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Rusia cumple su amenaza y sitúa sus bombas nucleares tácticas a las puertas de Ucrania y en el patio trasero de la OTAN

El presidente Alexandr Lukashenko ha confirmado el comienzo del despliegue en Bielorrusia de armas nucleares tácticas rusas, que, controladas por Moscú, dan otra vuelta de tuerca a la guerra de Ucrania y sacuden el tablero de seguridad en Europa.

Vladímir Putin y Alexandr Lukashenko en una reunión el pasado mes de junio.
El presidente ruso Vladimir Putin se reúne con el presidente bielorruso Alexander Lukashenko  eUROPA PRESS

El Kremlin también puede cruzar su propia línea roja en la guerra de Ucrania. Si la entrega de cazas F-16 es solo cuestión de tiempo y dejará de ser un tabú en la transferencia de armas occidentales a Ucrania, el envío de bombas nucleares tácticas rusas a Bielorrusia es ya un hecho y subraya una inquietante realidad: Rusia no está dispuesta a perder la guerra y acaba de hacer una jugada sobre el tablero ucraniano muy difícil de superar.

Es el primer traslado de armamento nuclear táctico fuera de Rusia desde que cayera la Unión Soviética en 1991. También es la primera vez que vuelven las armas nucleares a Bielorrusia, donde a principios de los años noventa se retiraron 600 misiles de medio y corto alcance dotados de ojivas atómicas.

Aquellos eran tiempos muy complicados y el Kremlin alegó que, por seguridad internacional, ninguna de las repúblicas surgidas de la desintegración de la URSS debía tener armas nucleares. Ninguna salvo la propia Rusia, que de garante de esa seguridad nuclear, ha devenido en clara amenaza de que se desencadene algún tipo de conflicto con estas bombas como arma definitiva.

Riesgo de una crisis nuclear

Que este paso del Kremlin solo sea un farol y un elemento de disuasión peligroso pero controlable, solo el tiempo lo dirá. Pero Washington, Londres y Bruselas cometerían un error si ignoran la nueva situación de inseguridad en el este de Europa y no empiezan a considerar con urgencia opciones políticas a la continuación de la guerra.

Una conflagración que nadie puede ganar, dado el equilibrio de fuerzas puestas en el terreno y la incapacidad de ninguno de los contendientes para imponerse claramente sobre el otro.

Ahora, desde los silos preparados por los rusos en Bielorrusia, la sombra de las armas nucleares se cierne sobre el conflicto. Sobre Ucrania, que apuesta por llevar la guerra al corazón de Rusia, pero también sobre los estados de la OTAN vecinos a aquel país, como Polonia y Lituania, algunos de los más beligerantes en el apoyo a cualquier precio a Kiev.

"Rusia no transfiere armas nucleares a la República de Bielorrusia: el control sobre ellos y la decisión de utilizarlos sigue siendo de la parte rusa", ha dejado claro el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú.

El traslado ya está en marcha, dice Lukashenko

El presidente Lukashenko, que ve así blindada su inestable posición interna, ha anunciado que el traslado a Bielorrusia de esas armas nucleares tácticas rusas ya está en marcha. "Teníamos que preparar el lugar para su almacenamiento y demás. Lo hicimos. Por eso, ya ha comenzado el traslado de las cargas nucleares", ha explicado el dictador bielorruso.

De momento, el Kremlin no ha confirmado que estas cabezas nucleares se encuentren ya en territorio bielorruso. El jueves pasado, Shoigú y su homólogo de Bielorrusia, Víctor Jrenin, firmaron los documentos que regulan el almacenamiento de estas armas y dieron así el pistoletazo para la operación.

Pero el secretismo acompaña la transferencia de esas armas de destrucción masiva y tampoco el Pentágono ni los cuarteles de la OTAN han querido especificar la situación de los silos nucleares, cuya construcción figuraba en el acuerdo logrado en marzo entre Rusia y Bielorrusia para el despliegue de las armas atómicas.

Rusia ha enviado a Bielorrusia misiles y aviones con capacidad nuclear

Las ojivas nucleares tácticas desplegadas en Bielorrusia, país que con este paso se subordina a Moscú militarmente como nunca lo había hecho antes, pueden además ser armadas en los misiles Iskander-M y acopladas en los bombarderos Su-25 que el Kremlin ya había enviado como parte de esta jugada estratégica.

En abril, unidades especiales de las fuerzas armadas bielorrusas fueron formadas en Rusia en la utilización de municiones especiales tácticas para los misiles Iskander-M. Ese mismo mes terminó el entrenamiento de las tripulaciones bielorrusas de los Su-25 portadores de ojivas nucleares tácticas.

Además, se han acondicionado aviones de combate bielorrusos para portar este tipo de armamento y se ha preparado a sus pilotos para misiones de bombardeo nuclear, lo que hace intuir la envergadura de esta operación conjunta, que convierte de facto a Bielorrusia en punta de lanza de una eventual ofensiva nuclear contra Ucrania.

