Este artículo se publicó hace 4 años.
BrexitBye, Bye, EU: los británicos se despiden entre la euforia y la resignación
Los 'brexiters' se proclaman vencedores y sacan a pasear su orgullo patrio por el centro de Londres mientras en las calles de Reino Unido, lejos de los focos de las cámaras, se vive este histórico 31 de enero de 2020 con absoluta normalidad.
Cristina Casero
Londres-Actualizado a
El brexit también tiene zona cero. Y plató de televisión. Está en Parliament Square, la plaza situada frente al Palacio de Westminster, la sede del parlamento británico, y muy cerca de Downing Street, la residencia del primer ministro. Allí es donde esta noche tendrá lugar la fiesta de celebración organizada por Leave Means Leave, el lobby del Partido del Brexit del radical Nigel Farage. Por eso, y porque incluso andamiado hay pocos decorados tan icónicos como el Big Ben, cámaras y periodistas de todo el mundo llevan el día entero allí apostados.
Los partidarios del brexit, que lo saben, también se han acercado y se pavonean frente a ellos luciendo su artillería: banderas británicas de todos los tamaños, gorras, trajes confeccionados con telas de la Union Jack, insignias militares y pancartas caseras con mensajes como "somos libres" o "nuestras propias reglas".
Un grupo ha venido desde la ciudad de Southampon, en la costa sur de Inglaterra. Son cinco, todos ellos jubilados, y se prestan sonriente a hacerse selfies con todos los turistas que se acercan a pedírselo. Están tan organizados que si quieres hablar con cualquiera te remite a Pat: "Es nuestra portavoz", dice uno de ellos.
Y, por supuesto, Pat está encantada de responder. Tiene el discurso e incluso la coreografía preparadas. Cuando le preguntas cómo se siente hoy, agita las dos banderitas británicas que se ha colocado a modo de antenas y responde eufórica: "¡Ohhh… Estoy eufórica!". Y añade: "Hemos venido a celebrar nuestro día de la independencia".
"Hemos venido a celebrar nuestro día de la independencia"
Faith está en la avenida Whitehall, unos cien metros más allá y frente al cajón de un camión convertido en discoteca improvisada al ritmo del Should I stay or shuoul I go, de The Clash.
Ha venido en el mismo autobús y utiliza las mismas palabras para definir cómo se siente: "Euforia" e "independencia". Pero va más allá: "Hemos ganado. No entiendo qué hacen aquí hoy, que se vayan a casa", dice señalando a un grupo de británicos partidarios de la permanencia en la UE que mantiene un comportamiento mucho más comedido. "No hay vencedores en esto. Nadie está en lo cierto y nadie está equivocado. Todos queremos lo mejor para este país sólo que tenemos diferentes puntos de vista", le replica espontáneamente Allison.
"No hay vencedores en esto. Nadie está en lo cierto y nadie está equivocado"
Se crió en Kent, "una zona muy brexiter porque está frente a Francia y hay mucha inmigración", cuenta. Su voz no disimula la tristeza que reconoce con sus palabras: "Ya no somos una pequeña isla poseedora de un imperio y este patriotismo no nos va a llevar muy lejos", explica.
"Dicen que será mejor para nuestra economía pero no todo se mide en términos financieros; se trata de compañerismo y de oportunidades", añade Claudia, que forma parte de ese pequeño grupo de británicos contrarios al brexit que se ha acercado a los exteriores de Downing Street y ondea las pocas banderas comunitarias que se ven hoy en Londres: "Es un día terrible para todos. Estoy enfadada, triste y me siento avergonzada. Éste ya no es mi país; yo soy europea", confiesa.
Lejos de los focos, un día como cualquier otro
Pero basta con avanzar un poco y asomarse a cualquier zona a la que no llega la luz de los focos para comprobar que este viernes en Londres es un simple día. Como cualquier otro. Que sea cual sea su opinión al respecto, el británico medio sigue con su vida.
Como Paul. Sentado frente a una pinta después del trabajo, en un pub de esa cadena propiedad de uno de los mayores brexiters del país que hoy ofrece descuentos en las bebidas europea, explica el por qué: "El principal problema todos estos años ha sido la incertidumbre. Te guste o no lo que ha acabado ocurriendo, al menos algo ha ocurrido y eso ha relajado el ambiente".
"Te guste o no lo que ha acabado ocurriendo, al menos algo ha ocurrido y eso ha relajado el ambiente"
Hace unos meses parecía impensable que la cuenta atrás ya está en marcha. Desde una hora antes -las diez de la noche en Reino Unido- estará proyectada en uno de los laterales de Downing Street, que luce ya iluminado con los colores de la bandera. Las televisiones lo darán en directo. No así el mensaje al país de Boris Johnson. El primer ministro británico, que ha pedido moderación en las celebraciones, lo grabó ayer en su residencia, donde a esa hora tendrá lugar una recepción.
Tres años y medio después del referéndum, de tres primeros ministros, dos elecciones y tres prórrogas, esta noche todo habrá pasado. El ministerio británico para la salida de la Unión Europea será historia. Las bandera británicas volverán a su sitio. Y las comunitarias dejarán de ondear con el viento que azote la isla.
Con suerte dentro de unos años alguien recordará este día y lo que supuso llegar hasta aquí cuando en algún comercio le den las vueltas y descubra una de los diez millones de monedas conmemorativas del brexit que han entrado hoy en circulación. Algunas de las ediciones para coleccionista ya están agotadas. Al fin y al cabo, con euforia o con tristeza, este viernes es un día histórico.
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