El parlamentario Amir Ohana, del partido de centroderecha Likud, ha sido elegido este jueves como nuevo presidente del Parlamento de Israel. De este modo, se convierte en la primera persona abiertamente homosexual en ocupar el cargo. Un aparente avance que choca con la creciente preocupación social por la escalada del racismo y la homofobia en la región. Esta tendencia queda en evidencia con la entrada de varios partidos ultraortodoxos al nuevo Gobierno del país, sumido en el apogeo de la extrema derecha. 

Ohana, que anteriormente había estado al frente de las carteras de Justicia y Seguridad Pública, tomó posesión ante la disconformidad de algunos de los nuevos altos cargos. Acto seguido, juró su cargo el primer ministro, Benjamin Netanyahu, que recupera el poder después de año y medio en la oposición. También lo hicieron los miembros de su nuevo Ejecutivo, que se presenta como el más derechista de la historia de Israel. 

Durante la sesión, Avi Maoz, líder del partido ultraconservador Noam, dijo no tener "nada en contra de las personas homosexuales ni de los izquierdistas" y justificó que su oposición se dirige "a lo LGBTI como ideología o movimiento". Cabe mencionar que Maoz se encargará, en el seno del nuevo gabinete, de controlar los contenidos que se imparten en las escuelas y centros de educación.

Otros parlamentarios y ministros extremistas, que previamente se habían mostrado críticos con el colectivo LGBTI, intentaron disimular la hemeroteca y se limitaron a felicitar a Amir Ohana por su "validez profesional". Por su parte, el recién nombrado mandatario Benjamin Netanyahu, líder del partido que integra el propio Ohana, ha asegurado que el nuevo Gobierno "no permitirá que se discrimine a las personas por su condición sexual". Está por ver si la promesa se cumple o si, al contrario, triunfan las políticas radicales de buena parte de la coalición.