su perjuicio y en el de sus relaciones con Occidente

Sobre este punto ha insistido personalmente la subsecretaria para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Wendy Sherman, que en Viena se sienta al lado del secretario John Kerry, y que es uno de los conductos habituales entre Washington y Cohen. Pues bien, Sherman ha dicho que en los últimos diez días ha tratado de hablar con Cohen en tres ocasiones y en ningún caso lo ha conseguido.

Naturalmente, Irán figura en lo más alto de los intereses de Israel, de ahí que los norteamericanos estén sorprendidos de que Cohen no encuentre tiempo para hablar de un asunto “vital” para la seguridad de Israel, según han señalado más de una vez los propios dirigentes israelíes.

Se comprende menos esta actitud si se tiene en cuenta que funcionarios israelíes han señalado esta semana que su conocimiento de lo que está sucediendo en Viena es “fragmentado”. Sin embargo, esos funcionarios no han dado ninguna explicación sobre el hecho de que Joseph Cohen no encuentre tiempo para hablar con Wendy Sherman.

El profesor Efraim Inbar, director de BESA, un “centro de estudios estratégicos” de Tel Aviv muy afín a Netanyahu, dice que hablar con los americanos “es una pérdida de tiempo, de manera que no es raro que Cohen no quiera hablar con Sherman”. “Wendy Sherman fue la que negoció el acuerdo con Corea del Norte y ya hemos visto cómo ha terminado”, recuerda Inbar. Y añade: “Estamos en una confrontación frontal con Estados Unidos, en la que también participa la oposición israelí. Creemos que los americanos están cometiendo un error muy grave y vamos a tratar de impedirlo por todos los medios. Además, esta actitud nos legitima para una guerra contra Irán”.

“Por supuesto que vamos a llevar este asunto al Congreso de Estados Unidos. Estamos muy satisfechos de que cada vez haya más voces críticas contra Obama"

“Por supuesto que vamos a llevar este asunto al Congreso de Estados Unidos. Estamos muy satisfechos de que cada vez haya más voces críticas contra Obama. No sé lo que ocurrirá en el Congreso, pero hay muchas posibilidades de que gane Israel. Entonces es posible que Obama vete la decisión del Congreso pero el Congreso puede revocar el veto si cuenta con una mayoría cualificada”, explica Inbar.

El discurso de Israel tiene grandes seguidores entre ciertos países sunníes que tradicionalmente han sido enemigos viscerales de Teherán y de todo lo que representa el chiismo, de manera que Israel está ganando la guerra de imagen y prácticamente ya no oculta sus contactos con esos países.

Netanyahu aviva ese fuego en la medida de lo posible con el fin de obtener ventajas políticas en el río revuelto de Oriente Próximo. “Irán es la mayor amenaza para la paz mundial”, ha dicho esta semana. “El verdadero objetivo de Irán es controlar el mundo”, ha añadido el primer ministro israelí.

En medios políticos israelíes se señala que desde que comenzó la última ronda de negociaciones con Irán, Netanyahu no ha hablado ni una sola vez con Kerry. Los israelíes ya ni siquiera están interesados en guardar las formas, tal vez porque, como dice el profesor Inbar, el diálogo con los norteamericanos se ha agotado y no ven otra salida que no sea llevar el asunto al Congreso, donde creen contar con un apoyo extraordinario.

El comité de Relaciones Exteriores del Senado tenía que haber recibido una copia del acuerdo con Irán el 9 de julio, es decir dos días después de la fecha límite para las negociaciones que se fijó para el 7 de julio, sin embargo, el Senado no ha recibido la copia hasta ahora, de manera que la discusión en el Capitolio puede demorarse bastantes semanas sobre el calendario previsto inicialmente.

El presidente del comité, el senador Bob Corker, ha pedido telefónicamente a Kerry que el acuerdo permita que la Agencia Internacional para la Energía Atómica inspeccione las instalaciones nucleares y militares iraníes “en cualquier momento y en cualquier lugar”. Esta es claramente una demanda israelí que choca con la posición de Teherán que sostiene que las inspecciones deben ser aprobadas previamente y coordinadas con Teherán.

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