Este artículo se publicó hace 15 años.
La oposición da por muerto el proyecto político de Kirchner
El ex presidente apela a la división interna de sus rivales para dar la sorpresa
Kirchner "está acabado. Es parte del pasado". A cuatro días de las elecciones legislativas que decidirá el futuro de la política argentina, la oposición se ha apurado en anunciar por anticipado el certificado de defunción político del ex presidente Néstor Kirchner y de su esposa, la actual inquilina de la Casa Rosada, Cristina Fernández. Todos los oponentes al matrimonio K, juntos en su deseo pero separados en sus objetivos, quieren asistir a su funeral el próximo lunes.
Pero los últimos coletazos de la campaña están dejando al descubierto que el éxito de esta ofensiva contra los Kirchner estará en la fragmentación del voto opositor. Si se confirman los pronósticos de los encuestadores, el ex presidente mantendrá un 30% de los votos a nivel nacional. Es decir, perderá. Pero, ¿le ganará alguien?
La crisis de 2001 trajo consigo la eclosión del sistema de partidos políticos. El bipartidismo de la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Justicialista (peronismo) voló por los aires. El neoperonismo de Kirchner, con alianzas posibles e imposibles, fue el único que se mantuvo en pie pese a sus guerras internas.
Desde entonces, el resto de los partidos, una suerte de alianzas entre nuevas y viejas siglas, ofrecen posibilidades de gobierno a nivel local pero se han mostrado incapaces de generar una estructura a nivel nacional. Es el caso del PRO del conservador Mauricio Macri que gobierna la ciudad de Buenos Aires, del socialismo de Hermes Binner que gobierna Santa Fé y del peronismo opositor de Juan Schiaretti en Córdoba. Un ejemplo contable es el de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, ahora aliada a la UCR, que aunque fue la segunda fuerza nacional en 2007, quedó a más de treinta puntos de Cristina Fernández.
Sangría de votosEl Frente para la Victoria de Kirchner va tercero en las encuestas de Santa Fe, tercero o cuarto en la capital y, salvo milagro, perderá Mendoza y Córdoba. La sangría no acaba en los grandes centros urbanos. La guerra gaucha de 2008 le augura un negro panorama al kirchnerismo en el interior del país, precisamente en las regiones donde Cristina Fernández hizo pie para ganar rotundamente la presidencia en 2007.
La provincia de Buenos Aires es el pasaje donde el oficialismo ha centrado todas sus energías electorales para obrar la resurrección. Kirchner se ha aferrado al área metropolitana bonaerense, el superpoblado cinturón pobre de la capital. Aquí está viviendo en estas horas la madre de todas sus batallas.
Si gana por un voto, obtendrá una victoria pírrica. Si nadie le gana a nivel nacional, tendrá otra victoria escueta pero suficiente para despedazar, dentro del peronismo, a su gran rival, Francisco De Narváez, de Unión PRO.
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