De Rubiales a Alves: la responsabilidad de los medios que entrevistan a los agresores sexuales y la denigración de las víctimas
Las expertas recalcan la revictimización a la que se somete a las víctimas y la necesidad de que los medios sean precavidos en el tratamiento.
Madrid-Actualizado a
Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, acusado de un delito de agresión sexual y otro de coacciones a la futbolista Jenni Hermoso, fue entrevistado a principios de abril en el programa El Objetivo de La Sexta. La entrevista suscitó de nuevo el debate sobre si los medios de comunicación deben dar voz al discurso de presuntos agresores sexuales o, incluso, condenados. Las expertas recalcan la revictimización a la que se somete a las víctimas y la necesidad de que los medios sean precavidos en el tratamiento.
"La desfachatez y el refuerzo del poder que siente Luis Rubiales se refleja en esa entrevista. ¿Pensaron en la víctima? ¿Cómo se sentiría al ver todo esto? La empatía también forma parte de nuestra profesión. De entrada, soy partidaria de no darles voz", explica Isabel Muntané, periodista y coordinadora del Máster de Comunicación e Igualdad de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Rubiales dijo en la entrevista que "no había más que ver" el beso no consentido para llegar a entender que aquello no era una agresión sexual. "A mí lo que me expresa la mayoría de la gente es que no hay nada", reiteraba. "El que se ha quedado sin trabajo y defenestrado he sido yo", seguía.
Estas justificaciones se colaban en la conversación a la vez que la entrevistadora remarcaba en qué había consistido la defensa de Rubiales: en la desacreditación a Jenni Hermoso. Incluso, con vídeos que pretendía señalarla por su felicidad durante la celebración en el Mundial de Fútbol.
Sin embargo, no es la primera vez que se da voz a los encausados por un delito de este tipo. Dani Alves, condenado por violación a cuatro años y medio de prisión, tuvo la oportunidad de dar su visión extendida de los hechos en una entrevista en exclusiva a La Vanguardia. El periódico tituló que era Dani Alves, presunto agresor en aquel momento, quien perdonaba a la víctima por acusarle: Dani Alves, desde la cárcel: "La perdono, sigo sin saber por qué ha hecho todo esto, pero la perdono".
Aquello no se quedó solo en la entrevista. La víctima pudo ver reflejadas hasta cinco versiones del exfutbolista en los medios de comunicación, así como el vídeo que compartió la madre del jugador acusándola de mala víctima. Algo similar ocurrió en el caso de La Manada. En 2020, el Observatorio contra la violencia de género denunció que la atención mediática sobre el caso había provocado la revictimización de la mujer agredida.
"¿La ciudadanía mirará críticamente esa entrevista o asumirá los argumentos de Alves y Rubiales?", se pregunta Isabel Muntané
"Las víctimas no se exponen porque necesitan un proceso de reparación y solo queda la voz del agresor, con lo que esto supone. En ese sentido, ¿la ciudadanía mirará críticamente esa entrevista o asumirá los argumentos de Alves y Rubiales? Llegar a entender la dimensión de una agresión necesita perspectiva de género y la mayoría de la gente se queda con el titular donde un agresor llega a perdonar a la víctima, como pasó con la entrevista a Alves", explica Muntané.
Tampoco es novedoso ver entrevistas a maltratadores. El Mundo llevó en portada una entrevista al exconcursante de Gran Hermano, Carlos Navarro, conocido como El Yoyas, condenado por maltrato a su expareja. La titulaba así: Cita en un bosque con El Yoyas, el maltratador huido: "Durante una época mi psicólogo fue el whisky".
"Lo de encontrar justificaciones en las entrevistas o, mismamente, en la recogida del relato es también un problema. Como con el último caso de violencia machista en Catalunya cuando se hizo hincapié en que él tenía depresión", dice la periodista. Por ejemplo, el medio Levante-EMV recogió así la noticia: El triple homicida del Prat del Llobregat sufría depresión.
Pero también se le ha dado voz a otros como José Bretón, que asesinó a sus dos hijos y luego los quemó, o Francisco Arcuri, el padre de los hijos de Juana Rivas, investigado por malos tratos por la Justicia italiana (pero que, al mismo tiempo, le dio la custodia de sus hijos menores en marzo de 2023).
La ética del periodismo
El Estatuto de la víctima del delito de 2015 en su artículo 14 hace mención a la obligación de los medios de respetar los derechos fundamentales de las víctimas.
Estatuto de la víctima del delito
Artículo 14: Los poderes públicos fomentarán campañas de sensibilización social en favor de las víctimas, así como la autorregulación de los medios de comunicación social de titularidad pública y privada en orden a preservar la intimidad, la imagen, la dignidad y los demás derechos de las víctimas. Estos derechos deberán ser respetados por los medios de comunicación social.
Pero los criterios para hacer o no una entrevista de este tipo recaen en cada medio. "En las guías y en los códigos deontológicos, de manera general, no se menciona que no se puedan hacer entrevistas a agresores. La decisión queda en manos de los medios y las periodistas que hacen esa información", explica Isabel Muntané.
La experta apunta a establecer dichos criterios en pos del interés informativo pero siempre con una idea "de entrada": no hacer este tipo de entrevistas y establecer el foco en los derechos de las víctimas. "Lo que hemos visto es que cuando un agresor habla en una entrevista, lo hace para justificarse, culpabilizar y revictimizar a las víctimas. ¿Tiene eso un interés informativo? ¿Ayuda a la igualdad? Yo creo que no", termina.
El impacto psicológico en las víctimas
¿Cómo afecta todo esto a las víctimas? Según Natalia Ortega, psicóloga experta en agresiones sexuales, la coloca en un lugar especialmente vulnerable. La exposición pública del caso y, con más inri, de su agresor por medio de una entrevista las sitúa en un estado de "juicio público" y de rechazo social.
Natalia Ortega, psicóloga: "La sociedad no tiene en cuenta el daño que es muy grave"
"La víctima está siendo puesta en tela de juicio y apaleada mediáticamente. La sociedad no tiene en cuenta el daño que es muy grave", explica Ortega que también es directora de Activa Psicología.
Los medios de comunicación han tenido serias malas prácticas en casos de violencia machista. Las víctimas, incluso, han temido por su seguridad y por su salud mental. Le pasó a Jenni Hermoso cuando se reprodujo su testimonio a puerta cerrada en prime-time.
Fueron unas declaraciones en la Audiencia Nacional, en mitad del proceso judicial contra Rubiales, que no debían haberse filtrado. la futbolista llegó a decirle al juez que se planteaba no volver a declarar y sus representantes criticaron que no se estaban respetando "sus derechos fundamentales".
La posición de poder ante la notoriedad de los agresores funciona como catalizador del cuestionamiento. "Hay que ser muy precavidos y tener mucha delicadeza al abordar una entrevista de este tipo. La sociedad puede darle más credibilidad al agresor que a la víctima. Al final, se escucha solo una parte", alude la experta.
La victimización secundaria adquiere una dimensión inabarcable en la que los medios vuelven a reproducir la agresión a través de las palabras del acusado pero también de los contenidos que las acompañan (imágenes del momento, otras declaraciones, etcétera). "Ellas reviven el trauma lo que puede hacer que síntomas del estrés postraumático como la depresión o el aislamiento se agudicen y que la víctima se sienta culpable por denunciar. Esto alarga el proceso de recuperación", apunta Ortega.
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