Público
Público

Violencia sexual entre rejas

El escándalo de la violación múltiple de una menor, que fue encerrada en una celda con 20 reclusos, reabre el debate sobre la pésima situación del sistema carcelario de Brasil.

BERNARDO GUTIÉRREZ

Sufrió 156 violaciones. Seis diarias. Durante 26 días. Infligidas por hombres diferentes y -lo que es peor- con la complicidad de aquellos que tenían por deber protegerla: los carceleros de la prisión de Abaetetuba, en el Estado amazónico de Pará.

El caso de L., una menor de apenas 15 años que fue encerrada en la misma celda con 20 hombres, ha sacado a relucir el lado más oscuro de las prisiones de Brasil. Por si fuera poco, cuando el escándalo salió a la luz el pasado 20 de noviembre, el delegado general de la Policía Civil de Pará, Raimundo Benassuly Maués Júnior, calificó de 'débil mental' a la menor víctima de los abusos.

Tanto el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, como la gobernadora del Estado de Pará, Ana Julia Carepa, hicieron todo lo posible para aplacar la lluvia de críticas.

Lula anunció una partida presupuestaria especial para el Estado de Pará de 34,4 millones de euros y la construcción de dos presidios exclusivamente femeninos. La gobernadora, por su parte, forzó la dimisión de Raimundo Benassuly. Pero el horror ya había recorrido el mundo. Y las denuncias e informes sobre maltratos y violaciones conocidas a lo largo de esta semana confirman que el caso de L. es sólo la punta del iceberg.

Sexo por comida
Un informe entregado en marzo por entidades brasileñas a la Organización de los Estados Americanos (OEA) revela violaciones generalizadas y todo tipo de irregularidades en cinco estados Brasileños.

En Rio Grande do Norte y en Bahia, las mujeres comparten celda con travestis y con varones adolescentes. El informe denuncia que en Amambai, en el Estado de Mato Grosso do Sul, un funcionario de la prisión violó a una mujer delante de otras 10 presas.

'Las mujeres -afirma el documento- sufren violencia sexual o intercambian servicios sexuales por comida y no denuncian a los agresores por miedo'. Los datos del informe corresponden a 2006. Pero la abogada Luciana Zaffalon Cardoso, coordinadora del grupo interministerial creado para discutir políticas públicas para la población penitenciaria femenina, afirma que 'no se ha observado reacción alguna contra los poderes fácticos ni siquiera después de las denuncias'.

Tim Cahill, investigador de Amnistía Internacional en Brasil, pinta una situación todavía más deprimente: 'Recibimos abundantes informaciones acerca de mujeres detenidas que sufren abusos sexuales, tortura, mala atención sanitaria y que están sometidas a condiciones inhumanas'.

El prestigioso diario Folha de São Paulo publicó el pasado jueves un demoledor reportaje sobre el Centro de Reeducación Femenino de Anannindeua, en el mismo Estado de Pará, donde en estos días han llegado 23 presas de distintas localidades del interior. Los testimonios reproducidos por el periódico ponen los pelos de punta.

Valdecira Pantoja, una joven de 28 años, denuncia que fue violada sistemáticamente y que se quedó embarazada dos veces desde que estuvo presa en 2003. 'No sé quien es el padre. Cualquiera de los 15 hombres con los que fui y estuve encerrada', afirmaba Pantoja.

Edinalva Borges de Silva, de 30 años, narró al diario que se quedó embarazada en la prisión de una localidad llamada Primavera. 'Fueron cinco meses en una celda con 12 hombres. Es lo normal', matizaba.

Pero quizá el caso más brutal sea el que narra Iara de Jesús Batista Abreu: 'Hace un mes, los policías trajeron a una enferma mental, Nazaré. Los presos la violaron sin parar. El investigador de la cárcel lo único que hacía era grabar todo'.

Menores y adultos juntos
Los informes publicados esta semana en Brasil han servido además para denunciar otra práctica irregular pero común en las prisiones del país: el hecho de que menores de edad compartan celda con adultos.

La Secretaría Especial de Derechos Humanos y el Consejo Nacional de los Derechos de la Infancia y el Adolescente han denunciado que en todoel país hay por lo menos 685 menores que están presos junto con adultos. Brasil tiene, según el mismo informe, 10.500 menorespresos.

En 17 estados, los menores están recluidos en prisiones de adultos. Además, el déficit de plazas para menores llega a 3.396.

La situación de los presidios de Pará ya había sido denunciada en 2002 por HumanRights Watch. Entonces había 88 menores internados en Pará. Hoy superan los 400, siendo un 10% de ellos mujeres.

El escándalo de Abaetetuba ha provocado indignación también en el seno de Naciones Unidas. Hasta el punto de que altos funcionarios de la ONU tienen intención de exigir al Gobierno brasileño respuestas sobre los casosde violaciones de mujeres en los presidios del país.

Louise Arbour, la máxima responsable del Alta Comisaría de la ONU para los Derechos Humanos, que visita desde ayer Brasil, va a alertar al presidente Lula de que el sistema penitenciario debe ser reformado porque 'está afligido por una plaga' y una 'policía cómplice', informó el diario O Globo.

La brutalidad de la violación de Abaetetuba continúa creciendo según se van conociendo detalles de la misma. El grupo de diputados que visitó el miércoles la prisión de Abataetuba aseguró a la prensa brasileña que 'circula un vídeo sobre la violación de la menor'.

La diputada Elcione Barbalho afirma que existe un vídeo, filmado por un funcionario de prisiones, en el que se puede observar a varios presos abusando sexualmente de la menor. Su precio: 38,31 euros.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional