Ucrania intenta rebasar las defensas rusas y la OTAN saca los dientes con las mayores maniobras aéreas de su historia
La guerra de Ucrania abre una fase de intensos combates en tres frentes distintos, pero sin avances ucranianos decisivos, al tiempo que la OTAN hincha músculo con unas maniobras a gran escala justo el día de la fiesta nacional de Rusia.
La contraofensiva de Ucrania sobre los territorios ocupados por Rusia en el este de ese país da sus primeros pasos. Y aunque en el terreno militar solo ha conseguido avances puntuales y no ha superado la resistencia rusa, las maniobras puestas en marcha por la OTAN arrojan un claro mensaje de disuasión a Moscú y un apoyo a Kiev a pocas semanas de la cumbre de julio de la Alianza en Lituania.
La OTAN, que agrupa al mayor número de países comprometidos con armas y dinero con la causa ucraniana, lanzó este lunes las maniobras Air Defender 2023 con la participación de 25 de los 31 miembros de la Alianza Atlántica, que ponen sobre el terreno y durante diez días a 10.000 efectivos militares y 250 aviones.
Maniobras de disuasión de la OTAN en medio de la ofensiva ucraniana
Se trata del mayor despliegue de fuerzas aéreas de la Alianza en unos ejercicios militares y el momento es clave: la OTAN manda a Rusia, en el día de su fiesta nacional, una clara advertencia disuasoria que remarca además estas primeras fases de la contraofensiva lanzada oficialmente por el ejército ucraniano la semana pasada.
Bruselas juguetea de nuevo con la idea de que Kiev podría suscribir algún tipo de acuerdo defensivo con la Alianza en la cumbre que celebrará en Vilna los próximos 11 y 12 de julio.
Si bien parece fuera de lugar una pronta entrada de Ucrania en la OTAN, porque significaría la guerra inmediata de la Alianza con Rusia, sí habría posibilidades de llegar a algún tipo de acuerdo en materia de seguridad que satisfaga al presidente Volodímir Zelenski, el paladín de la adhesión ucraniana a la organización defensiva.
Ese acuerdo o compromiso con Bruselas permitiría a Ucrania tener más peso en una eventual mesa de negociaciones con Rusia, dado que la recuperación de todo su territorio ahora bajo bandera rusa parece una quimera en estos momentos.
Los ucranianos logran avances, pero no decisivos
La contraofensiva puesta en marcha este mes de junio por el ejército ucraniano se está centrando en tres de los territorios ocupados por los rusos, Lugansk, Donetsk y Zaporiyia. El cuarto de esos distritos, Jersón, queda de momento fuera de la contraofensiva, pues trata aún de reponerse de la voladura de la presa de Nova Kajovka, cuya autoría se siguen culpando unos a otros, rusos y ucranianos.
Con la vecina Jersón inundada aún, la península de Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014 y considerada por Moscú como un territorio que jamás devolverá, tampoco parece amenazada directamente por esta fase de la contraofensiva ucraniana.
El contraataque de momento ha tenido éxito a la hora de recuperar para Kiev al menos cuatro aldeas en la región de Donetsk y una localidad más en Zaporiyia. Pero en este último caso, donde la intención ucraniana es alcanzar el mar de Azov y partir en dos el corredor de territorios ocupados por Rusia desde el Donbás a Crimea, las ganancias son de apenas cinco kilómetros respecto a los noventa que hay hasta el mar.
Rusia, aunque reconoce que algunas de esas localidades han sido recuperadas por las tropas ucranianas, sigue negándole cualquier triunfo de importancia a las fuerzas armadas de Ucrania y el Ministerio de Defensa ruso afirma que ha frenado al menos cinco ataques en Donetsk y Zaporiyia.
Por su parte, el ejército ucraniano ha indicado que sus fuerzas han avanzado casi un kilómetro en Bakhmut, la emblemática localidad de la región de Donetsk que el mes pasado fue tomada por las tropas rusas tras meses de intensos combates. Al tiempo la lucha es muy intensa en Avdiivka y Márinka, en Donetsk, así como en la vecina región de Lugansk, en la localidad de Bilohorivka.
