Parece que la cosa va en serio. Mientras Pdr Snchz se desplomaba en las encuestas, salía vapuleado del debate a cuatro en Antena 3 y empezaba a correr el rumor de que hay una conjura preparada en Ferraz para apuñalarlo por la espalda, Felipe González acudía corriendo a echarle una mano. Felipe ha hecho lo mismo que Gila aquel día en que contaba que salía del cine con su mujer y vio a cuatro tipos que le estaban dando de hostias a un enano. "Se me encendió la sangre" contaba Gila. "¿Me meto o no me meto?" le preguntó a su mujer. "Total, al final me metí y le pegamos una paliza entre los cinco".

En un mitin en Vicálvaro, Felipe ha arremetido contra el principal adversario político del PSOE, el hombre que está desintegrando España. ¿Mariano Rajoy? ¿Artur Mas? ¿Melendi? No, Pablo Iglesias, el Coletas. En cierto modo no le falta razón, ya que buena parte del caladero de voto de Podemos está compuesto de esos millones y millones de desencantados simpatizantes socialistas que han visto cómo durante cuatro décadas su apoyo ha servido básicamente para aupar a Felipe hasta un sillón en el consejo de Gas Natural. Tampoco iba a emplear el hombre su verbo florido en denigrar la paciente labor de deconstrucción del estado de bienestar llevada a cabo por Mariano, cuando hasta hace poco sugería una posible alianza entre el PP y el PSOE que sonaba parecida a la musiquilla de Nino Rota mientras se abrazaban los Corleone y los Tataglia. No faltaban ni los puros.

"No os fiéis de nadie que cobre por asesorar a un gobierno como el de Venezuela". Lo dice un señor que ha asesorado gratis, entre otros, a Carlos Andrés Pérez, Bettino Craxi, el muchimillonario Gustavo Cisneros o Carlos Slim, la sombra del honrado presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari. Lo mejor de cada casa, como se ve: dos corruptos y un mafioso más y le regalan una cubertería. Las asesorías a empresas privadas y públicas ya son otro cantar y entonarlo, aunque fuese por encima, llevaría a este humilde artículo a colapsar internet y agotar las mayúsculas. En cuanto a Venezuela, baste señalar que la odiosa dictadura chavista ha sido derribada a fuerza de papeletas, la mayor parte de ellas teledirigidas desde Washington. Felipe se había ofrecido, también gratis, a ayudar a la oposición venezolana y puso al gobierno de Pinochet como ejemplo de defensa de los derechos humanos.

Felipe podía haber hablado de los GAL, de Filesa, del hermano de Alfonso Guerra, de Barrionuevo, del caso Flick, de Rumasa, de los fondos reservados, de las escuchas ilegales del Cesid, de Ibercorp, de Sarasola, de Bardellino, de Estevill, de Roldán, de la Expo o de su cuñado Palomino, pero no, prefirió hablar de Venezuela. De seguir a este ritmo de campaña, Pdr Snchz acabará recitando a Alberti:

Si don Felipe volviera,

yo sería su escudero;

qué buen abogado era.

En fin, por lo menos no sacó la chaqueta de pana.