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Las sanciones al petróleo y el plan de paz dividen a los líderes europeos

La UE lleva un mes intentando sacar adelante el sexto paquete de sanciones a Rusia, pero Hungría continúa bloqueándolo por incluir el embargo al crudo procedente de Moscú.

Varsovia (Polonia), 25/05/2022.- Pancartas que muestran al primer ministro húngaro, Viktor Orban (L), al presidente ruso, Vladimir Putin (R), y al lema 'Guerra de combustibles fósiles' durante una protesta de Greenpeace exigiendo un boicot al petróleo rus
Pancartas que muestran al primer ministro húngaro, Viktor Orban, al presidente ruso, Vladimir Putin, y al lema 'Guerra de combustibles fósiles' durante una protesta de Greenpeace exigiendo un boicot al petróleo ruso frente a Embajada de Hungría en Varsovia, Polonia, 25 de mayo de 2022. efe

El sexto paquete de sanciones. La reconstrucción de Ucrania. La crisis alimentaria global. El impulso de seguridad y defensa. Son los cuatro platos del menú de la cumbre europea extraordinaria que arranca este lunes y martes en la capital comunitaria. Y llega con fisuras: Hungría continúa vetando las medidas restrictivas alegando que el boicot al petróleo ruso sería una "bomba atómica" para su economía. Los 27 líderes del Estado y de Gobierno también llegan con diferencias sobre cómo abordar la relación con Vladimir Putin. El presidente ucraniano Volodimir Zelenski participará en el encuentro por videoconferencia.

Desde el inicio de la invasión de Rusia a su vecino, la UE ha mantenido una postura inusualmente rápida y unida. Pero las sanciones energéticas han abierto la caja de Pandora. La UE suma un mes intentando sacar adelante el nuevo paquete punitivo. Los europeos son altamente dependientes del petróleo ruso: el año pasado supuso el 40% de su total.

Pero el líder ultraconservador Víktor Orbán lo tiene secuestrado pidiendo entre bastidores una compensación económica y como estrategia de presión para que la Comisión Europea dé luz verde a su plan de recuperación nacional, congelado en el Berlaymont por los reiterados ataques al Estado de Derecho y a los derechos fundamentales. El líder del Fidesz, el gran aliado de Putin en la mesa del Consejo Europeo, está utilizando la crisis para anotarse tantos a nivel interno. Esta semana ha declarado el estado de emergencia, otorgándose privilegios legislativos, escudándose en la guerra.

Los 27 han intentado sin éxito cerrar el acuerdo este domingo y volverán a reunirse el lunes

Conseguir el 'sí' magiar es el gran elefante en la habitación de la cita. Los 27 embajadores europeos han intentado sin éxito cerrar el acuerdo este domingo y volverán a reunirse el lunes por la mañana con el mismo propósito. Sin embargo, fuentes europeas se muestran poco optimistas a que de la cumbre salga un acuerdo y ya hablan de "días o semanas".

Algunos de los escenarios alternativos que están sobre la mesa pasan por sacar adelante el paquete eliminando el embargo al crudo o establecer una excepción para el que llega a través de los gaseoductos. Esta última vía es la que más opciones tiene de prosperar. Dos tercios del petróleo ruso llega al bloque comunitario vía marítima. El acomodo de excluir el crudo que llega a los puertos podría servir a países como Hungría o Eslovaquia que no tienen salida al mar. Pero el paquete y la respuesta europea quedaría así muy edulcorada. La vía más radical pasa por imponer el boicot al petróleo ruso de forma unilateral. Es decir, los 26 países por separado, pero generaría un precedente peligroso y exportaría una imagen de desunión.

Superados los tres meses de guerra, el otro gran debate es cómo apuntalar la reconstrucción de Ucrania. Los europeos llevan semanas enfatizando la necesidad de crear un Plan Marshall global que ayude a levantar el país. Bruselas ha propuesto un fondo de 9.000 millones de euros, que todavía necesita el beneplácito de los Veintisiete. En este escenario de preparación de la etapa postguerra, la vía del diálogo comienza a generar fisuras.

España pone el foco en los fertilizantes

Los líderes de Alemania, Francia e Italia son los que más están abriendo la puerta a la necesidad de forjar un alto al fuego y endurecer la vía diplomática. Las últimas llamadas del alemán Olaf Scholz, el francés Emmanuel Macron y el italiano Mario Draghi con Vladimir Putin están generando mucho malestar en los países del Este y entre los Bálticos, que abogan por mantener la mano dura y la máxima presión con el Kremlin. Hace unos días, el líder galo ya habló en el Parlamento Europeo de la necesidad de no "humillar" a Rusia. El líder transalpino explicará el plan de paz que ha presentado recientemente ante la ONU.

Budapest y Roma quieren incluir referencias sobre las perspectivas de paz, pero países como Polonia se niegan

El borrador de conclusiones que están ultimando los líderes mantiene un tono elevado con el Kremlin. Budapest y Roma están empujando por incluir referencias sobre las perspectivas de paz, pero se están topando con la negativa de los países del ala dura, como Polonia.

Los europeos denuncian que Putin está creando una crisis alimentaria global al bombardear campos de cultivo ucranianos y prohibir la salida de los buques con cereales. Una situación que está agudizando las hambrunas extremas en países de África altamente dependientes de los granos ucranianos. Macron y Scholz han mantenido en los últimos días conversaciones telefónicas con su homólogo ruso para desbloquear la situación. Unas llamadas que han generado mucho malestar entre los Bálticos, que consideran que dialogar con Putin es legitimarlo y posicionarlo en un lugar de poder. En este apartado, el presidente español Pedro Sánchez aterriza con la prioridad de promover la producción local de fertilizantes y de proteger a los trabajadores del sector porque Madrid teme que se produzca escasez.

Otro de los temas importantes será cómo embargar los bienes a los oligarcas rusos sancionados por la UE. La idea es congelar estos activos para redirigirlos hacia el plan de reconstrucción de Ucrania, pero la medida genera muchas dificultades desde el punto de vista legal. Por último, los Veintisiete debatirán cómo impulsar la UE de la Seguridad y la Defensa en un momento en el que el bloque ya ha superado tabúes como financiar por primera vez en su historia el envío de armas a un país en guerra. En tres meses, la UE ha invertido 2.000 millones de euros en material bélico para el Ejército ucraniano.

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