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Un lento despertar

Sólo en Hungría y Letonia hay diputados verdes en el Parlamento nacional

PIOTR KOWALSKI

'Estamos convencidos de que esta reunión ayude a aumentar nuestra imagen en Hungría', dijo András Schiffer, el portavoz de los verdes del LMP en el Parlamento de Budapest y anfitrión de sus correligionarios en la capital húngara. Con 16 diputados, el LMP es la fuerza ecologista con más éxito en Europa del Este. Sólo en Letonia hay otro partido verde con representación parlamentaria.

El movimiento ecologista no se ha extendido en los países de Europa central y oriental con la misma fuerza que en la parte occidental del Viejo Continente por diversos motivos políticos, sociales e históricos. El capitalismo ultraliberal que se instauró en los antiguos países comunistas hizo difícil la extensión de una conciencia ecologista y de movimientos verdes poderosos e influyentes en la vida pública. Aún así, con el paso de los años, en los países más avanzados, como Chequia y Hungría, han surgido partidos verdes y los movimientos sociales a favor del medio ambiente crecen en Polonia, Rumanía y Bulgaria.

El capitalismo ultraliberal hizo difícil la extensión del ecologismo

El vertido tóxico en Hungría el pasado mes de octubre puso en pie de guerra al movimiento ecologista húngaro y a miles de ciudadanos. La catástrofe obligó a las autoridades a reconocer el estado deplorable de muchas instalaciones industriales del país y a prometer medidas para solucionar el problema.

La catástrofe nuclear en Japón disparó la alarma en Europa del Este, porque este territorio está sembrado de plantas atómicas construidas en la etapa comunista y porque el recuerdo de la tragedia de Chernóbil, en Ucrania, en abril de 1986, planea todavía sobre los antiguos satélites de la URSS.

'Poco a poco la gente va tomando conciencia', dice un activista polaco

En Chequia, el movimiento ecologista ha hecho del rechazo a la planta de Temelin, inaugurada en 2002 cerca de la frontera con Austria, su principal caballo de batalla. La situación es distinta en Hungría y Bulgaria, donde una mayoría social está a favor de la energía atómica. Rumanía vive desde hace años una movilización a favor de la conservación del Delta del Danubio, un inmenso espacio ecológico, Patrimonio de la Humanidad, y amenazado por la desidia ciudadana y gubernamental y la rapiña de un capitalismo local de corte mafioso. Según el ecologista rumano Cristian Rosca, 'tenemos que ganar la batalla del Delta del Danubio, porque es una forma de contribuir a una Rumanía más sostenible y europea'.

En Polonia han nacido iniciativas ciudadanas, publicaciones y grupos ecologistas. 'Estamos muy lejos todavía de la situación de Europa occidental, pero poco a poco el objetivo verde va ganando terreno; los ciudadanos toman conciencia de los problemas ambientales y las autoridades se ven en la obligación de tomar medidas contra la degradación del medio ambiente y equiparar nuestra legislación a la comunitaria', manifiesta el militante ecologista polaco Tomasz Smolar.

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