"Soy soberanista, nacionalista, cristiana y madre". Esta frase pronunciada por ella misma hace unos años sirve de perfecta tarjeta de presentación de Giorgia Meloni, la política italiana de extrema derecha que este pasado fin de semana participó en un acto electoral de Vox en Marbella y que puso patas arriba la campaña de las elecciones andaluzas con un encendido discurso en el que cargó contra los migrantes, las feministas, el colectivo LGTBI, el aborto y Europa.

Cofundadora y presidenta del partido de derecha radical Fratelli d’Itallia, el foco sobre Meloni se ha intensificado este fin de semana tras los excelentes resultados cosechados por su partido en las elecciones municipales celebradas en Italia. en las que ha dado el sorpasso a la Liga de Matteo Salvini en numerosas localidades, también del norte país.

Salvini y Meloni comparten coalición con el conservador Silvio Berlusconi y, juntos, han logrado ganar las elecciones en importantes ciudades como Génova (norte), Palermo (sur) o L'Aquila (centro), aunque en algunas circunscripciones no han ido unidos. Los tres partidos gobiernan catorce regiones del país pero en los últimos tiempos la alianza se ha resquebrajado, sobre todo después de que Meloni quedará sola como oposición al Gobierno de unidad nacional capitaneado por Mario Draghi desde febrero de 2021.

Las elecciones municipales en Italia confirman el relevo a la cabeza de la ultraderecha italiana y la fortaleza de una candidata que sirve de inspiración a Vox. De hecho, Meloni representa todo lo que quiere ser Santiago Abascal: una líder en auge que ha fagocitado a las otras dos derechas (Salvini y Berlusconi) y que acumula un protagonismo creciente en la vida política italiana, hasta el punto de influir decisivamente en ella. Cabalgando el malestar social provocado por la pandemia, Meloni se dispara en todas las encuestas y en muchas ya aparece como primera fuerza política ante las elecciones generales que se celebrarán en Italia en 2023. No son pocos los que la ven ya como la próxima primera ministra de Italia, algo que Abascal aún parece lejos de conseguir.

Por eso, desde Vox miran con admiración a esta política neofascista. Los vínculos entre la ultraderecha española y el partido de Meloni son fuertes y estrechos. Prueba de ello es el discurso que Meloni pronunció en Marbella, donde en apenas unos minutos repasó todo el muestrario ideológico de la ultraderecha y dijo que Vox es "una esperanza para el futuro de España y de Europa".

Nacida en Roma en 1977, Meloni siempre ha militado en las filas de la ultraderecha. Al contrario que Salvini o Abascal, ella no ha militado en espacios políticos más moderados: en ese sentido ella es una especie de pata negra de la derecha más radical. Tanto es así que a los 15 años empezó a militar en el Frente de la Juventud (Fronte della Gioventù, en italiano), la sección juvenil del Movimiento Social Italiano, un partido político italiano de ideología neofascista fundado en en 1946 por seguidores del exdictador italiano Benito Mussolini. Con 18 años fundó un movimiento estudiantil llamado Gli Antenati y en 2006, con 29 años, llegó al Parlamento italiano y se convirtió en la vicepresidenta adjunta más joven de la Cámara.

En 2008, tras la última victoria de Berlusconi a nivel nacional con su coalición El Pueblo de la Libertad, vuelve a entrar en la Cámara Baja como parlamentaria y será nombrada ministra junto al Cavaliere en la cartera de Juventud. Con 31 años fue el miembro más joven de un Gobierno en la historia de la Italia republicana.

Tras la precipitada salida de Berlusconi del Gobierno en 2011, Meloni fundó Fratelli d'Italia en 2012. Desde entonces su proyección política ha ido a más: en 2016 se presentó como candidata a la alcaldía de Roma estando embarazada, pero obtuvo sólo el 20% de los votos. En 2018 ya logró multiplicar por cinco los parlamentarios de su partido.

Admiradora de Donald Trump y del primer ministro húngaro Viktor Orbán, Meloni es una neofascista de manual en pleno auge; una figura emergente de la ultraderecha europea que está punto de tocar poder y que marca el camino a Vox, como se pudo comprobar en Marbella el pasado fin de semana.