La carencia de aviación adecuada, un hándicap para Ucrania
Ucrania juega en estos momentos con la desventaja de ser el atacante, sin suficientes fuerzas en hombres y respaldo aéreo como para barrer de golpe al ejército ruso. Las unidades del Kremlin han tenido meses para parapetarse a lo largo de más de 800 kilómetros de línea del frente. Ahora toca ver quién es más resistente antes de que un nuevo giro en la guerra cambie de nuevo las tornas.
La falta de adecuado apoyo aéreo a las brigadas ucranianas de carros de combates donados por los países europeos ya está siendo un problema en esta contraofensiva, que tiene que ajustar sus pasos al único soporte de la artillería, mientras se expone a los ataques aire-tierra de los rusos, con una de las mejores aviaciones de guerra del mundo.
Los ucranianos ven esta inferioridad con más claridad que sus aliados y por eso reclaman aviones modernos. Este lunes, el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Réznikov, adelantó que el próximo 15 de junio planteará en Bruselas, en la reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, los detalles para la conformación de una "coalición aérea" que permita la cesión a Kiev de aviones de combate F-16 estadounidenses actualmente en ejércitos europeos.
Por el momento, como recordó Réznikov, la prioridad es la formación de los pilotos ucranianos que en unas semanas estarán en condiciones de manejar los F-16.
Quizá sea esa cumbre de la OTAN de julio el lugar donde los aliados europeos de Ucrania pongan su rúbrica a una cesión coordinada de esos aviones, una de esas líneas rojas que los países europeos implicados en la ayuda militar a Ucrania indicaron desde un principio que jamás traspasarían. Ahora los tiempos parecen haber cambiado.
Los amigos bielorrusos y norcoreanos
En contrapartida al apoyo político y militar occidental manifestado este lunes a Ucrania, su contrincante, Rusia, recibía el renovado respaldo de Bielorrusia y un inquietante compromiso de la lejana Corea del Norte, que, según se teme en Estados Unidos, podría verse concretado con envíos de material militar susceptible de ser empleado en la guerra.
Este lunes se supo que Bielorrusia entregó a Rusia cerca de 131.000 toneladas de munición entre enero de 2022 y el mismo mes de 2023. Bielorrusia tiene además estacionados cerca de diez mil soldados rusos en su territorio.
La semana pasada, el presidente ruso, Vladímir Putin, confirmó que en julio, en vísperas de la cumbre de la OTAN, se hará la transferencia de cabezas nucleares tácticas a Bielorrusia, lo que dotará a Moscú de una mortífera cabeza de puente sobre Ucrania en caso de que la guerra tome para Rusia un rumbo desbocado.
No es el único aliado que tiene Rusia con capacidad para prestarle un apoyo armamentístico que podría ser clave si se alarga la guerra. El líder norcoreano, Kim Jong-un, acaba de ofrecer el "pleno apoyo y solidaridad" de su país al presidente Putin.
Hoy se celebraba el Día de Rusia y Kim aprovechó para enviar un cálido mensaje de felicitaciones, en el que no se mencionaba la invasión de Ucrania ni la guerra, pero sí se alababa a Putin por su "decisión y orientación correctas, a la hora de frustrar las crecientes amenazas de las fuerzas hostiles", en referencia a Estados Unidos y los países europeos.
Corea del Norte, cuyo programa nuclear militar tiene mucho que agradecer a países como Rusia o Pakistán, fue señalada al comienzo de la guerra como uno de los pocos países que apoyan a Moscú con la capacidad para suministrar munición de artillería a cambio de alimentos, dada la carestía que sufre esa dictadura de Extremo Oriente.
El ejército norcoreano cuenta además con algunos de los misiles de medio y largo alcance más potentes de Asia, con los cuales ya ha amenazado en diversas ocasiones a sus vecinos surcoreanos y japoneses, y que, llegado el momento, podrían acabar en los campos de batalla de Ucrania, de la misma forma que lo han hecho ya los HIMARS estadounidenses o los Storm Shadow británicos.
Ya en enero pasado, Estados Unidos acusó a Corea del Norte de entregar cohetes y misiles al grupo mercenario Wagner, que lucha al lado del ejército ruso, y en marzo Washington señaló que disponía de pruebas sobre delegaciones de Moscú que estaban en Pyongyang tratando de concretar esos acuerdos sobre el intercambio de comida rusa a cambio de misiles norcoreanos.
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