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Bush se despide de la ONU reivindicando el multilateralismo

En su último discurso, el presidente estadounidense atacó a Rusia, Siria e Irán y obvió la crisis financiera internacional

EFE

 

En su último discurso en la 63ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, adoptó un tono discreto para despedirse. Y lo hizo hizo reivindicando el papel de la ONU y de otras instituciones multilaterales, que son hoy 'más necesarias y de modo más urgente que nunca debemos fortalecerlas'.

Aunque el presidente estadounidense introdujo un matiz: afirmó que las Naciones Unidas, en lugar de aprobar resoluciones de condena a los atentados terroristas debe 'aprobar más resoluciones que impidan que esos atentados se produzcan'.

El presidente norteamericano, que al principio de su mandato se mostró poco partidario del multilateralismo y hoy insiste en una reforma profunda de la ONU, instó también a este organismo a adoptar medidas más decisivas 'contra la tiranía y contra las condiciones que permiten que ésta florezca', y a hacer frente al terrorismo.

En su intervención de despedida ante la Asamblea de la ONU, Bush acusó a Siria e Irán de seguir apoyando el terrorismo.

Regímenes como los de Damasco y Teherán 'siguen apoyando el terrorismo y, sin embargo, su número disminuye y cada vez están más aislados', aseguró.

El presidente de EEUU instó a 'permanecer vigilantes contra la proliferación' nuclear que pueda llevar a cabo Corea del Norte e Irán y pidió a los países miembros el cumplimiento de las sanciones del Consejo de Seguridad contra los programas nucleares de estos países.

El presidente estadounidense también arremetió contra Rusia por su invasión a Georgia en agosto y aseguró que su país apoyará a la democracia en Tiflis.

Igualmente, aludió a los pasados desacuerdos con la comunidad internacional sobre la guerra en Irak y pidió a los países miembros que apoyen la incipiente democracia en el país árabe.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, abrió la Asamblea General con un llamamiento al restablecimiento del orden en los mercados financieros internacionales, porque la crisis financiera amenaza todos los avances alcanzados en materia de desarrollo. Ban Ki-Moon criticó la 'fe ciega en la magia de los mercados' y abogó por un 'liderazgo mundial' que no ceda a la tentación de centrarse en los respectivos asuntos nacionales.

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy también se refirió en su discurso a la crisis financiera internacional y propuso la celebración de una cumbre de líderes mundiales para antes de fin de año  y 'reflexionar juntos sobre las lecciones' que ha dejado la crisis. 

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