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Cárceles Se acabaron los barrotes en las cárceles de Inglaterra y Gales

El Ministerio de Justicia pretende humanizar las prisiones y promover la rehabilitación sustituyendo las ventanas con barrotes por otras de vidrio templado. Además facilitará el uso de móviles y portátiles a los reclusos, que podrían pasar a ser llamados “hombres” y sus celdas, “habitaciones”.

Imagen de una prisión del norte de Gales.

La típica imagen del recluso asomado a la ventada de la prisión con los brazos colgando entre los barrotes será historia en Inglaterra y Gales. El Ministerio de Justicia británico ha decidido que no habrá rejas en las nuevas prisiones que se construyan en ambos territorios. En su lugar habrá ventanas de vidrio templado (más resistente que el vidrio habitual) y conductos de ventilación.

Además, en las actuales cárceles se irán reemplazando poco a poco. Sólo en Inglaterra hay 118 prisiones y otras cinco en Gales pero la idea es construir al menos cinco nuevas en los próximos años en zonas como Manchester, Kent o Rochester.

Desde el Consorcio para la Reforma de las Prisiones (Prison Reform Trust) ya han celebrado la medida. En una entrevista en talkRADIO, uno de sus responsables, Mark Day ha asegurado: "Es de sentido común; los barrotes en las ventanas pertenecen al pasado. Además las ventanas de vidrio reforzado –ha dicho– son mucho más efectivas desde el punto de vista de la seguridad”.

Pero los planes del Ministerio de Justicia son aún más ambiciosos. Las conclusiones de un estudio realizado durante más de tres años les han llevado a prometer que reemplazarán el viejo y costoso alojamiento de las prisiones por hasta 10.000 espacios "modernos y seguros", tanto exteriores como interiores.

Por un lado incluirán más zonas al aire libre y por otro, incorporarán pequeños pero significativos cambios en la vida cotidiana de los reclusos para hacerla más llevadera. Un ejemplo de ellos es acabar con las celdas compartidas para que los presos puedan contar con privacidad y autonomía. Porque, como señala Peter Dawson, director del Prison Reform Trust: "Las personas son enviadas a prisión como castigo, no para recibir allí un nuevo castigo".

Teléfonos móviles, fotomatón y portátiles

Dentro del intento por reducir la reincidencia e impulsar la rehabilitación de los presos está el fomentar los lazos familiares. Uno de los sistemas con los que está comprobado que se consigue es facilitándoles el uso de teléfonos móviles. A día de hoy, los reclusos de una veintena de cárceles de Inglaterra y Gales ya tienen la posibilidad de contar con uno pero el objetivo es que el año que viene sean ya medio centenar.

Las personas que reciben visitas familiares tienen un 39% menos de probabilidades de reincidir

De esta manera, los internos pueden llamar a sus familias ajustándose a los horarios de éstas. Sin olvidar que también les permite solicitar ayuda psicológica de una forma más íntima, lo que reduce el riesgo de autolesiones.

Todas las llamadas son monitorizadas y grabadas, sólo se pueden realizar a números que previamente han sido aprobados y los propios internos son quienes pagan la factura.

Pero además de las llamadas, están las visitas. Según una investigación citada por el Ministerio de Justicia, las personas que reciben visitas familiares tienen un 39% menos de probabilidades de reincidir. Y en esta línea, en la prisión de Lowdham Grange, en Nottinghamshire, han puesto en marcha un idea que ha resultado ser un éxito. Han instalado un fotomatón para que los internos puedan hacerse fotos con sus familiares y la medida ha funcionado especialmente con los niños, que viven de una manera más positiva la visita a sus padres. Además de que ahora los reclusos tienen permiso para colocar fotografías en las paredes de las celdas; algo que antes tenían prohibido.

Y aunque con ellos no podrán comunicarse con el exterior, se estudia también que los presos vayan teniendo cada vez más acceso a ordenadores portátiles. No tendrían internet pero sí podrían servirles para organizar su calendario de visitas, pedir las comidas para la semana, hacer sus compras y realizar los trabajos relacionados con los estudios que estén llevando a cabo dentro del centro.

Por supuesto, todas estas medidas han recibido críticas. A la cabeza de ellas, el diputado conservador Philip Davies, que sostiene que "se puede rehabilitar a las personas sin darles la comodidad que muchos de mis electores no pueden permitirse, como un ordenador en su habitación”.

Ni “presos” ni “celdas”

Estas novedades llegan cuando todavía está en marcha otro estudio del Consejo de Investigación Económica y Social que cuenta con más de 670.000 euros de presupuesto y busca analizar la otras medidas que ya están en práctica en la prisión de Berwyn, al norte de Gales, con el objetivo de ver si sería efectivo aplicarlas en el resto de prisiones.

Las palabras "preso" y "celda" no forman parte del vocabulario de los funcionarios

Conocida como la cárcel más "cómoda" y revolucionaria del país, ademas de la más grande de todo Reino Unido –cuando esté a pleno rendimiento será la más grande de Europa–, en Berwyn las palabras "preso" y "celda" no forman parte del vocabulario de los funcionarios; a los internos se los llama "hombres" y el lugar en el que descansan son sus "habitaciones".

La profesora de criminología de la Universidad de Bath, Yvonne Jewkes, que está al frente de este nuevo estudio y apunta: “El objetivo es valorar la diferencia que puede suponer de cara a la rehabilitación de los presos el tratarlos con confianza, respeto y dignidad; animándolos así a invertir en ellos mismos y en sus futuros”.

Como señala Nick Dann, el subdirector del proyecto de Berwyn: "No son prisioneros, son hombres. Si sigues llamando a alguien "agresor" o "exdelincuente", así es como actuará. Cuanto más normal sea que lo hagas dentro, más fácil será la transición cuando salgan".

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