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Israel De cómo una campaña sobre el antisemitismo acabó con el líder laborista Jeremy Corbyn

Un informe interno elaborado por los laboristas británicos y filtrado inesperadamente esta semana sin el conocimiento de la dirección del partido, revela cómo se usó el antisemitismo para poner fin a la carrera política de Jeremy Corbyn, un político socialista y crítico con la ocupación israelí, a quien la derecha laborista blairita y sionista acosó sistemáticamente hasta derribarlo.

Jeremy Corbyn, en la Cámara de los Comunes, en imagen de archivo. EFE
Jeremy Corbyn, en la Cámara de los Comunes, en imagen de archivo. EFE

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Un explosivo informe interno de 860 páginas elaborado por personal del partido laborista británico, y que se ha filtrado esta semana, revela que altos funcionarios del partido trabajaron sin descanso para acabar con la carrera política de su líder hasta este mes de abril, Jeremy Corbyn, sirviéndose del señuelo de un supuesto antisemitismo.

El informe se hace eco de la correspondencia interna entre altos funcionarios del partido enemigos de Corbyn que durante años hicieron todo lo posible para desbaratar los planes del político socialista, quien en más de una ocasión criticó la ocupación israelí y respaldó el plan, hoy marginal, de crear un estado palestino independiente al lado del estado judío.

Una gran parte de los implicados en la persistente campaña contra Corbyn son blairitas, es decir seguidores de Tony Blair, el exprimer ministro de la foto de las Azores que condujo a la temeraria invasión de Irak, que tanto daño causó y sigue causando en Oriente Próximo, y por la cual Blair ha sido acusado a menudo de crímenes de guerra y se ha pedido que sea juzgado por la Corte Penal Internacional.

Durante muchos años Blair vivió en Jerusalén para buscar una paz que nunca llegó, pero aprovechó su estancia en Jerusalén para establecer unos estrechos vínculos con los dirigentes sionistas, incluidos los más radicales, y con países árabes del Golfo Pérsico aliados de Israel que le permitieron realizar suculentos negocios que le han hecho multimillonario. Blair es desde hace años miembro de la asociación de Amigos de Israel del partido laborista.

En Jerusalén se recuerda su estancia por su paso diario por el gimnasio del Hotel American Colony, donde realizaba abdominales. De su trabajo para conseguir la paz no ha quedado ningún rastro ni constancia, fuera de una ocasión en la que dijo que gracias a él el ejército israelí había quitado un control militar en una carretera de la Cisjordania ocupada. Los palestinos aseguran que cuando Israel quita un control levanta otros diez.

Los blairitas del partido laborista actuaron contra Corbyn con extrema hostilidad y trabajaron para que perdiera las elecciones de 2017. Los buenos resultados de Corbyn en esos comicios levantaron ampollas entre los blairitas que habían luchado para deshacerse de él, una revelación incluida en el informe ahora publicado, que ha causado estupor entre numerosos laboristas.

En 2015, cuando Corbyn ganó las elecciones para la dirección laborista, los blairitas arreciaron las críticas y los sabotajes contra él, asegurando en público y en privado que un político con perfil socialista nunca obtendría el poder en el Reino Unido. Corbyn sufrió numerosas acusaciones de blairitas que abrazaron las políticas económicas neoliberales de Margaret Tatcher prefiriendo que ganaran los conservadores antes que Corbyn. Un líder laborista citado en el informe llamó "bastardos" a los laboristas que votaban a Corbyn.

Los blairitas no se detuvieron ante nada y acusaron falsamente a Corbyn de haber trabajado para los servicios secretos soviéticos. De la misma manera, lo acusaron de antisemita y de tolerar el antisemitismo en el seno del partido, una acusación que rápidamente encontró eco en Israel. Un gran número de líderes vinculados con Blair dedicaron su esfuerzo a erosionar la imagen de Corbyn de todas las maneras imaginables, como muestran las conversaciones transcritas en el informe ahora filtrado.

Acusaron al partido laborista liderado por Corbyn de ser "institucionalmente antisemita". El informe muestra que la lucha contra Corbyn giró en todo momento en torno a su supuesto antisemitismo. En 2019 una comisión abrió una investigación sobre esta cuestión convirtiendo al partido laborista en el primer partido investigado por antisemitismo aparte del neonazi Partido Nacional Británico.

Se da la circunstancia, que no es una coincidencia casual, de que los mismos líderes blairitas que atacaron a Corbyn por ser demasiado socialista son los mismos cuyos nombres aparecen en el informe formulando acusaciones contra Corbyn por antisemitismo.

Curiosamente, el informe no encuentra pruebas de que el personal del partido estuviera "motivado por el antisemitismo", pero al mismo tiempo, y de manera contradictoria, asevera que el antisemitismo era un problema del partido más allá de unas cuantas "manzanas podridas", a pesar de que las estadísticas refutan este extremo.

Las investigaciones sobre el supuesto antisemitismo del partido bajo el liderazgo de Corbyn, que estaban en manos de los blairitas, se fueron alargando indefinidamente, no porque las investigaciones entrañaran dificultades sino porque de esa manera se hacía más daño al líder. Además, las investigaciones terminaron por incluir a miembros judíos del partido que apoyaban a Corbyn y criticaban la brutal ocupación israelí.

En medio de todas estas presiones, el partido se vio obligado a adoptar la nueva y controvertida definición de antisemitismo propuesta por la International Holocaust Remembrance Alliance (IHRA) que relaciona el antisemitismo con las críticas a Israel y a la ocupación de los territorios palestinos. La definición de antisemitismo de la IHRA cuenta con la bendición de Israel y Estados Unidos.

La campaña fue amplificada por los medios de comunicación. The Guardian, un periódico nominalmente progresista, publicaba a diario diatribas contra Corbyn y el supuesto antisemitismo del partido. Casualmente, una vez ha aparecido este inesperado informe, que teóricamente nunca debía publicarse, The Guardian, afiliado con los blairitas, ha orillado su contenido y no ha querido analizar sus consecuencias.

El nuevo líder del partido, Keir Starmer, ha dicho que abrirá una investigación. Sin embargo, lo primero que hizo nada más ganar las elecciones internas fue declararse públicamente sionista sin fisuras. El mismo día de su victoria se puso en contacto con los grupos más sionistas del partido, incluidos los blairitas, y es evidente que Starmer no irá más allá de formular alguna declaración intrascendente puesto que los blairitas y demás sionistas son los que le han aupado al frente del partido.

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