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A sangre fría

La violencia es el primer motivo de preocupación para el 73% de los argentinos, un aumento 13 puntos en sólo tres meses

FEDERICO PEÑA

'Le abre al delivery de pizza y lo matan frente a su mujer y su hijo'. Con titulares similares se despiertan todos los días los argentinos cuando leen sus periódicos. Detrás de cada uno, se esconde una historia. Como la de Federico Edelman Anaya, ciudadano venezolano-argentino de 28 años, analista de sistemas. En julio pasado se mudó con su mujer Romina y sus dos hijos al barrio de La Paternal, de clase media y media baja. Dos días antes de las elecciones presidenciales, cansado él tras un día de trabajo, y ella, con un embarazo en estado avanzado, decidieron pedir comida delivery. Pero con la pizza llegó la desgracia.


Sonó el timbre, abrió el portón de su casa, pagó y entró nuevamente. Segundos después, tres delincuentes de entre 18 y 25 años robaron al joven que entregaba los pedidos y le obligaron a tocar el timbre nuevamente. 'Dile que te dio mal el cambio', le dijeron. Dos se apostaron a los costados, el tercero se arrodilló detrás del joven, y cuando Anaya abrió, tras intentar zafarse, le dispararon un tiro en las costillas. Murió en el acto.

Según los vecinos, sus homicidas huyeron hacia La Lechería, una fábrica ocupada a dos calles. Desde que el gobierno municipal de Buenos Aires anunció hace dos años que las 40 familias que vivían en la antigua fábrica de leche tendrían permiso para construir viviendas, nuevos inquilinos han llegado a la zona, cerca de las vías del tren. 'Algunos buenos y otros no tan buenos', dice Alejandra, una vecina.

De noche, La Paternal se convierte en una cueva oscura. Encontrar iluminación o una patrulla de policía es como buscar una aguja en un pajar. 'Hoy puede pasarle a usted, pero mañana puedo ser yo', confiesan los vecinos, que cuando el sol apaga su luz se encierran con la esperanza de que no les pase nada.

'Ahora somos noticia porque esto terminó en muerte, pero hace unos días golpearon a un chico de 8 años, hay robos todos los días, y la gente vive amenazada', relata Alejandra. Para ella, el giro se produjo hace tres años. 'Antes, éste era un barrio de familias, podías tomar mate en la acera de noche. Ahora saco la basura antes de tiempo y me da igual si me ponen una multa. Vivo con miedo. A mi hijo de cuatro años lo llevan y lo traen de la escuela en coche. No se puede arriesgar nada', dice.

El que si arriesgó fue el chico del delivery, quien identificó a dos de los tres delincuentes. Pero los vecinos del barrio cuentan que renunció a su trabajo y que vive recluido, con miedo a las represalias, a ser el próximo.

Según las estadísticas de 2006 sobre delincuencia dadas a conocer ayer por el Ministerio de Justicia, los robos violentos aumentaron un 17% en todo el país y se registraron 14.366 casos mortales o con lesiones. Se denunciaron 140 delitos por hora. En todo el año se registraron 1.224.293 delitos, un 1,43% más que en 2005, y un dato que se acerca al récord histórico de 2002, en plena crisis, cuando se cometieron 1.340.529 delitos.

Nadie se libra

Cristina Fernández de Kirchner, que casi no se refirió a la seguridad durante la campaña electoral, ganó las elecciones presidenciales dos días después del asesinato de Anaya. Un día más tarde, Romina organizó una movilización junto con los vecinos para reclamar 'Justicia para Federico y seguridad para todos'.

Alicia, que lleva 'toda la vida' en La Paternal, dice que el cambio que ha dado el barrio demuestra el nivel de inseguridad: 'Los chicos ya no juegan en la calle, el que puede le pone reja y alarma a su casa, todos tenemos perro -yo tengo un Rotweiler- y aún así, tarde o temprano nos puede pasar a cualquiera. ¿Y el Gobierno dice que éste es un país seguro?'.

Quince días más tarde, la fatalidad alcanzó a un funcionario kirchnerista. La madrugada del martes 13 de noviembre, Jorge Rivas, vicejefe de Gabinete del hasta hace poco jefe del Estado, Néstor Kirchner, volvía a su casa a las dos de la madrugada después de una cena y frenó en una farmacia en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora para comprar un medicamento. Al bajar de su coche, dos asaltantes le golpearon y se llevaron el vehículo y un maletín que dejaron intacto.

Rivas quedó tendido en el suelo con una lesión en el tronco encefálico y sufrió un traumatismo cerebrovascular. El funcionario, que proviene del Partido Socialista, estuvo en coma durante tres días y ahora se recupera en el sector de terapia intensiva del Instituto Fleni, especializado en neurología. 'Clínicamente tiene muchas cosas a favor para su recuperación', dijo esperanzada su mujer, Sandra.

Para ella, su marido 'fue una víctima más' de la inseguridad. 'Jorge no se mueve ni con escolta, ni con armas, ni con nada. Fue a la una de la madrugada, había poca gente y lo quisieron asaltar. Fue una víctima más, todos somos víctimas', dijo, y agregó que 'hay inseguridad en cualquier ciudad grande del mundo, nosotros vivimos la inseguridad todos los días en el Gran Buenos Aires, en la ciudad de Buenos Aires, en el conurbano'.

La notoriedad que alcanzó la noticia del funcionario de Kirchner asaltado y golpeado sirvió para volver a poner encima de la mesa lo que constituye una de las principales preocupaciones de los argentinos.

La mayor preocupación

Días más tarde del ataque a Rivas, el Gobierno encargó una encuesta para conocer las preocupaciones de la gente. La investigación del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) fue apabullante. Desde septiembre a noviembre de este año, la preocupación por la inseguridad aumentó casi 14 puntos porcentuales, saltando del 59,8% a más del 73%. En segundo plano quedaron la situación de la educación (28,6%), el desempleo (23,8%), la atención en salud (17%) y la inflación (16,3%), factores que han mostrado un descenso en el último bimestre entre las prioridades de los argentinos.

A pocos días de que Cristina Fernández de Kirchner jure su cargo como presidenta, queda por ver cómo encara el problema. Hasta ahora los argentinos sólo han escuchado respuestas generales en las entrevistas que concedió durante la campaña. La política de seguridad, dijo, 'no es un tema que pueda ser aislado de lo que es el modelo económico, de educación, de salud y justicia'.

 

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