Este artículo se publicó hace 13 años.
El asesino se ensañó usando balas expansivas
La Policía tardó 20 minutos en reducir a Breivik en la isla de Utoya
Sin remordimientos, admitiendo lo que ha hecho pero sin considerarlo un crimen, Anders Behring Breivik comparecerá hoy ante un juzgado de distrito de Oslo, mientras que la Policía sigue sin poder afirmar a ciencia cierta si actuó en solitario, o bien si contó con la ayuda de un cómplice.
Pese a que el asesino se ha ofrecido, según ha revelado su abogado Geir Lippestad, a explicar las razones de la matanza, los expertos de las fuerzas de seguridad seguían ayer analizando su manifiesto para tratar de dilucidar algo que también se les escapa: el móvil real. La razón por la que un fanático islamófobo y antimarxista se revolvió el viernes contra 93 compatriotas ajenos en principio a las tendencias de las que el fanático aborrecía.
Este lunes a partir de las 13:00 horas y a puerta cerrada, Breivik tendrá la oportunidad de explicar ante el juez los motivos que le llevaron a perpetrar la matanza.
Breivik, según su abogado, explicará hoy los motivos de su matanza
Lo que si se perfila cada vez con más claridad es el retrato de un asesino sanguinario. En una entrevista en la edición digital de ayer del diario VG, el cirujano jefe del hospital Ringerike, Colin Poole, que ha tratado a 16 heridos en el tiroteo, aseguró que Breivik empleó las denominadas balas expansivas o "dum-dum". Este tipo de munición, prohibida en las guerras, tiene los dos extremos huecos para que el núcleo se fragmente tras impactar con el cuerpo. "Esas balas más o menos explotaban dentro del cuerpo de las víctimas. Las heridas internas que tenían eran absolutamente terribles", explicó Poole.
En la investigación, uno de los puntos fundamentales sigue aún en sombras: ¿Breivik actuó solo? En su declaración, el ultraderechista así lo afirma, pero la Policía no se atreve aún a confirmarlo.
Ayer por la mañana miembros de las fuerzas especiales y artificieros se desplegaron en un polígono industrial deSlettelokka, un suburbio a ocho kilómetros al este del centro de Oslo, para registrar unos barracones sospechosos. El resultado fue la detención de seis hombres, que fueron liberados poco después. La Policía tuvo que reconocer que no tenían nada que ver.
Las autoridades noruegas aún investigan si tuvo algún cómplice
La ayuda de Scotland YardEnfrentados a la primera masacre de este alcance en el país, Noruega ha pedido ayuda a la Policía Metropolitana de Londres. Scotland Yard va a enviar a un experto para ayudarles a analizar las pruebas. Las autoridades noruegas han precisado que no han pedido la colaboración de lasautoridades de otros países.
En una rueda de prensa que ofreció por la tarde, el número dos de la Policía de Oslo, Sveinung Sponheim, se limitó a informar de que sus agentes tardaron 20 minutos en reducir al terrorista, aún armado, en Utoya. Según Sponheim, los agentes llegaron a la isla poco después de las seis, cuando el asesino ya llevaba más de media hora acribillando a los jóvenes. Su arresto se demoró hasta las seis y veintisiete minutos.
Ante las críticas por esta tardanza, el jefe de operaciones policiales de la región de Oslo, Erik Berga, trató ayer de justificar a sus hombres. Explicó que cuando los agentes estaban ya a bordo de un barco para ir a la isla, éste resultó ser demasiado pequeño por lo que la embarcación estuvo a punto de zozobrar. La decisión de esperar a una unidad de élite procedente de Oslo retrasó aún más el asalto policial a la isla.
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