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Los argentinos ya no hablan tanto de fútbol

Las altas temperaturas del verano y los apagones desesperan a la gente y se convierten en el principal tema de conversación

FEDERICO PEÑA

El cóctel de malhumor entre los porteños que aún no han salido de vacaciones se compone de temperaturas por encima de los 40 grados, electrodomésticos echados a perder, cortes de electricidad y falta de agua durante 72 horas en algunos casos.

Entre el martes y el jueves, más de 300.000 hogares de la capital, el conurbano y la ciudad de La Plata se quedaron a oscuras y tuvieron que recurrir a todo tipo de estrategias para poder dormir. La más mentada fue colocar una toalla mojada debajo de la sábana o ducharse sin secarse y ponerse debajo de un ventilador. Para obtener agua, algunos vecinos se trasladaron a los parques con baldes.

Aún así, el miércoles fue un día en el que los argentinos tenían cara de sed, poco sueño y un monotema: el clima. Los que tienen aire acondicionado y no sufrieron cortes de electricidad son fácilmente identificables: sonríen y se les ve descansados.

La presidenta Cristina Fernández reconoció que hubo 50.000 cortes simultáneos el martes por la noche, aunque descartó que se trate de una crisis energética. Sin embargo, lanzó un plan piloto para ahorrar energía en la municipalidad de Tigre y promueve el uso de bombillas de bajo consumo. Pero el viernes puso en marcha la medida más polémica y, para algunos, más graciosa: el censo de los aparatos de aire acondicionado en la capital. Los encargados de los edificios deberán espiar a los residentes.

Las compras masivas de estos aparatos representan un éxito, para el jefe de gabinete, Alberto Fernández. 'Somos víctimas de nuestro éxito', apuntó. Alejandro, empleado de ventas de la sucursal del barrio de Caballito de la cadena de electrodomésticos Frávega, avala el dato pero no comparte el triunfalismo. 'En enero duplicamos las ventas respecto a (enero de) 2007. Los días de más calor, se los llevan así', dice, con un chasquido de dedos. 'Los argentinos compramos acondicionadores en enero y no en noviembre, las compañías eléctricas no te agrandan la capacidad de los generadores hasta que explotan, y el Gobierno no lanza el plan hasta que ya estás en pleno baile. Somos así', ríe.

Consumados los cortes, los vecinos de Caballito cortaron calles y avenidas la noche del jueves.

En las tiendas también hay indignación. Manuel, un carnicero del barrio, prende un ventilador de insultos: 'En enero pierdo la mercadería con todos los putos gobiernos. Este año decidí salar la carne como en las viejas épocas y venderla más barata a los clientes habituales'. 

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