Este artículo se publicó hace 4 años.
"Una alfombra de seres humanos": Italia vacía el centro de acogida de Lampedusa
El alcalde de la localidad siciliana, Salvatore Martello, ha logrado presionar al presidente del Gobierno italiano, Giuseppe Conte, para desbloquear la situación de una isla que tiene que conciliar la crisis sanitaria del coronavirus junto al fenómeno migratorio. El médico legal que ha realizado la última inspección sanitaria en el centro de acogida de Lampedusa habla de una "asistencia médica insuficiente" y de unos protocolos de prevención contrarios no sólo a la Covid, sino también a la hepatitis, a la sarna y a la tuberculosis.
Roma-
La crisis del coronavirus no ha detenido los flujos migratorios en el Mediterráneo Central. La conocida isla siciliana de Lampedusa, el territorio más al Sur de Italia, lleva semanas bajo presión por los constantes rescates llevados a cabo por las fuerzas armadas italianas en colaboración con las ONG humanitarias desplazadas en la zona. Para la población de Lampedusa —históricamente acostumbrada y tolerante en relación a la presencia migratoria en la isla— la sobreocupación del centro de acogida estaba convirtiéndose en un problema local, ya que en los últimos días había seis veces más migrantes respecto a lo permitido. Por si no fuera suficiente, la estructura podría estar expuesta a diferentes enfermedades además del coronavirus, desde la sarna hasta la tuberculosis.
Así pues, el Gobierno italiano de Giuseppe Conte ha aprobado el vaciamiento del centro de acogida de Lampedusa. Para ello, ha decretado el envío de otros dos cruceros a la zona que se sumarían a los tres ya presentes. El alcalde de la isla, Salvatore Martello, había convertido sus denuncias en los últimos días en un auténtico pulso político contra el Ejecutivo transalpino, con el objetivo de desbloquear la situación. El jefe del consistorio lampedusano, la semana pasada, había incluso promovido una huelga en la localidad siciliana para levantar la voz; no contra los migrantes, sino contra la gestión migratoria del premier Conte en plena crisis del coronavirus.
Los desembarcos de la última semana habían provocado que los huéspedes del centro de acogida llegaran a un total de 1.200 personas, cuando apenas puede albergar unas 200 en una situación habitual precoronavirus. Bien es cierto que en las últimas semanas el presidente del Gobierno transalpino había ordenado el desplazamiento de tres cruceros para que ejercieran de buque-cuarentena, pero el aumento de llegadas entre finales de agosto y principios de septiembre ha aumentado considerablemente la presencia de migrantes y refugiados en el centro de acogida, dificultando notablemente las labores de prevención relativas a la Covid-19 e impidiendo, por ejemplo, el mantenimiento de la distancia de seguridad. A esto, hay que sumar también que, a menudo, las personas alojadas en el centro de acogida de Lampedusa, oficiosamente pueden salir y entrar por un acceso en la zona norte del recinto para pasear por las calles del pueblo, dado que de una isla no se puede escapar. Este hecho estaba preocupando a los habitantes del territorio siciliano, lo cual ha desencadenado la batalla política de su alcalde, "Totò" Martello, contra el primer ministro del país, Giuseppe Conte.
Todo cambió este miércoles, cuando el presidente del Gobierno transalpino invitó al alcalde de Lampedusa a una reunión de máximo nivel, ante la presencia de la ministra de Interior, Luciana Lamorgese; el ministro de Exteriores, Luigi Di Maio; el ministro de Defensa, Lorenzo Guerini; el ministro de Economía, Roberto Gualtieri; y el jefe de la Protección Civil Italiana, Angelo Borrelli. En el encuentro, el jefe del consistorio lampedusano iba acompañado del presidente de la región de Sicilia, Nello Musumeci, quien en las últimas semanas también ha sido muy crítico con la gestión migratoria del Ejecutivo transalpino.
"Estamos preparados para reforzar la vigilancia sanitaria de los migrantes para garantizar la máxima seguridad de la población", asegura el premier italiano: "Conocemos las dificultades que estáis viviendo y de la necesidad de encontrar soluciones eficaces juntos", dijo Conte a Martello y Musumeci, "pero el fenómeno es complejo desde siempre y no son suficiente los eslóganes para afrontarlo". El jefe del Ejecutivo italiano ha anunciado, además del envío de otros dos cruceros, un reforzamiento del "patrullaje de las aguas internacionales" para limitar el tráfico de seres humanos, a través de las fuerzas armadas italianas. Conte ha querido ir más allá, aprobando este jueves un nuevo decreto ley ad hoc para Lampedusa, que prevé la suspensión del pago de los impuestos hasta el 21 de diciembre para todas las personas o actividades que residan en el término municipal de Lampedusa.
Una de las descripciones más dramáticas acerca del centro de acogida de Lampedusa la ofrece el doctor Cristoforo Pomara, el médico legal responsable de la última inspección in situ realizada por su equipo hace unos días en la isla. En una entrevista concedida al conocido diario italiano Corriere della Sera, asegura estar "en shock" por lo que ha podido ver con sus ojos: "Como médico legal, he visto cosas muy impactantes. Pero lo que he visto estos días [en el centro de acogida de Lampedusa] me impacta sobre todo desde el punto de vista humano, además del médico". "Allí dentro las condiciones son totalmente contrarias a las normas de prevención de las patologías infecciosas: no sólo hablamos de Covid, sino también hepatitis, sarna y tuberculosis, por ejemplo. La asistencia médica es totalmente insuficiente. En algunos rincones no se ve el suelo, sino una alfombra de seres humanos".
Atendiendo a los datos ofrecidos por la Organización Internacional para los Migraciones (OIM), institución enmarcada dentro del sistema de las Naciones Unidas (ONU), en lo que va de año 2020 han llegado a Europa 20.000 migrantes a través del Mediterráneo Central, la ruta que conecta el Norte de África con el Sur de Italia. El 25% de las llegadas tuvieron lugar en el primer semestre del año, el 75% se han producido entre junio y septiembre. Hasta hoy, se contabiliza un total de 353 fallecidos en dicho sector del antiguo Mare Nostrum, lo cual convierte esta franja marítima en la más peligrosa del mundo para los migrantes y refugiados.
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