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Cae el primer obispo tras la carta del Papa

El irlandés John Magee ocultó casos de abusos a menores

JESÚS BASTANTE

La carta del Papa a los católicos irlandeses se ha cobrado su primera víctima. Y no ha sido un sacerdote cualquiera, sino probablemente la figura más destacada de la Iglesia irlandesa en los últimos 30 años. Benedicto XVI aceptó ayer la renuncia de John Magee, hasta ahora obispo de Cloyne y secretario personal de tres pontífices.

Magee se ve forzado a abandonar cualquier puesto de responsabilidad en la Iglesia, acuciado por la grave responsabilidad de haber ocultado y retrasado la investigación de varios casos de abusos sexuales en su diócesis. Ahora, todas las miradas se dirigen al cardenal de Dublín, Seán Brady, cuya dimisión piden casi todas las asociaciones de víctimas y buena parte de los católicos irlandeses.

La política de 'tolerancia cero' auspiciada por Benedicto XVI y la dimisión de Magee han desatado las hipótesis sobre la paralización del decreto de beatificación de Juan Pablo II. En ambientes vaticanos, se sospecha que el escándalo de Irlanda y, sobre todo, la actuación de Karol Wojtyla respecto a Marcial Maciel el fundador de los Legionarios de Cristo, apartado de la Iglesia por abusar de menores habrían provocado este retraso.

Para justificar la renuncia de Magee, la Santa Sede cita el Código de Derecho Canónico, donde se afirma que 'se ruega encarecidamente al obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo'. Un eufemismo que se traduce en la asunción de culpas por parte del ya obispo dimisionario.

Magee, tras conocer la decisión, emitió una nota en la que pedía 'sinceramente perdón' a quienes habían sufrido abusos por parte de clérigos durante los años en los que fue obispo de Cloyne. 'A todos aquellos a quienes he fallado de alguna manera o he hecho sufrir a causa de alguna omisión, les pido perdón y asumo toda la responsabilidad', añadió.

La de Magee es la quinta renuncia entre los obispos irlandeses tras la publicación de los informes Murphy y Ryan, que demostraban la existencia de abusos a más de 35.000 niños entre 1975 y 2004. Magee presentó su renuncia, ahora aceptada, hace un año, tras la publicación de un tercer informe que acusaba directamente al prelado de no haber sabido manejar de forma adecuada los abusos imputados a dos sacerdotes en su diócesis. Según la investigación, el obispo no sancionó a los supuestos pederastas y se limitó a trasladarlos a otros lugares. En el informe Murphy también se mencionaba al obispo de Galway, Martin Drennan, el único de los acusados que no ha presentado su renuncia.

Por otro lado, ayer se supo que la popularidad del Papa se derrumba en su propio país tras los escándalos de abusos sexuales entre el clero en Alemania, que han salpicado incluso al hermano del Pontífice. El aprecio por Benedicto XVI ha sufrido una brusca caída, según una encuesta de la revista Stern, que indica que sólo un 24% de los alemanes confía ya en él.

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