La oposición francesa presenta una moción de censura contra el Gobierno de Macron por la reforma de las pensiones
Hasta 91 diputados de varios partidos han firmado la moción. Critican la "brutalidad democrática" del Gobierno. Necesitan el apoyo del partido conservador LR para que la moción prospere.
Al igual que Pedro Sánchez en España, Emmanuel Macron se tendrá que enfrentar a una moción de censura en Francia. Hasta 91 diputados de varios partidos han firmado la moción presentada este viernes en la Asamblea Nacional en respuesta a la aprobación este jueves por el Ejecutivo de la reforma de las pensiones por decreto, sin el voto de los diputados.
Esto provocó no solo indignación entre los partidos políticos sino en las calles. Durante el debate en la Asamblea y después, París vivió manifestaciones y protestas contra la reforma, que posteriormente se transformaron en disturbios.
La iniciativa ha partido de un grupo que aglutina a diputados de centro y antiguos aliados del presidente, Emmanuel Macron, y ya ha recibido el aval de cinco bloques, entre ellos el que aglutina a las formaciones de izquierda. Sin embargo, no suma los votos suficientes para poder salir adelante. No ha recibido, por ahora, el respaldo escrito de ningún diputado del partido conservador LR, cuyos apoyos serán necesarios en el momento en que se vote para que tenga éxito.
Bertrand Pancher: "Hago un llamamiento a la responsabilidad de todos los diputados para proteger la democracia"
"Lamento que ningún diputado de LR sea firmante pero espero que sean muy numerosos a la hora de apoyarla", señaló el presidente del grupo parlamentario centrista y regionalista LIOT, Bertrand Pancher, en declaraciones a la prensa en la sede de la Asamblea. "Hago un llamamiento a la responsabilidad de todos los diputados para proteger la democracia", afirmó el diputado opositor, quien subrayó que hay "una profunda crisis política".
Los partidos firmantes critican la "brutalidad democrática" del Gobierno, que el jueves volvió a recurrir a una prerrogativa constitucional que le permite sacar adelante una ley sin someterla a votación en la Cámara Baja.
Esta moción de censura "transpartidista", como reza el texto, responde a una reforma que los diputados opositores consideran "injusta" y que "maltrata a millones de compatriotas". "Votar esta moción de censura es votar contra la reforma de las pensiones", han advertido los firmantes.
La ultraderechista Le Pen presenta su propia moción
Poco después de la formalización de esta primera moción, Agrupación Nacional, el partido ultraderechista de Marine Le Pen, ha presentado una segunda moción de censura, como respuesta a lo que consideran que es "un atentado grave contra los principios democráticos" por parte del Gobierno. Le Pen también se ha mostrado abierta a apoyar otra moción de censura, porque "lo importante -subrayó Le Pen- no es quién se presente a la moción, lo importante es que el Gobierno caiga".
El partido ha lamentado en un comunicado que el Ejecutivo haya seguido adelante con una reforma "injusta e inútil" y ha criticado que, en un momento en que los franceses expresan "masivamente" en las calles su oposición a la reforma, los diputados no hayan tenido la oportunidad de votarlo.
El reglamento de la Asamblea Nacional establece que hay que esperar al menos 48 horas entre la presentación de una moción de censura y su debate y votación, por lo que -a falta de una decisión de la Mesa de la cámara- como pronto se trataría a partir del domingo a las 14.00 GMT.
La moción necesita el apoyo de 287 diputados
Si prospera la moción, supondría la caída del actual Ejecutivo y Macron debería entonces designar un nuevo equipo
Para que una moción de censura salga adelante, es necesario que la secunden 287 diputados --serían 289 en condiciones normales, pero hay dos escaños vacantes--. El umbral se antoja lejano pero no inalcanzable, si bien sería necesario que una gran mayoría de miembros de Los Republicanos, el partido más tradicional del centro-derecha, terminasen de romper definitivamente con el Gobierno.
Si prospera la moción, supondría la caída del actual Ejecutivo y Macron debería entonces designar un nuevo equipo, sin cortapisas. De hecho, tendría en su mano volver a nombrar a Elisabeth Borne como primera ministra, aunque la imagen de la dirigente ha salido dañada de todas estas semanas de pulsos parlamentarios y protestas en las calles.
La ley francesa no obliga a Macron a disolver la Asamblea Nacional y, por tanto, convocar nuevas elecciones, algo que vienen reclamando en estos últimos meses algunas de las principales voces de la oposición.
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