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Una voz hacia la selva colombiana

Un programa radiofónico semanal en Colombia lleva 14 años poniendo en contacto a familiares con secuestrados

PABLO BIFFI

 A las 0.17, el estudio del séptimo piso de Caracol Radio es un hervidero. Decenas de periodistas colombianos y de todo el mundo, entre ellos Clarín, deben guardar silencio. La luz roja de la cabina se enciende y Herbin Hoyos, con impecable chaqueta y pantalón negros, da inicio a un programa emblemático del drama que vive Colombia, Las voces del secuestro. Desde hace 14 años es una voz de consuelo para los rehenes, que hasta las seis de la mañana del domingo hacen lo que pueden para escuchar en sus pequeñas radios los mensajes de sus familiares.

'Cada semana, nosotros les damos a los secuestrados una bocanada de oxígeno, una razón más para vivir, siete días más de esperanza', dice Hoyos, antes de que comienceel programa.El de este domingo no fue un programa más. Acompañado en la conducción por el periodista Juan Roberto Vargas, Herbin Hoyos tiene a su derecha a los policías Armando Castellanos y Julio César Buitrago Cuesta y a su izquierda a los oficiales John Jairo Durán y Javier Rodríguez, cuatro de los once miembros de las fuerzas de seguridad liberados junto a Ingrid Betancourt y a los tres estadounidenses.

Llamada sorpresa

Por delante habrá seis horas de programa. Tiempo para sorpresas. La primera es la imprevista llamada telefónica desde París de la ex candidata presidencial, a las 4.30 de la madrugada. Pero antes, a la 0.17, suena fuerte la cortina del programa, Sueños de libertad, del cantante colombiano Juanes. El sargento Durán escucha una estrofa de la canción: 'Sueño con morir de viejo y no de soledad, sueño con ir a trabajar y mucho más con regresar cada noche a mi casa para estar junto a ti. Y que no muera nunca nuestro amor'. No puede contener la emoción y rompe en llanto.

La propuesta del programa será sencilla. Herbin Hoyos dejará que cada uno de los invitados conduzca una parte del ciclo para que les hable a sus compañeros de cautiverio, que aún están en la selva. Además, cada uno desgranará su historia, contará sus miedos, sus flaquezas, pero también sus deseos de cara al futuro. Y apenas comienza el programa habrá tiempo, sin importar el vacío producido en la transmisión, para un rito del programa: el abrazo de la libertad que Hoyos le envía a través del aire a cada liberado cuando lo visitan.

Con los ojos rojos, escondiendo su vergüenza debajo de la visera de una gorra de béisbol, el sargento Durán apenas puede hablar. 'Este programa nos dio la vida, nos devolvió la dignidad. Mil gracias por lo que hace', dice.

Y es que Herbin Hoyos sabe de lo que habla acerca de los secuestros. Cuenta que en 1994 fue capturado por las FARC y que pasó 17 días en cautiverio. Allí, otro rehén le dijo que los periodistas eran unos insensibles 'y que no hacíamos nada por los secuestrados. Cuando salí en libertad, decidí crear este programa', recuerda con nitidez.

Por turnos, cada uno de los liberados va tomando la palabra y contando las humillaciones que sufría en la selva de manos de los captores. Pero también cómo están llevando su reinserción en el mundo cotidiano. 'A mí una de las cosas que más me sorprende es la tecnología. Yo no conocía Internet y todo lo que hay ahora', cuenta el sargento Julio César Buitrago. Detrás del cristal del estudio, los familiares no pueden contener la emoción. Madres, novias, hermanas, tíos, primos e hijos de secuestrados repasan la letra del mensaje que enviarán.

Sebastián Murillo Sánchez tiene nueve años y nació por cesárea unos días después del 1 de noviembre de 1999, día en el que las FARC atacaron Mitú, su pueblo. Su padre, el mayor de policía Enrique Murillo, se convirtió en rehén y no vio crecer a su hijo. 'Vengo a decirle a mi papi que rezo todas las noches para que vuelva pronto', dice Sebastián, con alegría, y recuerda la última prueba de vida -una carta- que recibió, el 10 de enero pasado cuando fueron liberadas Clara Rojas y Consuelo González. Su padre estaba con ellas.

Más de 15.000 mensajes

Multipremiado por su programa, Herbin Hoyos tiene 38 años y una extensa carrera periodística. En una pausa, relata qué mensajes de los más de 15.000 que ha enviado lo conmovieron más. 'Yo recuerdo el caso de Patricia Elena Perdomo, la hija de Consuelo González de Perdomo. Cuando se murió el papá, el esposo de Consuelo, Patricia Elena no sabía cómo enviarle el mensaje', rememora.

Ella le explicó la situación y Hoyos le sugirió que enviara un mensaje muy subliminal sin tener que decir: 'Mire, es que mi papá murió'. Entonces ella lanzó al aire: 'Mamita, a partir de hoy tú tienes que estar tranquila porque mi papito desde el cielo te va a estar cuidando'. Así dijo Patricia Elena a su madre Consuelo que su esposo había muerto.

A las 4.30 de la mañana se produce el mayor momento de emoción. Desde París, Ingrid Betancourt llama por teléfono para entablar conversación con sus antiguos compañeros de cautiverio. Los policías escuchan en silencio y lloran. Del otro lado de la línea, una cálida voz les dice: 'Los amo, los quiero, a cada uno de ustedes los llevo escrito en mi corazón. Me acuerdo de las marchas, cuando nos encontrábamos. Y a los que no nos hemos encontrado, a los que no hemos estado juntos, es decir a todos los que no he podido ver pero que están allá, ahí estoy con ustedes, ahora y cuando nos podamos abrazar. Y eso va a ser muy pronto. Sé que muy pronto llegará la libertad'.

El silencio en el estudio es total. La comunicación dura unos cinco minutos y deja una frase final para los que aún son rehenes: 'No voy a dejar pasar un segundo de abogar por la libertad de ustedes'. Amanece en Bogotá. Son las seis de la mañana y Herbin Hoyos se define: 'Debo ser el único periodista que quiere que su programa deje de emitirse. Ese será el día en que no haya más secuestrados en Colombia'.

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