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La relativa calma en Alepo anuncia un nuevo temporal

La inminente llegada de siete buques de guerra rusos al Mediterráneo oriental puede servir para que Moscú refuerce sus ataques y termine de conquistar toda la ciudad

Un tanque de los rebeldes en el oeste de Alepo. REUTERS/Ammar Abdullah

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

CORRESPONSAL EN ORIENTE PRÓXIMO.- Cinco días después de que el pasado viernes los yihadistas sirios lanzaran su mayor ofensiva contra el sector occidental de Alepo en poder del gobierno de Damasco, la violencia de los combates ha disminuido relativamente aunque todo indica que la calma actual puede preceder a un inminente temporal.

Los combates han disminuido sensiblemente desde el lunes, después de que los rebeldes -1.500 hombres, según algunas estimaciones- realizaran unos moderados avances en varios frentes del sector occidental. Sin embargo, todo el empuje rebelde no ha conseguido modificar sustancialmente el statu quo de las últimas semanas.

El peso de la ofensiva rebelde lo lleva el Frente para la Conquista de Levante (hasta el pasado verano Frente al Nusra dependiente de Al Qaeda), a cuyo lado combaten otras milicias yihadistas y algunos efectivos no yihadistas, todos ellos con armas provistas por Occidente y algunos países árabes.

Pero a pesar de la calma de las últimas horas, existen indicios preocupantes. Siete buques de guerra rusos, incluido un portaaviones con decenas de aparatos y 1.960 hombres, tienen prevista su llegada a la zona este jueves, y muchos creen que estas unidades participarán en los combates muy pronto. El diario The Times, de Londres, ha informado, citando fuentes de los servicios de inteligencia, que el presidente Vladimir Putin quiere aprovechar el “vacío” de poder que se creará en la Casa Blanca entre las elecciones americanas del 8 de noviembre y el relevo presidencial del 20 de enero para lanzar una ofensiva decisiva contra Alepo este.

Se estima que en Alepo este viven 250.000 personas, la mayoría civiles, que se han negado a usar los siete corredores humanitarios que los rusos han abierto recientemente para que los civiles pudieran abandonar la ciudad, bien marchando a zonas en poder del gobierno o bien a otras zonas controladas por los rebeldes. Moscú ha declarado que si los civiles que hay en Alepo este no han abandonado ese sector se debe a que los yihadistas no se lo han permitido o a que esos civiles se sienten plenamente identificados con los yihadistas hasta el punto de estar dispuestos a sacrificar sus vidas.

El lunes el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, recordó que ya hace dos semanas que se han interrumpido los bombardeos sobre Alepo este, un tiempo suficiente para que los Estados Unidos distinguieran entre los “terroristas” yihadistas y los rebeldes “moderados” que operan en Alepo este. Lavrov ha dicho que si Washington no ha establecido ninguna distinción entre unos y otros es “porque no son capaces y porque no quieren hacerlo”. Esa es una demanda que Moscú ha venido haciendo a Washington desde hace meses y a la que los americanos nunca han respondido.

La inminente llegada de los buques de guerra rusos arroja más incertidumbres a la crisis. En un sondeo publicado recientemente, el 48% de los rusos encuestados considera que existe el peligro de que se declare una tercera guerra mundial si se deteriora el conflicto sirio.

La operación que los yihadistas lanzaron contra el sector gubernamental de Alepo tiene por objetivo principal romper el bloqueo que pesa sobre Alepo este y al mismo tiempo ocupar la mayor parte posible de territorio en poder del gobierno. Los rebeldes han ocupado algunas zonas pero su avance no ha tenido un gran significado. El viernes, sábado y domingo, los rebeldes liderados por el Frente para la Conquista del Levante llevaron a cabo los ataques más intensos contra la Academia Militar y los barrios Proyecto 3.000, Al Hamdaniya y el Nuevo Alepo, pero su empuje inicial ha remitido desde el lunes.

El gobierno de Damasco ha acusado a los rebeldes de usar gases contra la población civil, un extremo que los rebeldes han rechazado. Unos y otros se han acusado repetidamente del uso de armas químicas aunque la incidencia de las armas químicas en el conflicto ha sido menor.

La ganancia más importante de los rebeldes hasta ahora ha sido la ocupación del barrio Dahiyat al Assad, un suburbio de Alepo que carece de una importancia estratégica significativa, lo que ocurrió el viernes, es decir el primer día de la ofensiva. De hecho, desde el lunes la iniciativa militar corre a cargo del Gobierno, aunque rusos y sirios no están usando la aviación contra las zonas ocupadas por los rebeldes. Desde el lunes, los combates tienen una menor intensidad.

No está claro cuántos muertos ha habido desde el viernes, pero el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un pequeño grupo de la oposición con base en Londres, ha mencionado la muerte de 61 combatientes progubernamentales y 72 rebeldes, así como unos 84 civiles de los que 17 son niños. La oficina de Staffan de Mistura, el enviado de la ONU para la crisis siria, se ha mostrado “conmocionada” por el gran número de cohetes que han disparado los rebeldes contra zonas civiles de Alepo. Según Damasco, en tres días han caído más de 170 cohetes en zonas residenciales de Alepo que están bajo su control.

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