Este artículo se publicó hace 14 años.
Masacre durante un partido de fútbol en Honduras
La policía acusa a la mara M18 de asesinar a 14 personas en un ajuste de cuentas
Una nueva matanza sacudió el sábado Honduras, un país donde la violencia forma parte de lo cotidiano. Nueve encapuchados armados con fusiles de asalto Kalashnikov y M16 asesinaron a 14 personas durante un partido de fútbol en uno de los barrios duros de San Pedro Sula, la capital económica del país. Los asesinos rodearon la cancha de la Colonia Felipe Zelaya e irrumpieron en ella para disparar a varios grupos. Luego no dudaron en rematar a los que estaban mal heridos.
Diez hombres murieron en el momento y cuatro más perdieron la vida camino del hospital. Entre las víctimas se encuentran dos de los árbitros y el dirigente de uno de los equipos. Cuatro heridos, entre ellos el tercer árbitro, luchan por sus vidas en hospitales de la ciudad.
Las primeras investigaciones apuntan a que los asaltantes buscaban a tres personas, que al parecer encontraron y mataron. Por delante se llevaron a 11 más. La mayoría de las víctimas son albañiles y carpinteros, que acudían a la cancha a ver el fútbol y a practicar deporte con sus bicicletas, que quedaron esparcidas entre charcos de sangre. La policía hondureña no ha confirmado, hasta el momento, si los asesinos también secuestraron a otros espectadores, tal y como relataron algunos testigos a los medios locales.
La violencia es uno de los mayores problemas de Honduras, lo que llevó al presidente Porfirio Lobo a convertir ese tema en uno de sus lemas de campaña. El líder nacionalista incluyó en su Gobierno a Óscar Álvarez como su gran fichaje estrella, encargado de mejorar la seguridad, que había empeorado durante el mandato de Manuel Zelaya. Casi un año después, su política es un fracaso. El promedio de muertes en Honduras se ha duplicado en lo que va de año: 16 homicidios al día, según los datos del Comisionado Nacional de Derechos Humanos. El país centroamericano es una de las plataformas del narcotráfico para el envío de cocaína a Estados Unidos y, además, es territorio de combate de las maras (bandas juveniles). La Salvatruchas y la M18 luchan a muerte cada día.
Testigos relataron que los asesinos buscaron tatuajes (señas de identidad de cada mara) entre sus víctimas. La policía cree que los atacantes militan en la M18 y que buscaban a tres miembros de un grupo rival, los Olanchanos, banda dedicada al secuestro. La brutalidad de las maras y el narcotráfico han convertido el triángulo norte de América Central (Honduras, El Salvador y Guatemala) en la zona con mayor tasa de homicidios del planeta, según Naciones Unidas.
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