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Italia quiere a España dentro de un ‘cuadrilátero’ con Francia y Alemania para relanzar la UE

En un hipotético tratado entre Roma, París y Berlín para darle un nuevo impulso a la Unión Europea, Italia quiere que España sea un actor decisivo para pasar de un ‘triángulo’ a un ‘cuadrilátero’.

Unión Europea
Unión Europea (foto archivo). efe

Italia, Francia y Alemania trabajan para impulsar a la Unión Europea creando un nuevo bloque, formado por los pesos pesados del Viejo Continente. Pero dentro de este triángulo Roma-París-Berlín, atendiendo a las recientes informaciones en la prensa transalpina; Italia quiere que España entre y permanezca dentro del proyecto. El objetivo, a partir del año que viene, sería crear un cuadrilátero para que, en la práctica, se convierta en el “motor” decisorio de la UE de las próximas décadas.

La idea es ofrecer un nuevo núcleo que relance la UE: sin cambiarla, pero superando los habituales bloqueos derivados de la pluralidad de voces propia de la ampliación de los Estados miembros en las últimas décadas. Un grupo restringido de países, así pues, podrían liderar la aceleración del ritmo político de la Unión, retomando, por ejemplo, los niveles anteriores a 2004, antes de que tuviera lugar la sexta ampliación. Italia, Francia, Alemania y España, así pues, podrían conformar, en un futuro no muy lejano, un sólido grupo de influyentes dentro de la UE; sobre la base del criterio de los países con mayor peso político, económico y poblacional.

Roma y París, recientemente, a través de un acuerdo bilateral, han dado un importante paso para el futuro de la Unión Europea. Siguiendo el espíritu de entendimiento entre Francia y Alemania tras la Segunda Guerra Mundial y a lo largo del siglo XX - que les llevó a ambos a firmar el Tratado del Elíseo en 1963-; Italia y Francia sellaron la semana pasada en Roma el Tratado del Quirinal, un documento bilateral firmado por ambos países para reforzar su colaboración en materia de seguridad, economía, inmigración y fronteras, entre otros.

Tras cuatro años de negociaciones, finalmente, el primer ministro italiano Mario Draghi y el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron; firmaron el documento "histórico" para la prensa de ambas naciones y que las refuerza, de cara al futuro, en la "era de los populismos", independientemente de quiénes lideren el Palacio Chigi y el Palacio del Elíseo. Haciendo alusión a los vínculos históricos entre Italia y Francia, Macron afirmó en rueda de prensa, al lado de Draghi, que "era una anomalía que no existiera ya este Tratado del Quirinal".

En la misma línea, Italia y Alemania ya han iniciado conversaciones para firmar un tratado análogo al de Francia-Alemania e Italia-Francia. El objetivo, a largo plazo, es que también Roma y Berlín formalicen su alianza de una manera duradera, apelando a sus lazos históricos. Medios italianos confirman la existencia de contactos, reservados y oficiosos, entre las autoridades transalpinas y alemanas; aunque por el momento éstos necesitarán de algunas semanas de transición para dar continuidad al proyecto italo-alemán tras el relevo entre Angela Merkel y Olaf Scholz, este lunes 6 de diciembre, al frente del Gobierno de Berlín. En mayo de 2022, muchas de las negociaciones podrían encontrarse en un estado lo suficientemente avanzado como para plantear, en el medio plazo, la posibilidad de un borrador del tratado entre Italia y Alemania.

La posible futura existencia de tres tratados bilaterales entre Italia, Francia y Alemania podría favorecer, a medio plazo y de forma directa, en la creación de un cuarto tratado, conocido en ambientes periodísticos y políticos de la Unión Europea como triángulo, que, en la práctica, sea mucho más que la mera suma de las partes. Sería la oficialización de un nuevo motor político que lidere el destino de la UE.

La importancia y calado de un posible tratado Roma-París-Berlín lo ha explicado con claridad, recientemente, el ex presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz: "El acercamiento entre Francia e Italia es muy positivo y demuestra que no existen sólo Francia y Alemania", afirmó el ex presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Y añadió: "Desde hace años defiendo que el papel de Italia en Europa no ha sido suficientemente valorado y que la pasividad de Merkel haya favorecido un acercamiento entre Macron y Draghi". Y concluyó que "muy pronto" habrá una colaboración muy cercana entre Scholz, Macron y Draghi.

La existencia de un triángulo entre Italia, Francia y Alemania, así pues, sería determinante no sólo para dichos países; sino para el propio futuro de la Unión Europea. Podría quedar todo tal cual y con ciertas garantías de éxito, pero para Italia no es suficiente: según revelan medios italianos como La Repubblica, Italia quiere que España esté dentro de un posible tratado de cuatro países para relanzar la UE: "En caso de incomprensiones, sería mucho más difícil para París y Berlín excluir de las decisiones más importantes tanto Roma, como Madrid", explica el conocido diario progresista transalpino. Así pues, un cuadrilátero entre Italia, España, Francia y Alemania no sólo lograrían juntas darle un nuevo impulso a la Unión; sino que además repartiría, de forma equilibrada, el peso entre los países del Sur y del Norte. Algo está cambiando en el destino de Europa, aunque sea con unos primeros pasos.

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