EEUU califica el despliegue como una "provocación"

El traslado de armas nucleares tácticas a Bielorrusia es "irresponsable" y una "provocación", pero no hay nada que apunte a un posible uso de las mismas por Rusia, explicó la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. "No vemos ninguna razón que nos lleve a reajustar nuestra postura nuclear", según Jean-Pierre.

La calma de EEUU ante el despliegue nuclear en Bielorrusia es aparente, pues esta decisión rusa demuestra que la retirada por parte de Moscú del acuerdo de control de armas nucleares New Start en febrero pasado no era un mero formalismo.

De ahí que desde Estados Unidos se venga insistiendo estos días que Ucrania no puede utilizar armas estadounidenses, por ejemplo los misiles HIMARS, contra objetivos situados en territorio de la Federación Rusa. Petición muy contestada por Kiev y que entre los aliados europeos de Ucrania no acaba de entenderse.

Y aunque Washington ha dado el visto bueno para que en breve comiencen a ser entrenados pilotos ucranianos en el manejo de los cazas de combate estadounidenses F-16, no es en el Pentágono donde hay mayor aquiescencia para ceder este tipo de aviones al ejército de Kiev.

Es en Europa donde hay más entusiasmo en la transferencia de cazas de última generación a Ucrania y donde menos se cree en un uso de armas nucleares tácticas por Rusia, a pesar de la cercanía de las fronteras bielorrusas a varios países europeos, como Polonia o los estados bálticos, precisamente los más antirrusos y belicosos en este conflicto.

En algunos de estos países se ha mencionado a lo largo de estos quince meses de guerra la posibilidad de dotar a Ucrania de armas nucleares, como elemento de disuasión ante Rusia.

Este viernes el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, advirtió que si Occidente hiciera eso, Moscú lanzaría "un ataque preventivo" nuclear contra Ucrania.

La guerra va a alargarse

El que fuera presidente ruso vaticinó que la guerra podría alargarse indefinidamente: "este conflicto va a durar mucho tiempo, incluso décadas. Es una nueva realidad", refirió Medvédev.

La prolongación de la guerra fue también uno de los temas abordados esta semana en la reunión que en la base estadounidense de Ramstein, Alemania, celebró el llamado Grupo de Contacto por la Defensa de Ucrania. Este grupo, creado tras la invasión rusa el 24 de febrero de 2022, ha coordinado, desde abril de ese año, las entregas de ayuda militar occidentales, más de 65.000 millones de dólares, según dijo este jueves el secretario de Estado estadounidense, Lloyd Austin.

En esta nueva sesión del grupo se han comprometido más tanques Leopard, vehículos blindados, municiones de artillería, drones, misiles HIMARS y de otras clases, y otros tipos de armas, como cohetes antiaéreos y antidrones.

EEUU no ve una clara victoria ucraniana

En el encuentro, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, dejó claro que Rusia no ganará la guerra, pero, agregó, tampoco las fuerzas armadas ucranianas pueden desalojar "a corto plazo" a los cientos de miles de soldados rusos desplegados en el este de Ucrania.

"Eso significa que la lucha va a continuar, que va a ser sangrienta y que va a ser dura. Y en algún momento, las dos partes tendrían que negociar un alto el fuego o llegar a una conclusión militar" de la guerra, afirmó.

Ésta es una de las pocas veces que un alto mando occidental reconoce tácitamente que la guerra puede terminar con una Ucrania renunciando a parte de su territorio. Es lo mismo que en su reciente gira europea dijo el enviado especial chino, Li Hui.

Los F-16 no darán un vuelco a la guerra

Milley pidió que no se considere a los F-16 como el "arma mágica" que permitirá a los ucranianos derrotar a los rusos. "Los rusos tienen un millar de cazas de cuarta generación" y no habrá tantos F-16 en Ucrania, advirtió Milley, quien se mostró más partidario de incrementar el apoyo antiaéreo para "denegar a los rusos el uso del aire".

Los misiles, aseguró, son mucho más baratos que los F-16. Una decena de estos cazas puede costar hasta dos mil millones de dólares, explicó Milley. "No hay armas mágicas en la guerra. Desde luego los F-16 no lo son y en realidad no hay nada así", aseguró el militar estadounidense, templando las continuas demandas ucranianas de estos aviones con los que Kiev está seguro de que puede dar un vuelco a la guerra.

De momento, países como Dinamarca y Holanda llevan la delantera a la hora de preparar pilotos ucranianos para manejar estos cazas, aunque el proceso es largo y podría durar incluso medio año. Polonia, Noruega, Bélgica y Portugal se han ofrecido también a entrenar a los pilotos de F-16.

La incógnita es quién donará a Ucrania tan valiosos aparatos y con qué dinero se sustituirán en los arsenales europeos.

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