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El número dos del Ejército yemení se pasa a la rebelión

Oficiales y soldados apoyan 'la revolución del pueblo' contra el tirano Saleh

G. FOURMONT / AGENCIAS

El presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, está cada vez más solo. Sin Gobierno desde el domingo y con el país en estado de emergencia, el dictador, en el poder desde 1978, perdió el respaldo de un personaje clave de un régimen cuya base es un difícil equilibrio entre el Ejército, los jefes tribales y los clérigos. El general Alí Mohsen Al Ahmar, considerado el número dos de las Fuerzas Armadas, anunció  en la cadena de televisión Al Yazira su respaldo a 'la revolución del pueblo'. Al Ahmar, uno de los militares más fuertes y respetados del país, también pertenece a una de las más influyentes tribus y es nada menos que el hermanastro de Saleh.

Miles de personas estaban manifestándose en la plaza de Taguir (Cambio, en árabe) la plaza Tahrir (Liberación), como en El Cairo, existe, pero está ocupada por los partidarios de Saleh, en la Universidad de Saná, como todos los días desde el 27 de enero, cuando Al Ahmar hizo su declaración. 'Anuncio de parte de soldados y oficiales nuestro apoyo a la revolución pacífica del pueblo y a sus peticiones. Vamos a llevar a cabo nuestro papel de proteger la seguridad y la estabilidad en la capital y donde sea necesario junto a nuestros hermanos de las Fuerzas Armadas', proclamó el general, quien no anunció su dimisión ni su deserción.

'Los que llaman al odio y a la violencia son una minoría', asegura el dictador

Al Ahmar no estaba solo al alistarse en las filas de la rebelión. Otros dos generales, el gobernador de Adén, la segunda ciudad del país, y los embajadores yemeníes en Siria y Arabia Saudí también se sumaron a la voluntad popular de acabar con un presidente que no concede nada. Sólo aceptó irse al final de su mandato, en 2013, y cuando la oposición le propuso un plan pacífico de salida, el déspota respondió con la fuerza. El viernes, el ataque de policías y francotiradores contra manifestantes acabó con la vida de 52 personas.

'Los jóvenes están hartos. Su vida cotidiana es muy difícil y ven un futuro sin perspectivas con un poder incapaz de responder a sus aspiraciones porque es considerado corrupto e incompetente', analiza Michel Tuchscherer, director del Centro Francés de Estudios Sociales de Saná. El paro es del 35% y la mitad de los 24 millones de yemeníes vive con menos de dos dólares al día.

Yemen, la única República de la Península Arábiga, era después de su reunificación en 1990 una esperanza democrática en la región, con libertad de prensa y elecciones pluripartidistas. Sin embargo, como subraya el especialista de la sociedad yemení Frank Mermier, 'gracias al respaldo de la comunidad internacional [básicamente de Estados Unidos], Saleh criminaliza todos los movimientos de oposición, denunciando su supuesta relación con Al Qaeda'. 'Contribuye así a destabilizar su país', concluye.

Desde el inicio de las protestas, Saleh siempre lanza la misma amenaza: 'Es o la estabilidad [es decir, él] o el caos'. Y acusa a Al Qaeda y a los israelíes de estar detrás del movimiento que exige su salida. Saleh dijo: 'Los que llaman a la violencia, al odio y a actos de sabotaje son una minoría del pueblo yemení'.

Los manifestantes gritan desde el 27 de enero: '¡Alá, deshazte de Saleh!' 

En el campus universitario de la capital, patrimonio mundial de la Unesco, los manifestantes que hasta hace dos días criticaban la actitud del Ejército celebraron el anuncio del general Al Ahmar coreando: '¡Saleh, lárgate!', '¡Alá, por favor, deshazte de él!'. Varios de los oficiales que se unieron a la revuelta eran llevados a hombros por la muchedumbre y tomaron la palabra para denunciar la represión del régimen.

Un régimen que dejó claro que no abandonará. Tras ordenar al Ejército que rodease los principales edificios del Gobierno, el palacio presidencial, la sede el partido gobernante y varios bancos, Saleh se reunió con el Consejo Nacional de Defensa. 'Las Fuerzas Armadas y la Policía no van a permitir de ninguna manera ningún intento de oposición a la democracia, a la legitimidad constitucional o perjudicar a la seguridad nacional', declaró el ministro de Defensa para mostrar su respaldo al dictador. En otras palabras, el régimen no dudará en usar la fuerza contra la multitud.

Los analistas apuntan que uno de los mayores problemas de Yemen es la falta de unidad. El país árabe se enfrenta desde su reunificación a una insurrección armada en el norte y a un movimiento secesionista en el sur, aunque ambos ya han mostrado su respaldo a las revueltas para acabar con Saleh.

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