Opinión
Aguirre, rechace imitaciones
Por David Torres
Escritor
Excelente noticia que la Cope haya fichado a Esperanza Aguirre. ¿Para qué conformarse con una imitación pudiendo tener el original? Por la radio española pululan docenas y docenas de parodias de Aguirre, de Rubalcaba y de otros políticos, alabarderos obedientes y eficaces que repiten como loros las consignas del partido. Hay algunos a quienes el carné de periodista se lo expiden directamente en la FAES, donde suponemos que van a cobrar puntualmente el sueldo.
Esto de que los políticos comenten la actualidad a su manera, como Frank Sinatra, no es nuevo, pero resulta más vistoso por televisión, donde el espectador puede comprobar que son de plasma y píxel. Hubo una temporada en que Pujalte y Carmona desayunaban en una tertulia, almorzaban en la siguiente, luego merendaban en una cadena y se iban a cenar a la de enfrente. Daba la impresión de que les hacían la cama en el estudio, para que no perdieran tiempo, y que hasta dormían juntos, aunque no revueltos.
Fueron tiempos gloriosos. No hacía falta ni enchufar la tele: podías saber cuántos diputados estaban en antena simplemente contando las calvas en los escaños del Congreso. Tenían que irse a la radio o a la televisión porque en el hemiciclo ni les hacían caso ni les dejaban contar sus batallitas. Y tampoco les gustaba perder el tiempo haciendo punto, mariconeando con el móvil o jugando a apalabrados.
Con un político discutiendo en directo sobre su propia gestión se ahorra uno ese enojoso principio físico de que el observador influye en lo observado. Es la objetividad llevada al extremo ya que el objeto se interroga a sí mismo. Mariano empezó por rechazar preguntas, siguió excluyendo a los periodistas y por último se convirtió a sí mismo en un NODO viviente. El periodismo del siglo XXI alcanzará la perfección en el momento en que los políticos consigan prescindir también del público.
Aguirre en la radio no es lo mismo que de cuerpo entero porque únicamente con la voz nunca se puede estar seguro de si es realmente Aguirre o Lois, la esposa de Peter Griffin en Padre de familia. Hay demasiados imitadores sueltos. A mí una vez, hace ya muchos años, me llamó por teléfono Ana Botella para regañarme por una columna mía sobre la Operación Guateque y todavía dudo de si era ella o su muñeco del guiñol. Aguirre tiene un acento muy peculiar, entre agropecuario y chulapo, y si un día le falla a Buruaga, nadie se va a dar cuenta si mete un corte de Lois Griffin.
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