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Escalada verbal entre Rusia y la OTAN al ampliarse la frontera que comparten tras la entrada de Finlandia

El ingreso de Finlandia en la OTAN agrava la tensión con Moscú, que amenaza con represalias. Stoltenberg asegura que, por lo pronto, no enviarán soldados al país nórdico.

Un oficial fronterizo finlandés está de servicio en la frontera entre Finlandia y Rusia , cuando Finlandia se convierte en miembro de la OTAN, en Vaalimaa, Finlandia, el 4 de abril de 2023.
Un oficial fronterizo finlandés está de servicio en la frontera entre Finlandia y Rusia , cuando Finlandia se convierte en miembro de la OTAN, en Vaalimaa, Finlandia, el 4 de abril de 2023. Tom Little / Europa Press

Finlandia ya es miembro de pleno derecho de la OTAN. Un paso que hace escasos años era impensable. Y un movimiento que ha provocado una rápida respuesta del Kremlin. Rusia amenaza con represalias, aunque no las concreta y sugiere que redoblará su presencia a lo largo de los 1.340 kilómetros que ambos países comparten.

"Al convertirse en un miembro de pleno derecho estamos dejando claro a Moscú la disposición de la OTAN para proteger a Finlandia. Y eso hace que el país sea más seguro y que la OTAN y todos nosotros seamos más fuertes y seguros", ha asegurado Jens Stoltenberg, secretario general de la Aliana, al inicio de la cumbre que los ya 31 ministros de Asuntos Exteriores celebran este martes y miércoles en Bruselas.

Desde la Segunda Guerra Mundial, Finlandia había adoptado una especie de neutralidad autoimpuesta. Tras una guerra cruenta con Rusia, en la que perdió parte de Carelia, se instaló en un estatus bautizado como "finlandización". Un equilibrio en el que, por un lado, continuaba modernizando y fortaleciendo su ejército, y por el otro, mantenía unas relaciones cordiales con su vecino más importante.

Ver la bandera de la OTAN ondear sobre los cuarteles generales de Finlandia era algo inimaginable

A partir de 1994 dio un paso más en la colaboración con la OTAN a través de entrenamientos conjuntos. Pero ver su bandera ondear sobre los cuarteles generales era algo inimaginable. Hasta que comenzó la invasión rusa a Ucrania. Menos de tres meses después del despliegue de los tanques rusos en suelo ucraniano, pidió su adhesión. Y poco más de un año después es ya miembro de pleno derecho consumando el proceso de entrada más rápido de la historia de la Alianza.

Rusia cree que este movimiento es un "gran asalto"

Rusia ha calificado este movimiento como un "gran asalto" a su seguridad y a sus intereses nacionales. El país es clave en el pasillo marítimo hacia San Petesburgo y una vez que se incorpore Suecia –se espera que Turquía levante el veto en torno a junio y el proceso de entrada culmine en julio-, Rusia estaría rodeada por miembros de la OTAN en el Ártico y el Báltico. El Kremlin ya ha advertido de que no dejará estos hechos sin respuesta y ha advertido que tomará represalias "tácticas y estratégicas", aunque no ha detallado de qué alcance y forma.

Por su parte, la OTAN intenta rebajar la tensión asegurando que, por lo pronto, no hay planes de desplegar soldados en el país nórdico, algo que solo ocurriría si el país en cuestión lo solicitase. Todos los países del flanco oriental, como Lituania, Estonia o Rumanía cuentan con batallones que operan bajo la bandera aliada. "Lo que hemos visto desde hace muchos años es que Rusia ha aumentado su presencia militar en las cercanías de Finlandia o Noruega. Y no solo eso, también hemos visto cómo el presidente Vladimir Putin está dispuesto a utilizar su fuerza militar contra sus vecinos: Georgia en 2008, Crimea en 2014 y una operación total con la invasión a Ucrania el año pasado", se ha excusado el ex primer ministro noruego.

El ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg
El ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Johanna Geron / Reuters

"Histórico" es el adjetivo que más ha resonado a lo largo de esta jornada. En los cuarteles generales celebran que incorporan a sus filas a un Ejército muy moderno y preparado y se enorgullecen de que este paso envía el mensaje a Rusia de que "las puertas de la Alianza no están cerradas". Un guiño a Ucrania, quien por su parte tiene un camino mucho más complicado para ver su ingreso en el foro de defensa. Al menos en el corto plazo. "No queremos que otros nos digan lo que queremos o podemos hacer", ha defendido el presidente finlandés, Sauli Niinisto, en la ceremonia que ha oficializado el ingreso de su país. El mandatario ha subrayado el derecho de cada nación soberana a elegir su propio destino en un mensaje a Moscú, que comenzó agitando los tambores de guerra alegando la expansión otanista en su área de influencia.

La arteria bielorrusa

Pero la potencial escalada no se limita a Finlandia y coincide con el anuncio reciente de Rusia de construir instalaciones en Bielorrusia, su hermano pequeño, para que almacene armas nucleares tácticas y de preparar sus aviones para que puedan portar armas atómicas. La OTAN sigue estos acontecimientos "muy de cerca" pero de momento impera el sosiego y la prudencia. Sus miembros atribuyen estas declaraciones a una campaña de "intoxicación" y de presión, pero no a una escalada como tal.

Lo que es un hecho es que la retórica nuclear va en aumento

Lo que es un hecho es que la retórica nuclear va en aumento. Desde el inicio de la guerra, hace ya más de trece meses, todas las partes han coincidido en la necesidad de evitar un choque entre potencias nucleares que sería devastador y que tendría consecuencias imprevisibles. "No hemos visto ningún cambio en la postura nuclear de Rusia que nos fuerce a cambiar nuestra posición", ha tranquilizado el jefe político de la OTAN.

Precisamente, la distensión en materia nuclear es uno de los puntos que une a la UE y a China. Este aspecto será uno de los elementos clave que tratará Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Emmanuel Macron, presidente francés, en su visita de esta semana al gigante asiático. Un encuentro que será analizado con lupa y que llega poco después de que el presidente chino Xi Jinping y su homólogo ruso certificasen su "amistad sin límites". En Bruselas no gusta el plan de paz presentado por Pekín, pero saben que este es un actor puente indispensable para alcanzar la paz en el futuro. Recientemente, una China cada vez más potente en el tablero de ajedrez global selló un acuerdo histórico entre Arabia Saudí e Irán, algo que a día de hoy no podrían hacer ni Estados Unidos ni la UE.

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